sábado, 5 de julio de 2008

Atlantic: Capítulo 23.

Tras lo que pareció una eternidad, Tom suspiró y se apartó con suavidad. Allison se había quedado dormida entre sus brazos, con las lágrimas aún recorriendo sus mejillas y una expresión de vulnerabilidad que lo hizo sentir terriblemente mal. ¿Qué podía hacer para ayudarla?
En ese momento, sonó el teléfono de nuevo y Tom dejó cuidadosamente a Allison recostada para ir a atender antes de que se despertara.
- ¿Hola?
- ¡Tenías que llamarme, Tom!- Exclamó Annie, alterada, del otro lado. Sólo entonces él se acordó de que le había prometido telefonearla en caso de enterarse de algo.- ¡He estado esperando que me dijeras qué sucedía! ¡Pensé que a ti también te había tragado la tierra!
- ¡Lo lamento!- Masculló en voz baja.- Cuando llegué, encontré a Allison llorando y acaba de quedarse dormida. Iba a llamarte en cuanto pudiera.- Mintió, para calmarla.
- ¿Estaba llorando?- Repitió preocupada.- ¿Qué sucedió?
Tom se dejó caer en el sillón, cansado. No haber podido ayudar en nada lo fastidiaba profundamente.
- Está enamorada de Tim.
Annie se quedó callada y él también. Tom supuso que la noticia la tomaba por sorpresa.
- ¿Y bien?- Instó ella, tras unos segundos.- Está enamorada de Tim, ¿y qué sucede con eso?
- ¿Estás bromeando?- Repuso Tom incrédulo.- ¡Es una complicación!
- Sospecho que Tim y Allison llevaban unos días en algo… quizás no exactamente saliendo, pero sí había algo entre ellos. ¿Qué puede ser mejor que esto? Si se enamoran…
- Jayne los descubrió. Parece que dejó a Tim y que él culpa a Allison de que su matrimonio se acabara.
- ¿Qué demonios le sucede al estúpido de tu amigo?- Espetó Annie enfadada.- ¡Esto no es una telenovela!
- Lo parece.- Tom volvió a suspirar.- Yo ya no sé qué hacer aquí, Annie. Allison no quiere escucharme, está convencida de que todo es en vano, está destruida…
- Descuida, iré para allá y le soltaré un buen discurso. No dejaré que vuelva al estado en que la dejó Kevin. Dios sabe que nadie soportaría una segunda dosis de eso…- Farfulló, evidentemente malhumorada.- Pero primero iré a ver a este estúpido de Tim y le diré que si tiene que decirle algo a mi amiga, entonces yo…
- Cálmate, Annie… no sé si debemos meternos tanto. Tim también esta lastimado. Su esposa lo dejó. Otra vez.- Repuso con amargura.
- ¿Y qué? ¡Como si Jayne pudiera ser el perfecto final de un cuento de hadas! Si Allison causó que se separaran, le hizo un favor.
- Yo estoy de acuerdo contigo. Pero no creo que Tim lo vea como nosotros.
Bufando de indignación, Annie decidió tranquilizarse.
- Bien. Yo me encargaré de Allison.- Dijo con firmeza.- Y siento mucho informarte que tú te metiste en esto conmigo, así que Tim es tu problema. Pero más te vale hacer algo, Tom.
- ¡No quiero ni imaginar cómo lo tienes a Richard!- Exclamó Tom, tratando de contener una sonrisa.- ¡Eres como un sargento!
- No me compares con militares, no me gustan los ejércitos.- Musitó distraídamente.- Y Rich normalmente no me da problemas. Pero Tim y Allison son como dos niños indisciplinados.
- No me digas.- Finalmente dejó escapar una risita.- ¿Y acaso tú quieres asumir el papel de madre con ellos?
- Teniendo en cuenta las circunstancias, no me vendría nada mal un poco de práctica.- Y cortó, sin decir más nada y sin darle tiempo a entender de qué estaba hablando.

No estuvo demasiado tiempo fuera. Tim regresó a la casa bastante más rápido de lo que había pensado, como si allí pudiera esperarlo algo… o alguien. Pero no. Richard ya se había ido y sus esperanzas de ver a Allison buscándolo se desvanecieron en cuanto abrió la puerta al silencio sepulcral de la sala.
La tormenta de pensamientos que pasaba por su cabeza en ese momento lo estaba volviendo loco y unos celos incontrolables lo carcomían por completo… ¿y para qué? ¿Qué sentido tenía? ¡A Allison no le importaba nada lo que él sintiera, allí estaba, con Tom!
Una pequeña voz en su interior empezó a susurrarle con malicia y él intentó ignorarla por todos los medios, tapándose los oídos como si realmente pudiera oírla: quizás ahora mismo Tom le está haciendo el amor en la misma cama donde tú pasaste tantas noches
- ¡Basta!- Exclamó, furioso y arrojó una pila de CD’s que había dejado sobre el piano violentamente al piso. Luego se quedó respirando entrecortadamente y esperando impaciente a oír algo que le indicara que su peor pesadilla se estaba volviendo realidad, pagándole con la misma moneda todas aquellas veces que habían escuchado a través de las paredes cómo Jayne y Tim disfrutaban de horas y horas de sábanas y jadeos.
Sin embargo, no logró oír nada. Ni la voz de Tom, ni la voz de Allison. Ni un grito, ni un susurro, ni un gemido agónico…
Aunque sí pasos. Escuchó pasos que se acercaban. Con el corazón latiendo frenético, miró hacia el pasillo. Sus ojos lo recorrieron, esperando que Allison apareciera caminando por él, que lo contemplara preocupada por el desorden, que le tomara el rostro entre las manos y le preguntara si todo iba bien… algo, lo que fuera, cualquier indicio de que las cosas iban a estar mejor entre ellos.
Cuando fue Tom el que se asomó por la puerta, Tim sintió que el pecho se le hinchaba de furia contenida. ¿Cómo había podido creer que Allison correría a sus brazos?
- ¿Qué estás haciendo ahí parado?- Preguntó Tom con el ceño fruncido, observando las cosas tiradas por el piso.- ¿Qué pasó aquí?
Se abrió paso entre los discos desparramados por el suelo, entre los restos del jarrón que había roto más temprano.
Pero Tim no podía hablar, ni siquiera podía pensar. Lo único que supo fue que se acercaba repentinamente a quien otrora fuera su mejor amigo y sin previo aviso le descargaba un puño en el rostro. Tom cayó al piso sin entender qué sucedía y se llevó una mano a la nariz, de la que empezó a salir sangre.
- Pero, ¿qué…?- Masculló confundido, mirándolo asombrado.
- ¡Eres un hijo de puta, Tom!- Gritó Tim, sin poder contener más la tensión de la que era presa.- ¡Dime la verdad! ¡Sólo dilo de una vez!
- ¿Qué? ¿Qué es lo que quieres que te diga? ¿Qué verdad?- Inquirió, algo asustado. Nunca lo había visto así. Nunca se habían peleado de ese modo…
- ¡No me tomes por idiota, los vi con mis propios ojos!- Espetó, inclinándose sobre él. Tom se encogió, preparado para apartarse si trataba de golpearlo de nuevo.
- ¿A quién? ¿A mí?- Murmuró, quitándose la sangre de la boca. Entonces comprendió…- ¿A… Allison?
- ¡Sí, hijo de puta!- Le arrojó el puño directo al rostro, pero Tom se movió con bastante rapidez para lo aturdido que se sentía y éste fue a dar contra algunos discos rotos. Tim maldijo sonoramente y se volvió hacia él.- ¡No seas cobarde! ¡Si vas a quitarme a Allison por lo menos enfréntame como un hombre!
- ¿De que estás hablando?- Tom abrió los ojos verdes como platos y se apresuró a ponerse de pie para poder escapar con más rapidez en caso de que Tim quisiera seguir practicando golpes con él.
- ¡Dímelo de una vez!- La paciencia de Tim alcanzó un límite absoluto: ya no aguantaba más aquello.- ¿Te acostaste con ella?
Sabía que la respuesta de Tom no le haría ningún bien, pero quería saberlo. Lo necesitaba. Si Allison y Tom…
Mierda.
- Te volviste completamente loco.- Tom se estaba asustando de verdad.- Tim, ¡por Dios! ¿Te crees que…?
- ¡Te vi con ella, en su cama!- Lo interrumpió, fuera de sí.
- ¿Qué es lo que viste?- Farfulló, y seguía sin entender nada.
- ¡La estabas abrazando, la estabas…!
- ¡Abrazando, sólo eso! ¡No hemos hecho nada más!- Esta vez fue Tom quien interrumpió, tratando de tranquilizarlo.- ¿Por qué te imaginas cosas que no han sucedido?
La sangre que le salía de la nariz empezó a escocerle, así que se llevó la manga de su sweater y se cubrió la herida, sin importarle mancharlo. Diablos, Tim pegaba de verdad…
La mirada de Tim era de furia pura, pero al menos no se movía de su lugar. Si se quedaba quieto, estaba a salvo de otro puñetazo. Decidió arriesgarse.
- Escucha, si todo esto tiene que ver con que Jayne te dejó de nuevo y tú te sientes…
- Olvídate de Jayne.- Gruñó, furibundo.
Los envolvió un silencio muy incómodo. En los veintinueve años que hacía que Tom conocía a Tim, nunca se había sentido así de mal con él. Y si no era por Jayne… ¿qué estaba pasando?
Una leve luz de comprensión comenzó a encenderse dentro de él. Pero antes de que pudiera decir nada, Tim abrió la boca otra vez.
- Ve a lavarte la cara.- La frialdad de su voz no denotaba preocupación por el bienestar de su amigo. Quizás aún no le creía del todo…
- ¿Tienes agua oxigenada?- Quiso saber, temeroso.
- No.
- Entonces iré a ver si Allison tiene…- Se encaminó hacia el pasillo nuevamente, pero se detuvo al ver la expresión de los ojos azules helados de Tim. Se quedó en su lugar unos segundos, pensando qué hacer. Mientras, Tim le sostuvo la mirada, como si lo estuviera estudiando.
Tom deseó que se lo tragara la tierra.

Desperté algo aturdida y me pareció escuchar voces a lo lejos. Tardé unos segundos en recordar que Tom estaba en la casa y supuse que se trataba de él. Instintivamente, miré la hora, para comprobar que no se me había hecho tarde para ir por Noah, pero aún faltaba poco de más de una hora para que finalizara la hora de clase.
Me levanté y noté que me tiraba un poco la piel de las mejillas, seguramente debido a las lágrimas resecas. Me pasé las manos inconscientemente en un intento de suavizarlas, pero sabiendo que sería en vano: tarde o temprano me pondría a llorar de nuevo, inevitablemente, y volverían a quedar así.
Fui hacia la sala y noté que la puerta del pasillo estaba abierta. Vi la espalda de Tom y supuse que él la había dejado de esa manera. Sólo esperaba que no hubiera ido a reclamarle a Tim por culpa de…
Entonces vi que se movía un poco y el perfil de su rostro fue visible para mí. Tenía la boca y la nariz casi cubiertas por completo de sangre. Olvidándome de todo, corrí hacia él, preocupada.
- ¡Tom! ¿Qué te sucedió?- Pregunté, tomándolo de los brazos para girarlo hacia mí y poder verlo mejor.
- No es nada…- Me aseguró al instante, tratando de sonreír, pero consiguiendo sólo una mueca de dolor.
- ¿Cómo que no? ¿Qué fue lo que…?
- Yo lo golpeé.- Interrumpió una voz a mis espaldas. Una voz que conocía muy bien. Miré sobre el hombro, pero no quise clavar mis ojos en los de Tim. No quería sentir la punzada de agonía que me causaban esas profundidades azules.
- No debiste hacerlo.- Repuse firme por fuera, débil por dentro.- Ven conmigo, Tom, te ayudaré a…
- Creí que se había acostado contigo.- Cortó Tim otra vez y en esta ocasión provocó que me volteara del todo, sorprendida.
- ¿Qué?
- Creí que Tom se había acostado contigo, así que lo golpeé.- Respondió con toda la calma que era capaz de demostrar. Pero yo sabía que por dentro ardía. Reconocía el fuego que llameaba en su interior, podía percibirlo fácilmente.
- ¿De dónde sacaste esa idea?- Chillé indignada.- ¿Acaso no me conoces? ¿Te piensas que…?
- No, ya sé que no eres la clase de mujer que deja que cualquiera le ponga las manos encima. Pero pasé por tu habitación y estabas abrazada a él, en la cama.- Explicó, dando algunos pasos hacia mí.- ¿Qué pretendías que pensara?
- ¡Nada! ¡No tienes por qué pensar nada, Tim! ¡No tienes ningún derecho a ello! ¡Si quisiera estar con Tom, podría hacerlo!
Su mirada se encendió.
- ¿Eso es lo que quieres?
- ¿Qué te importa a ti lo que yo quiera?- Estallé, ya sin poder soportar todo lo que guardaba dentro.- ¡Es mi problema! ¡Si quiero estar con Tom, estaré con él, si quiero estar con cualquier otro hombre…!
- ¡Entonces quizás no estaría tan equivocado si te tratara como a una mujer fácil, Allison!- Replicó, recordándome nuestra antigua discusión. Lo contemplé furiosa antes de plantarle una bofetada que resonó en la habitación. Tom abrió los ojos impresionado…
- Creo que mejor…- Musitó, decidido a salir de allí.
- No, Tom, quédate. Quizás tienes suerte y cuando termine de descargar las frustraciones conmigo…
- ¡Ten mucho cuidado con lo que vas a decir, Tim!- Corté, ruborizada de ira.
- ¿Qué mierda quieres que diga? ¡Voy a buscarte y lo encuentro contigo en tu habitación, Allison!- Exclamó, enfrentándome.
- ¡Déjame recordarte que no es tu problema! ¡Eres tú el que me dijo que lo dejara en paz!- El celular de Tom empezó a sonar y él trató de buscarlo en su bolsillo, pero le lloraban los ojos y tenía las manos resbalosas por haber estado limpiándose la sangre.
- ¡Me sentía mal, Allison!
- ¡Y yo quería ayudarte! ¡Quería que supieras que estaba si me necesitabas!
- ¡Cuando te necesité te encontré en la cama con Tom!- El teléfono seguía sonando.
- ¡Deja de decirlo como si nos hubieses encontrado desnudos, maldita sea!- Le arrojé a Tom un pañuelo que tenía en el bolsillo y él lo atrapó dificultosamente, mientras hacía malabares para atender la llamada que seguía insistiendo.
- ¿Y qué hubiese sucedido si llegaba cinco minutos después?- Preguntó a los gritos.- ¡Mierda, Tom, atiende ese maldito teléfono de una vez!
- Ya voy, ya voy.- Susurró, intimidado. Finalmente lo sacó del bolsillo.- Es… es Rich. Hola… hola, Richard…- Se alejó, seguramente feliz de tener una excusa para huir de nosotros. Deseé tener una yo también.
- ¡Si hubieses llegado cinco minutos después hubieses visto exactamente lo mismo!- Contesté, sin bajar la voz.- ¡Simplemente me abrazó un rato y luego me dormí!
- ¡No me digas!- Tom regresó a la sala y nos miró de reojo, con el teléfono en el oído y caminando hacia la entrada.- Son de lo más tiernos, Allison.
Dejé escapar un gruñido de exasperación.
- ¿Por qué tienes que ser tan pesado? ¿No puedes simplemente entender que me sentía mal y él me ofreció su consuelo?- Dije, irritada.
- Yo…- Murmuró Tom, tratando de atraer nuestra atención.- Yo… voy a abrirles la puerta a Richard y a Annie…- Avisó, aunque sin éxito. Finalmente, se dio por vencido y abrió de todos modos.
Richard y Annie entraron en la sala y se quedaron mirando la escena con el ceño fruncido.
- ¿Te sentías mal? ¿Te consoló?- Repitió Tim.- ¿Por qué no viniste a decirme que te sentías mal?
- ¡Porque la última vez que vine a verte me echaste de aquí, Tim! ¿Acaso no te entra en la cabeza? ¿O ahora tienes amnesia?- Farfullé.
- ¡Sólo te pedí que te fueras porque hacía unas horas mi esposa me había dejado y no podía dejar de pensar en las cosas que me dijo! ¡Necesitaba estar solo, Allison!
- ¡Bueno, lo lamento! ¡No sabía! ¡Yo sólo quería que supieras que podías contar conmigo!- Me costaba respirar de tanto grito. La cabeza me daba vueltas.- ¡Y también lamento que por mi culpa se haya acabado todo!
- ¿De qué estás hablando?
- De Jayne. Todo esto es sobre Jayne, ¿o no?- Me alejé unos pasos de él para que no leyera el dolor en mis ojos.
- ¿Qué es lo que está pasando?- Susurró Richard a Tom, tratando de no interrumpir.
- No lo sé, pero me alegra que Annie te convenciera de venir. Yo no quiero estar solo con estos dos.- Contestó con suavidad.
- Descuida, si la cosa se pone fea, yo haré que se les ponga peor.- Advirtió Annie, sin quitar la vista de la discusión que parecía haber llegado a una pausa.
- ¿Quién te dijo que todo esto es sobre Jayne?- Preguntó Tim. Le di la espalda.
- No hace falta que me lo digas. Me doy cuenta.- Crucé los brazos sobre el pecho para que no se notara que estaba temblando.- Cuando estaban bien… me metí en medio y al final ella nos descubrió. Por mi culpa tu matrimonio…
- Según lo que dice Jayne, nuestro matrimonio lleva muerto desde antes de que comenzara, Allison.- Interrumpió, inexpresivo.- Y lo cierto es que no me interesa que se haya terminado. Así tenía que ser…
Me di vuelta hacia él, indignada.
- ¿No te interesa? ¡¿No te interesa?!- Repetí, eufórica.- ¿Es una broma? ¿Entonces qué diablos te sucede? ¿Por qué te pones así?
- ¡Porque me volvió loco la idea de que tú pudieras tener algo con Tom!- Ante las palabras de Tim, el aludido se puso detrás de Richard, sosteniéndose la nariz con mi pañuelo que había pasado de blanco a rojo.- ¡Porque no podría soportarlo!
- ¡No sucedió nada con Tom, ya déjalo en paz!
- ¿Y por qué estabas llorando? ¿Qué era eso que te tenía tan apretada en sus brazos?- Inquirió sin poder contenerse.- ¿Qué era eso que no podías decirme a mí, Allison?
Aparté la mirada y le di la espalda nuevamente.
- Creo que me estoy desangrando…- Barbulló Tom, llamando la atención de Richard brevemente. Yo lo escuché y me acerqué a él, agradecida por la excusa para no tener que responder.
- Mira cómo lo has dejado.- Refunfuñé, quitándole el pañuelo del rostro para verlo mejor.- Vamos, Tom, tengo un poco de agua oxigenada y de…
- ¡No vas a irte a ninguna parte hasta que no me respondas!- Estalló Tim, cruzando toda la sala a mi encuentro. Me sostuvo de un brazo.- ¡Si se lo puedes decir a él, me lo puedes decir a mí!
- ¡Que te hayas metido en mi cama no te da derecho a meterte en mi vida!- Grité, enfadada y Annie dejó escapar una exclamación y un casi inaudible “te lo dije” en dirección a Richard.
- ¿Y a él sí?
- ¡Eres de lo más obstinado que hay!- Lo aparté de un empujón.- ¡Deja a Tom en paz, Tim! ¡No tiene nada que ver con esto!
- ¡Lo único que quiero es que no me tomes por estúpido! ¡Sólo dímelo de una vez por todas!
Bufé de fastidio.
- ¡Bien, de acuerdo! ¡Tom vino a verme porque estaba preocupado, porque Annie le dijo que yo no aparecí en la boutique! ¡Así que vino a ver qué pasaba! ¡Y cuando nos viste abrazados era porque me estaba consolando! ¡Porque acababa de contarle lo que sucedió con Jayne y porque me sentía culpable! ¡Y porque estaba segura de que todo estaba terminado entre nosotros, lo que es claramente verdad!- Expliqué a los gritos. Luego arrastré a Tom y me lo llevé a la sala. Tim me siguió y con él, Richard y Annie, que no se perdían nada.
- ¿Por qué habría de importarte que todo termine entre nosotros? ¿Para qué quieres estar conmigo, Allison?- Sonaba despectivo, pero de un modo extraño. Como si fuera despectivo para consigo mismo.
- ¡Porque te amo, maldita sea!- Espeté, enojada.- ¡Y si eso no te parece razón suficiente entonces no sé qué pueda serlo!
Tim maldijo por lo bajo antes de volver a alzar el volumen de la voz, ya casi ronca de tanto gritar.
- ¡Yo también te amo!
- ¡Genial!
- ¡Bien!
- ¡Pero eres un idiota y un celoso! ¡Y si vuelves a golpear a Tom por una estupidez así me aseguraré de que recibas tu merecido!
- ¡Diablos, Allison! ¿Cómo mierda esperabas que reaccionara si te veo así con él?
- ¡Podrías haber empezado con el “te amo” y nos hubiésemos ahorrado toda esta discusión ridícula!
- ¿Por qué demonios seguimos gritando?
- ¡No lo sé! ¿Vas a besarme o no?
Solté a Tom, a quien tenía apresado con una mano en su muñeca como si mi vida dependiera de ello y dejé que Tim me rodeara la cintura con los brazos. Lo miré a los ojos, sintiendo cómo mi respiración se acoplaba a la suya y su boca bajaba hacia la mía…
- ¡Estoy embarazada!- El grito provino esta vez de Annie, logrando que todos nos volviéramos hacia ella, sorprendidos.
- ¿Qué?- Preguntó Tim, aunque sin alejarse ni un centímetro de mí. Sólo lo necesario para mirar a mi amiga.
- Sí, bueno… quería decirlo antes de que se acabaran por completo los gritos.- Encogió los hombros y Richard la estrechó con una sonrisa. Tom también quiso sonreír pero sólo consiguió una mueca de dolor.
- Annie… ¡estoy tan feliz por ti!- Le dije, escapándome de Tim para abrazarla.
- Gracias.- Me dio una palmadita en la espalda.- Y ahora, ¡ya déjense de gritos! ¡Parecen unos imbéciles los dos! ¡Si hubiesen hablado desde el principio estarían en la cama hace por lo menos una hora, por no decir dos días!
Tim y yo nos miramos con una sonrisa cómplice.
- Nadie dice que no podamos recuperar el tiempo perdido…- Me susurró dulcemente y hundió la nariz en mi cabello.
- Y yo dudo que pueda recuperar toda esta sangre…- Masculló Tom, con la voz ahogada.- Auxilio, ¿alguien?
- Déjame ver…- Richard se acercó a él y lo examinó con cuidado.- Está bien, no se ve tan mal. Vamos a buscar algo con qué limpiarte.
Ambos desaparecieron en dirección al baño y Annie se quedó mirándonos con picardía unos segundos, hasta que Tim y yo fuimos conscientes de que ella aún estaba allí.
- Sabía que había algo entre ustedes. ¡Estaba segurísima!
- Muy perceptivo de tu parte.- Farfulló Tim, burlonamente.- Y ahora puedes estar segurísima de que quiero estar sólo con Allison…
- Bien, perfecto. Pero como empiece a escuchar gritos de nuevo, iré a darle una buena patada a cada uno.- Amenazó, señalándonos con un dedo y yendo, finalmente, hacia donde se encontraban Tom y Richard.
Tim se volvió instantáneamente hacia mí y me besó, sin esperar un minuto más. Nuestras bocas se reencontraron, hambrientas, y se acariciaron, como saludándose tras lo que había parecido una larga separación.
- ¿Sabes qué creo?- Musitó, mordiéndome el labio inferior seductoramente.
- ¿Qué?- Dije, perdida en él. Mis brazos se enredaron en su cuello.
- Que Annie nos va a golpear.
- ¿Por qué?- Lo miré confundida.
- Porque dentro de unos minutos vas a empezar a gritar de nuevo, Allison.- Explicó, totalmente serio. Me tomó por la cintura y me levantó.- Y yo también…
Y dicho esto, me sostuvo entre sus brazos y cruzó el pasillo conmigo riendo a cuestas, cerrando la puerta detrás nuestro de una patada y dejando al resto del mundo afuera, sin importar más nada que esos besos que subían de temperatura mientras Tim Rice-Oxley y yo nos reencontrábamos de todas las maneras que era posible reencontrarse.
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