La casa estaba en completo silencio. El amanecer asomó por la ventana de la habitación y Maggie, que no había logrado dormir en toda la noche, decidió que no podía esperar ni un segundo más.
Apartó las mantas de la cama y se levantó. Encendió la luz de la lámpara que estaba junto a ella y se dispuso a recoger sus cosas. Iba a irse de allí de inmediato. No iba a vivir con alguien que la trataba de ese modo. No iba a vivir con alguien que claramente no la quería ahí.
Y definitivamente no iba a mantener a su hija en un lugar donde no la amaban, donde sólo la cuidaban por mera lástima. Lástima. ¿Cómo había podido? Se sentía indignada.
Por una vez en su vida, había creído que estaba haciendo algo bien. Había creído que reunir a Lena y Tom iba a ser lo mejor que jamás se le hubiera ocurrido. Que él jamás dudaría de que fuera su hija, de que la amaría con las mismas fuerzas que ella misma y que Lena estaría a salvo.
Había vuelto a ser tan sólo una estúpida. Y era aún peor porque había bajado la guardia y se había enamorado de él, a pesar de la interminable cantidad de veces en que se había dicho que no debía hacerlo, que de ninguna manera podía acabar bien sintiéndose así.
¿Cómo podía amar a alguien que la trataba de esa forma, que ni siquiera le daba una oportunidad de explicarse, que no la entendía? Y aún después de la discusión que habían mantenido la noche anterior seguía queriéndolo indefectiblemente.
Si tan sólo cerrara la boca por un segundo y la dejara decirle que no había hecho lo que había hecho por mero gusto… que había tenido que cerrar los ojos para reprimirse y no gritar miles de veces… que se había encerrado a llorar y a rogar que de un modo u otro todo aquello terminara, que el tiempo volviera atrás y Tom no se reencontrara con Nat. Que la olvidara. Que la amara a ella.
Pero Maggie no vivía en un cuento de hadas y ella lo sabía de sobra. Cuando deseaba algo, normalmente pasaba lo opuesto. Y precisamente por eso había decidido que, al precio que fuera, tendría que conseguir el dinero y salir de esa casa. Sólo que no esperaba que Tom descubriera en lo que había caído.
Lena se revolvió en la cama cuando abrió los cajones del armario de un tirón y empezó a meter la ropa de ambas en un pequeño bolso. Era su hija la que más la entristecía. Se sentía a gusto allí, se había encariñado con Tom y confiaba en él. No volver a verlo sería duro de superar, pero Maggie sabía que era una niña fuerte y que, tarde o temprano, iba a sobreponerse.
Buscó los cepillos de dientes en el baño y manoteó algunos libros de cuento. También sería difícil acostumbrar a la pequeña a que ya no dispondría de los lujos que Tom le había proporcionado. Y Dios sabía que Maggie deseaba dárselos todos…
- ¿Qué estás haciendo, mami?- Masculló una vocecita somnolienta y ella se volvió a mirarla, hecha un lío de cabellos alborotados y con los ojos entrecerrados.
Maggie intentó esbozar una sonrisa para no asustarla. Se acercó y le besó la frente.
- Buenos días, cariño.- Dijo con suavidad.- Vamos a hacer un pequeño viaje, ¿qué dices?
- ¿A dónde vamos?- Preguntó con curiosidad, haciendo una pausa para bostezar.
En la larga noche de puro insomnio, Maggie había tenido tiempo para hacer planes. Esa semana había logrado juntar bastante dinero, al menos lo suficiente para pagar una habitación de hotel y unos pasajes en tren. Se llevaría a Lena a Londres y trataría de probar suerte en una ciudad más grande.
- A Londres.- Respondió simplemente. Empezó a vestirse con prisa.
- ¡Que bueno! Me gustó mucho cuando papá me llevó. ¿Podemos ir a comer otra vez waffles, mami?- Pidió, parándose en la cama y empezando a saltar.
- Quizás más adelante, Lena, no creo que tengamos mucho tiempo hoy.
- ¿Por qué? ¿Qué vamos a hacer?- Inquirió, frunciendo su diminuto ceño al tiempo que su madre la atrapaba en el aire para quitarle el pijama y vestirla a ella también.
- Vamos a buscar un lugar donde vivir.- Contestó, preparándose para el aluvión de preguntas que de seguro Lena soltaría sobre ella.
La pequeña pareció no entender.
- ¿Por qué? ¿Ya no vamos a vivir aquí?
- No, cariño.
Se quedó instantáneamente petrificada. Miró a su madre con gravedad.
- ¿Papá vendrá con nosotras?
Maggie tomó una bocanada de aire. ¿Por qué todo tenía que ser una verdadera mierda?
- No, cariño. Tom se quedará aquí.
- ¿Por qué? ¿Ya no me quiere? ¿Está enojado conmigo?- Las lágrimas empezaron a asomar en sus ojitos verdes y Maggie sintió que se le rompía el corazón.
Aún así, hizo un segundo intento de sonreír.
- Por supuesto que te quiere y no has hecho nada malo. Simplemente no podemos vivir con él, Lena.- Trató de pasarle un sweater por la cabeza, pero la niña empezaba a ponerse inquieta.- Vamos, cariño, no te muevas.
- ¡No quiero irme!- Gritó, estallando en llanto.- ¡Quiero quedarme con papi!
- Lo sé, sé que lo quieres, Lena.- Ella también tuvo que subir un poco la voz para hacerse escuchar encima de todo el berrinche.- Pero las cosas no son tan fáciles. Lo entenderás cuando seas más grande.
- ¡No quiero entender, quiero vivir con papá!- Exclamó, bajándose de la cama antes de que pudiera detenerla. Empezó a correr hacia la puerta con una sola zapatilla y el pantalón a medio abrochar.
- ¡Lena, ven aquí!- Farfulló Maggie severamente. Sin embargo, la pequeña no le hizo caso y salió de la habitación y echó a andar por el pasillo.
No pudo evitar que se metiera en el cuarto de Tom. Tendría que armarse de paciencia, porque salir de la casa enfrentándolo iba a ser aún más complicado que irse en silencio. Antes de seguirla, pidió un taxi por teléfono, tomó el bolso con las cosas que había puesto dentro y salió, resignada a lo que vendría.
De dentro de la habitación de Tom le llegaban los sollozos desesperados de Lena. Se había trepado sobre él y lo había abrazado con fuerza, despertándolo de golpe.
La niña estaba tan angustiada que no lograba hablar con claridad. Tom la miró confundido unos segundos y se sentó contra las almohadas.
- Cálmate, Lena, no entiendo nada de lo que dices.- Le dijo con la mayor tranquilidad.- Deja de llorar.
- ¡No quiero irme!- Gritó ella, descontrolada. Se recostó sobre su pecho, dejando los vestigios del llanto sobre su remera negra.- ¡Me portaré bien, papi, lo juro! ¡No volveré a ver Pocahontas!
- ¿De qué estás hablando?- Le preguntó sin comprender y aún algo dormido.
- ¡No tendrás que cantarme más canciones de Barney! – Continuó Lena, sin siquiera escucharlo.- ¡Tampoco quiero casarme con el tío Rich, papi! Por favor…
Maggie se dio cuenta que era el momento de intervenir o jamás se irían. Quería tomar el primer tren a Londres, mientras aún le quedaban fuerzas para hacerlo. Dejando el bolso en el piso del pasillo, entró en la habitación con paso seguro y Lena se aferró todavía más al cuello de Tom.
- ¡No, no, no!- Exclamó, alterada.- ¡Papi, por favor…!
- ¿Qué demonios está pasando aquí?- Masculló Tom, mirando a Maggie sin perder la confusión.
Ella se inclinó y levantó a Lena en brazos. La niña empezó a patalear, luchando por soltarse.
- Nada, lamento que te despertara.- Contestó con indiferencia.- Basta ya, Lena.
- ¿Por qué está llorando?- Preguntó él en cambio.
Maggie lo ignoró y salió del cuarto nuevamente. Levantó el bolso de paso y se dirigió al piso de abajo. Tom maldijo, salió de la cama y se puso los primeros pantalones que encontró.
- Maldita sea, Maggie, ¿puedes decirme qué sucede?
Ella estaba ya en la sala, haciendo lo imposible para ponerle a Lena su abrigo cuando ésta no se quedaba quieta un segundo, ni dejaba de llorar.
- ¡Lo prometiste, papi!- Bramó en cuanto lo vio bajar.- ¡Prometiste que no me iría nunca!
Él se quedó helado al oír sus palabras y miró a Maggie de inmediato, para exigir una explicación.
- ¿Vas a decirme qué pasa o no?- Dijo con brusquedad.
- Nos vamos.- Contestó ella solamente.
¿Había dicho que se iban o acababa de darle una patada en el estómago? Porque ésa era exactamente la sensación que había sentido.
- ¿Cómo que se van? ¿A dónde?
Estaba reviviendo el momento en que creía que se separarían, cuando las había llevado a ambas a ese mugroso departamento en Eastbourne.
- Ya no podemos seguir viviendo aquí.- Explicó Maggie, sin siquiera mirarlo.- Y lo sabes tan bien como yo, Tom.
- No tienen a donde ir.- Farfulló él, dando un paso hacia ellas.- ¿A dónde diablos te llevarás a la niña?
- Por el momento, a Londres.- No sabía por qué se lo decía. Quizás porque en el fondo, siendo el padre de Lena, tenía derecho a saberlo.- Buscaremos un sitio allí.
- ¿Te has vuelto loca?- Espetó, incrédulo.
- Sí, Tom.- Se puso de pie y lo enfrentó, sin aguantarlo más.- Sí, me he vuelto loca. Desde el primer momento en que consideré dejar a Lena aquí he perdido la razón por completo.
Frunciendo el ceño y pasando la mirada de la llorosa Lena a Maggie, Tom negó con la cabeza.
- No me vengas con…
- No. Ya no quiero oírte.- Interrumpió ella, demasiado dolida.- Ya has dicho suficiente ayer. Y, ¿sabes qué? Quizás yo no sea la mejor madre del mundo, pero al menos amo a Lena. Y ella se merece estar con gente que la ame.- Levantó a su hija en brazos y la apretó contra su pecho. La niña se puso a llorar desconsoladamente con el rostro escondido contra su madre.- Despreocúpate, no vamos a seguir arruinando tu vida.
Una bocina resonó desde el exterior, anunciando la llegada del taxi. Maggie se volvió y se inclinó a recoger el bolso.
Tom dio dos largos pasos y se puso frente a la puerta.
- ¿Crees que voy a dejarte ir así?- Preguntó, con una mano en el picaporte.- Ni siquiera sabes lo que haces.
- Claro que lo sé. Lo sé con total certeza, Tom.- Replicó, amargamente.- Lo único que esperas es algo que te confirme que no tienes nada que ver con Lena para poder volver a la vida que tanto extrañas. Así que sólo estoy facilitándotelo. Ve y haz lo que quieras.
- No seas injusta, Maggie…
- ¿Injusta?- Repitió, subiendo la voz. Era increíble, ¿cómo podía decirle algo así?- ¿Injusta? ¡No me niegues que has dicho que arruinamos tu vida, Tom, porque voy a recordarlo para siempre!
- ¿Y qué esperabas que hiciera después de todo lo que sucedió ayer? ¿Querías que te aplaudiera por lo que hiciste, Maggie?- Repuso él, empezando a gritar también.- ¿Querías que…?
- ¡Quería que me escucharas, Tom, era todo lo que quería!- Cortó, poniéndole la mano libre en la cabeza a Lena para amortiguar los gritos.- Me juzgaste sin siquiera entender…
- ¡Es que no entiendo!- Dijo él, sonriendo con ironía.- ¡No entiendo cómo en vez de recurrir a mí por ayuda haces algo así! ¡Si tan desesperada estabas por mudarte yo podría haber…!
- ¡No quiero tu dinero, ni tu ayuda!- Respondió, enfadada. El día anterior la había acusado de utilizar a Lena para aprovecharse de él, ¿y ahora le ofrecía dinero? ¿Qué demonios le sucedía?- ¡Quiero que regreses a tu vida perfecta y dejes de culparnos por lo que no tienes! ¡Ve, busca a Nat y retoma todo donde lo dejaste!
Tom la señaló con un dedo acusador.
- ¡Lo sabía! ¡Sabía que era por Nat, sabía que te molestó cuando nos encontramos con ella el otro día!- Masculló.
- ¡Por supuesto que me molestó!- Lo miró, pensando que era un idiota.- ¡Me insultó y no hiciste nada, Tom! ¡Dejaste que me tratara como basura, pero aún peor, dejaste que tratara a tu propia hija como basura!- Le dedicó una mirada furibunda.- Y ahora, muévete.
- No. No vas a irte de aquí hasta que yo no sepa si Lena…- Murmuró, con firmeza, pero Maggie lo cortó en seco, con una risa falsa de incredulidad.
- Eres fabuloso, Tom.- Tenía ganas de abofetearlo. ¿Y aún pensaba que le había mentido sobre su paternidad? Ese tipo era único.- Un papel que diga que eres o no padre no va a cambiarte la vida. Si tenerla contigo no fue lo suficientemente maravilloso para lograrlo, nada lo hará.
- No, Maggie, la fabulosa eres tú. Has ido soltando bombas sobre mí, esperando que aceptara todo sin dudar, sin siquiera quejarme o… ¡no lo sé! – Se llevó las manos a la cabeza.- ¡No puedo solucionar tu vida si no me dejas! ¡No puedo quitarte el miedo!
- Ni siquiera lo intentes.- Susurró ella. Ya estaba demasiado abatida para seguir gritando.- Mis miedos, mis errores, son sólo míos. Y si eso es todo lo que me queda…
- Tienes que dejar de equivocarte. Deja de elegir mal, Maggie. Todo lo que haces es…- Tom dio un paso hacia ella, desbloqueando la puerta, desesperado por hacerla entender.
- Todo lo que hago, Tom, es equivocarme, tienes razón.- Asintió quedamente.- Pero de todas mis equivocaciones, tú has sido la peor.
Se quedó muy quieto, observándola sin saber qué decir. Sabía que viniendo de Maggie, era uno de los insultos más fuertes que podían decirle.
- ¿Y sabes por qué?- Agregó, sintiendo que necesitaba decírselo. No podía cerrar aquella etapa guardando secretos. Si iba a olvidarse de Tom, tenía que soltar todo lo que tenía dentro.- Porque me enamoré de ti sin saber realmente quien eras. Y ahora que te veo sin velo alguno, sé que ni siquiera deberías gustarme…
Tom se quedó demasiado aturdido ante su confesión y ella decidió tomar provecho de ello, abalanzarse hacia la puerta y salir de allí. Al darse cuenta que estaban saliendo, Lena empezó a gritar otra vez, sumida en la desesperanza.
- ¡Papá! ¡Papá, me lo prometiste!- Repetía una y otra vez. Tom la seguía con los ojos verdes muy abiertos, pero no podía moverse. Apenas sí entendía que Maggie estaba metiéndola en un taxi para desaparecer para siempre. Apenas sí entendía que había dos puertas en ese momento frente a él, dos posibilidades distintas, la de la vida vieja y la de la vida nueva, y ambas se estaban cerrando.
Salió corriendo sin abrigo, dejando pisadas en la nieve acumulada en el jardín. El taxi se había puesto ya en marcha, sin que Tom lograra entender cómo había sucedido tan rápido. La noción del tiempo se le hizo incomprensible, mientras veía cómo se alejaba el auto por el camino y lo último que veía de éste era el rostro de Lena cubierto de lágrimas que, parada en el asiento de atrás, seguía recordándole la promesa que acababa de quebrar.
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3 comentarios:
ohhhhhhhhhhhh
porfavor no pares de escribir, no trabajes , no comas, no duermas, jajajajajajaj, sòlo sube otro capìtulo...eres genial!! a la espera de este me he leido todo lo otro que has publicado...sòlo lamento tanto final feliz en A Bad Dream...me hubiese sonado màs lògico que Nina...pero bueno, la artista eres tù...
hola!!!
ahh! llevo como 2 semanas esperando este capítulo!
me encantan!!
no pares por fa!!
XOXO!
oh! no pares de escribir!
me he quedado picadísima con la historia!
qué pasa con todo este embrollo!??
jeje
saludos!!
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