martes, 18 de agosto de 2009

Leaving So Soon: Capítulo 6.

Para cuando Georgia llegó a la intersección de Powdermill Lane con High Street, estaba cubierta de polvo, cansada, sudada y de un humor de perros. Sus Adidas de doscientas libras estaban tapadas por pegotes de barro seco y tenía tanta sed que estaba segura que la lengua iba a resquebrajársele en dos. Se había acostumbrado tanto a vivir en la ciudad, que se había olvidado cómo los malditos pueblos del sur pueden darte una patada en el trasero en cuanto te descuidas.
¿Acaso podía pasarle algo más?
Estaba pensando justamente en eso cuando se llevó por delante a una mujer que iba cargada con bolsas de compras, que se desfondaron y vaciaron su contenido sobre la mismísima vereda. Georgia abrió la boca con frustración, lista para soltar una blasfemia histórica, pero se detuvo al ver que se trataba de Jayne.
- ¡Jay, lo siento!- Exclamó, agachándose para ayudarla a recoger todo. Su vieja amiga la miraba sorprendida.- Iba distraída…
- ¿Qué demonios pasó contigo?- Preguntó la otra, mirándola con el ceño fruncido.- Estás… asquerosa.
- ¿Qué puede sucederme?- Bramó, irritada, pero feliz de tener con quien hablar.- Tim. El maravilloso Tim Rice-Oxley de nuevo.
Tuvo la impresión de que Jayne temblaba levemente, pero quizás era sólo que había expuesto su cerebro al rayo del sol durante un período de tiempo demasiado largo.
- ¿Qué…?- Jayne sonó algo confundida, como si hubiese perdido el hilo de la conversación.
- Voy a matarlo, te lo aseguro.- Se reincorporó, con todas las compras de Jayne entre los brazos.- Creo que le faltaba muy poco para revolcarme en el lodo.
- ¿En el lodo?- Jayne estaba a punto de sufrir un paro cardíaco.
- Es detestable, te lo digo. ¿Cómo pude enamorarme de él? Mira en lo que se convirtió. Es una bestia desconsiderada.- Bufó de indignación.- Es grosero, maleducado, descortés… y sexy como un demonio.- Se apoyó contra la pared de un negocio.- ¿No lo has visto estos últimos años? Se puso tan…
- No. No, no lo vi.- Farfulló Jayne apresuradamente.
- Se transformó en la clase de tipo que detiene el tránsito de Londres, Jay. Tiene el aspecto de ser… es como un hombre muy…- Necesitaba encontrar las palabras justas para describirlo.- Muy… muy hombre. De esos que te imaginas arrojándote en la cama y despedazándote la ropa.
- Dios mío…- Jayne se llevó una mano a la boca y Georgia supuso que la había horrorizado.
- Oh, vamos, no seas tan inocente. Si ya a los diecisiete años era bueno en la cama…
- ¡Cierra la boca, Georgia!- Gritó entonces, sin poder contenerse más. Un par de personas se volvieron a verla y Georgia se quedó de una pieza.
- ¿Qué?- La miró preocupada.- Ay… dime que no te has vuelto de una de esas sectas que consideran el sexo como algo muy ofensivo y que…
- No.- Cortó, arrebatándole sus víveres de los brazos.
- Porque, querida, te estarías perdiendo de algo delicioso.
- Tengo que irme.- Musitó, volviéndose hacia un auto que estaba estacionado a pocos pasos de ellas. Georgia lanzó un silbido.
- Parece que no soy la única a la que le ha ido bien.- Le guiñó el ojo.- ¿Carrera exitosa o marido exitoso?
Jayne abrió la puerta del asiento de atrás y puso sus cosas dentro. Luego se dirigió hacia el lado del conductor.
- Ambos.
Georgia aplaudió entusiasmada.
- ¡Te casaste! ¿Quién es? ¿Lo conozco? ¿Alguien de la escuela?
Jayne se volvió hacia ella con brusquedad.
- No tengo tiempo de hablar ahora, Georgia.
- Tomemos un café mañana. ¡Quiero saberlo todo!- Le dedicó una sonrisa radiante, aún bajo toda la mugre que llevaba encima.- Pasaré por alto el hecho de que no me hayas hecho tu dama de honor. Rompiste una promesa, Jay, pero estoy tan feliz por ti que…
- Adiós Georgia.- Se subió al auto y cerró la puerta antes de darle tiempo a terminar de hablar.
Extrañada, vio cómo se ponía en marcha y empezaba a alejarse.
De acuerdo. Había estado ausente durante una década y media, pero no era estúpida. ¿Qué mierda estaba ocultándole Jayne?
Demasiado cansada para jugar a ser Sherlock Holmes en ese momento, comenzó a arrastrarse de regreso a su casa, pero decidida a llegar al fondo del asunto una vez que estuviera limpia y sin tierra estancada debajo de las uñas.

Demostrarle a Georgia que ya no tenía poder alguno sobre él, que lo mismo le daba que fuera una mujer o una piedra en la suela de su zapato, era el primer paso que Tim había estipulado para lograr deshacerse de ella.
Pero con el paso del tiempo se había olvidado que ya no era una niña. No bastaba con mostrarle una rana para que saliera corriendo. Y, definitivamente, el estilo de vida que había llevado la había transformado por completo en alguien que no era nada fácil amedrentar.
Se preguntó qué habría hecho realmente todo aquel tiempo en que no se habían visto. Si las cosas habían sido difíciles. Si había logrado abrirse paso enseguida. Si había llorado, rodeada de frustraciones, arrepintiéndose en la soledad de la noche por haberlo dejado atrás. Si había amado a alguien. Si había dormido en brazos de alguien. Si se había casado, divorciado, enviudado…
¿Por qué demonios pensaba en aquello? Le importaba un bledo si Georgia había pasado por las camas de todos los tipos de Londres. Él era feliz sin ella. Él amaba a Jayne. Él no necesitaba a nadie más que a su esposa. No necesitaba nada más que hacer que Georgia se fuera de Battle y dejara de trastornarlo todo.
Se dejó caer en el sillón, suspirando. Con llenarla de polvo no iba a lograr nada. Tenía que hacer algo que realmente no le dejara más alternativa que irse de allí…
Clavó los ojos azules en el techo de la sala. Observó una pequeña y casi inexistente grieta muy cerca de una de las luces, como si fuera a abrirse más y más y la respuesta fuera a deslizarse por las paredes. Se cruzó de brazos. Tenía que haber algo que ella quisiera. Algo que no estuviera dispuesta a sacrificar como había sacrificado su relación con él…
Bufó de fastidio. Era una maldita superficial. ¿Qué necesidad tenía de poseer todas aquellas porquerías de alta costura, un departamento lujoso y una posición privilegiada? Tanto escándalo, tanto dolor causado por un trabajo que no le había durado lo suficiente y que…
Tim detuvo sus pensamientos en seco. Trabajo. Eso era lo que ella quería. Eso era lo que ella buscaba. Trabajo.
Se había ido a Londres para poder armarse una carrera importante. Había perdido su puesto y tenía que empezar de cero. Necesitaba un trabajo. Si iba a vivir en Battle, necesitaría una manera de mantenerse. No iba a vivir de sus padres…
Si no conseguía un empleo, tendría que irse a buscarlo a otra parte…
Tim sonrió, ampliamente, satisfecho de sí mismo y seguro de que esta vez no iba a fallar.

Bajo el agua caliente y relajante de la ducha, Georgia tuvo una revelación.
Jayne no tenía muchos motivos para comportarse de ese modo con ella. Siempre habían sido buenas amigas, siempre habían estado ahí la una para la otra… hasta que Georgia se evaporó y su amistad quedó en stand-by.
Se restregó el pelo con abundante shampoo, tratando de quitarse todo el polvo que pudiera quedar. ¿Qué otra cosa podía ser? Después de cómo la había ayudado, Georgia le había dado la espalda, inintencionadamente, por supuesto, pero aún así…
Cerró los ojos y se apoyó contra la fría pared de la ducha. ¿Podía haber alguien en todo ese endemoniado pueblo a quien no hubiese ofendido por haber ido tras sus sueños?
El día en que decidió dejar Battle para probar suerte en Londres inundó sus recuerdos. Esa misma noche habría un importante evento en la escuela, por la generación de graduados de ese año. Ella, Jayne y Tim estaban entre ellos. Georgia se había comprado un vestido muy bonito, pero no tenía muchos deseos de ir a la fiesta que uno de sus compañeros iba a ofrecer debido a la ocasión. Había algo que la ponía nerviosa.
Había esperado ese día por años: librarse de la escuela y poder ir y construir una vida que le gustara. Pero ahora que ese momento había llegado al fin, no estaba del todo segura de lo que debía hacer.
Su problema, concretamente, era Tim. Lo amaba, lo amaba con locura… pero aún así sabía que si sus sueños fueran un camino, el de él iría al sur y el de ella iría al norte. Eran totalmente opuestos. Y sabía que él tomaba muy en serio la relación que los unía. Lo sabía de sobra y eso era lo que la asustaba: que ella sí dudaba de que aquello fuera correcto.
Tim era todo lo que conocía. Pero sabía que allí afuera también había mucho mundo por recorrer, muchas cosas que lograr. Y por más que aquel pueblo le gustara o no, Georgia se sentía encerrada y la perspectiva de una vida corriente y aburrida la abrumaba. No quería ir a la Universidad. No quería ser nada de lo que la educación pudiera ofrecerle. Quería ser ella misma. Quería que su esfuerzo y sus ganas, su pasión y su decisión la llevaran exactamente a donde pudiera llegar. Y no había otro momento para intentarlo… si le cerraba la puerta a sus sueños, jamás podría volver a abrirla.
Jayne se asomó en la habitación. Lucía un vestido rosa algo vaporoso que no le sentaba demasiado bien. Georgia la miró unos segundos y trató de esbozar una sonrisa, aunque en realidad se reprendía por no haber ayudado a su amiga a escoger algo más bonito.
- ¿Qué haces ahí sentada?- Le preguntó Jayne, frunciendo el ceño.- ¿Aún no te has cambiado? ¡Vamos a llegar tarde!
Georgia suspiro y estiró la mano para acariciar el bellísimo vestido azul que se había comprado. Le había encantado nada más verlo y había pensado que sería perfecto para su cita con Tim, cuyos ojos combinaban a la perfección con la prenda… pero, ¿qué sentido tenía?
- ¿Qué sucede?- Su amiga se acercó a ella, preocupada. Podía notar en un segundo si algo andaba mal.
- No sé qué hacer…- Susurró Georgia, dejándose caer en la cama.
Jayne se sentó junto a ella y le insistió durante un rato hasta que soltó todo lo que tenía en mente. Le habló de los miedos que sentía, de la indecisión, de los sueños, de los deseos, de Tim…
- Tim entenderá.- Murmuró Jayne, cuando Georgia acabó de decirlo todo y la miró con una expresión de angustia y nostalgia en el rostro.- Si de verdad te quiere…- Jayne se restregó las manos una con la otra.- Si de verdad te quiere, va a dejarte ir…
- Pero Jay… esta mañana, yo…
- Piensa, Georgia. ¿Qué vida te espera aquí? Serías desdichada. Desde que tengo memoria, no has hecho otra cosa que planear una vida lejos de Battle. Llegó el momento de vivirla, ¿no crees?
Suspiró. Sabía que Jayne tenía razón. Siempre era así. Su amiga jamás le decía algo que pudiera perjudicarla…
- Dios…- Se llevó las manos al cabello, nerviosa.- No va a ser nada fácil hablar con él. Supongo que tendré que darle tantas explicaciones que…
- Sabes perfectamente que si tienes que enfrentarlo jamás te irás de aquí.- Cortó Jayne, mirándola fijamente.- Si te despides será más difícil…
- ¡No puedo irme sin decirle nada! ¡No es tonto, Jayne, va a darse cuenta de que estoy metida en algo raro!- Exclamó sorprendida.
Jayne, en cambio, de encogió de hombros.
- No se dará cuenta de nada si te vas esta misma noche.
Georgia abrió los ojos como platos. ¿Irse así como así? ¿Esa misma noche? ¿Sin un lugar concreto al que ir, sin decirle adiós a Tim?
- Si hablas con él, no te irás a ninguna parte.- Contestó Jayne, con sensatez.- Va a convencerte de que te quedes. De que puedes ser feliz aquí. De que pueden ir juntos a la Universidad y todo lo demás.
Georgia sintió que desesperaba. No podía seguir en Battle. No podía respirar allí.
Asintió muy despacio. Sería mejor que se fuera cuanto antes. Tim entendería. Muy pronto se habría olvidado de ella. Sólo eran unos adolescentes. Eso era todo.
Jayne la observó hacer sus maletas a toda velocidad, sin mover un solo dedo. La contempló en silencio, como si se estuviera grabando la imagen de su amiga en la memoria, como si supiera que pasarían quince años sin verse…
- Más te vale llamar…- Masculló al fin, cuando Georgia puso la valija en el suelo, lista para largarse de allí.- Voy a querer saber donde estas y que haces.
- ¿Segura que no quieres venir conmigo?- Le preguntó esperanzada. La idea de sobrevivir sin su amiga, la que siempre la ayudaba a tomar las decisiones, se le había imposible.
- No. Me gusta Battle. Soy feliz aquí.
Se abrazaron un largo rato y luego Georgia se volvió hacia la puerta. Vio su hermoso vestido azul colgado de un gancho, esperándola. Lo tocó por última vez y le dedicó una sonrisa a su amiga.
- Hazme un favor, ¿quieres? Dale un buen uso a este vestido. No quiero que se desperdicie…- Le lanzó un beso en el aire y desapareció de la habitación.
Esa había sido la última vez que la viera. La había llamado al día siguiente pero su madre le había dicho que aún estaba durmiendo. Había vuelto a llamar varias veces, pero nunca la encontraba. Y luego Georgia se sumió en un estilo de vida demasiado distinto y cada vez se acordaba menos de que le había prometido a su amiga que iba a llamar. Después de un par de semanas, se desconectó totalmente y no volvieron a hablarse.
¡Tenía que ser por eso! Jayne estaba ofendida porque Georgia la había dejado atrás y no se había esforzado en conservar la amistad después de todo lo que había hecho por ella. Esa tenía que ser la explicación porque… ¿qué otra cosa podía ser?
Iba a tener que hacer algo para recomponer la situación. Le debía demasiado. De no haber sido por Jayne, Georgia jamás se hubiese animado a dejar Battle. Se hubiese quedado allí para siempre, sin saber qué había más allá, sin ser capaz de imaginar su vida sin Tim. Se hubiese quedado estancada en la vida que había llevado en la secundaria.
Definitivamente, Jayne le había hecho un gran favor.
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6 comentarios:

karidiva dijo...

Gracias por actualizar, es increible como son adictivas estas historias...

Sube otro pronto PLEASE!!

Lali dijo...

una zorra jaaaaaaayne!!!!!

Maggie dijo...

ah maldita Jayne!!
qué mala onda!!
haha, cómo será cuando Tim y Geo se enteren?? uuy

Anónimo dijo...

aaah esta buenisimo!
nunca espere eso de jayne :O omg!

asdasdasd_ dijo...

esa Jayne es una descarada xD pobre. pero creo que cualquiera que estuviera en su luugar haria lo mismo por tratar de conseguir a tim o no? xD

Lali dijo...

jajaj sí obvio... es entendible tratandose de Tim cualqiera haría cualqier cosa, pero que se yo, es jayne y me da bronca jajaj me compenetro con estas historias ocmo si hubiesen pasado de verdad, ya la odio a la Jayne real por el simple hecho de qe es la Sra. Rice-Oxley, y además se le suma esta historia qe me hacen creer qe es uan zorra de verdad jaja y capaz nada qe ver, y es una divina pero bueno la odio(?)