jueves, 1 de octubre de 2009

Leaving So Soon: Capítulo 16.

Tim despegó dificultosamente un ojo y, a pesar de lo borroso de su visión, logró reconocer que se encontraba en su sala de estar. La claridad del día que se colaba por las ventanas hizo que sintiera un potente dolor de cabeza, y la mitad derecha de su cara estaba pegada contra el sillón y parecía que fuera a quedar así eternamente.
Lanzó un quejido. Se sentía terriblemente mal.
- Buenos días, Timmy.- La voz de Tom le taladró tortuosamente, provocando que estirara una mano y tratara de tantear un almohadón con el que protegerse de semejante ruido.- Te ves encantador esta mañana.
- ¿Qué mierda haces aquí?- Susurró confundido. Sintió aroma a café y espió nuevamente con un solo ojo. Tom estaba poniéndole una taza en frente.
- Ya me lo preguntaste y ya te lo contesté alrededor de las cinco de la mañana cuando, literalmente, pasaste sobre mí para vomitar en la pileta de la cocina.- Contestó, elocuentemente.- Pero, ¿para qué están los amigos si no es para sostenerte la cabeza cuando…?
- Por Dios, Tom, baja la voz, me estás matando…- Imploró, empezando a sentirse mareado.
- En fin…- Tom le dio un trago a su propio café y comenzó a instar a su amigo a que hiciera lo mismo.- Georgia me llamó para que viniera.
Tim frunció el ceño mientras se sentaba, con los ojos algo entrecerrados por la claridad.
- ¿Georgia? ¿Por qué…?
¿Qué demonios había sucedido la noche anterior? Le estaba costando bastante recordarlo. Aún tenía presente (muy presente) su pelea con Jayne, pero el resto…
- Aparentemente fuiste a buscarla en medio de la noche, te trajo a tu casa y se fue.- Explicó Tom, con mucha calma.- Pero prefirió pedirme que viniera a vigilarte porque eras un desastre.
- ¿Cómo consiguió sacarte de la cama? Es prácticamente imposible.
- Bueno, Timmy, era eso o que tú la metieras en una cama a ella.- Farfulló, burlón.- Alguien tiene que velar por tus intereses.
- Maldita sea.- Masculló Tim, cayendo rápidamente en un profundo malhumor.- Hice muchas estupideces anoche, ¿no es así?
- Bueno… no me sé la historia completa. Quizás hiciste cosas buenas también.
- ¿Ah, sí?- Lo contempló con cierto dejo de sarcasmo.- ¿Cómo qué, Tom?
- No sé…- Su amigo se encogió de hombros y tomó más café.- Tal vez donaste generosas cantidades de dinero a alguna organización. O salvaste a un gatito de un incendio. O quizás le diste a Georgia la mejor cama de su vida…
Tim lo miró irritado.
- ¿Y cómo es que consideras eso hacer cosas buenas?- Preguntó.
- Dicen que las personas que están satisfechas sexualmente tienen menos probabilidades de sufrir una muerte prematura o de tener elevados picos de stress.- Explicó con total naturalidad. Pero cuando vio la mirada que le estaba dedicando su amigo, las mejillas se le pusieron de un color fucsia muy intenso.- ¡Y yo qué sé! ¡Es tu culpa si te acostaste con alguien y no lo recuerdas!
Tim dejó que lo ganara la frustración. Se inclinó hacia Tom y le puso una mano en el hombro.
- Piensa, Tom, por amor de Dios, piensa.- Farfulló entre dientes.- ¿Sucedió algo entre Georgia y yo, sí o no?
Tom escondió una sonrisa divertida.
- No, pedazo de tonto, no pasó nada.
Suspirando de alivio, Tim tomó su taza de café y le dio un largo trago. Tom le alcanzó algunas aspirinas y él las aceptó agradecido. Lo único que quería era que desapareciera ese insoportable dolor de cabeza.
-¿Qué fue lo que pasó con Jayne?- Quiso saber Tom y Tim sintió que su breve alivio desaparecía de inmediato.
- Se fue.
El otro abrió los ojos, asombrado.
- ¿Te dejó? ¿Por qué?
- Porque se enteró que besé a Georgia.
Tom guardó un incrédulo silencio por tan sólo un instante. Tim apartó la mirada, abatido. Aún necesitaba encontrar una solución a los conflictos que tenía con su esposa…
- Es una broma, ¿verdad? No me creo eso de que seas realmente tan idiota como para besar a Georgia y, para colmo, dejar que tu mujer se entere.- Repuso, con los ojos verdes repletos de desaprobación.
- ¿Sabes, Tom? No me había dado cuenta que eres pésimo en momentos de crisis…- Espetó Tim, fastidioso.
- ¿Por qué la besaste?- Exclamó él, algo escandalizado.
- ¡No lo sé! ¡No fue algo que haya planeado! Estábamos solos, ella se sentía algo vulnerable y no pude evitarlo…- Se puso de pie lentamente y fue hacia el baño. Tom lo siguió casi pisándole los talones.
- ¿O sea que te sigue gustando Georgia?- Insistió, obstinadamente.
Tim se dio vuelta bruscamente para enfrentar a su amigo.
- No se trata de si me sigue gustando o no, Tom.- Replicó, acalorado.- No tiene nada que ver con eso.
Se miró en el espejo del baño y el reflejo que le devolvió la mirada no le gustó para nada. Tenía unas ojeras gigantes, el pelo revuelto y la boca reseca. Necesitaba una ducha urgentemente.
- ¿Entonces qué es? Porque no te entiendo, Tim. ¿Qué necesitas para alejarte de ella? ¿Lo que te hizo hace años no te parece suficiente?- Tom se había puesto mortalmente serio y había dejado las bromas, lo cual indicaba que estaba verdaderamente preocupado por él.
Tim se apoyó contra la superficie del lavabo y dejó escapar un suspiro de cansancio. No tenía las respuestas a esas preguntas. Y eso que las buscaba con desesperación.
- Tengo que hablar con Jayne.- Musitó finalmente, decidido a cambiar de tema para dejar de pisar esas arenas movedizas.
- Pero no puedes ir a verla así como estás.- Tom se puso en la puerta del baño como si esperara que corriera a buscarla en ese mismo momento.- Date un baño, arréglate un poco. Yo te prepararé algo de comer y te sentirás mejor.
Tim asintió quedamente. Miró a su amigo cálidamente.
- Gracias, Tom.
- De nada.- Se giró para dejarlo solo, pero, antes de cerrar la puerta para darle privacidad, se asomó lentamente.- ¿Quieres un smoothie?
- No, Tom. No quiero un smoothie. Con otra taza de café será suficiente.- Se quitó la remera por lo alto de la cabeza.
- ¿Te molesta si me hago uno para mí?- Preguntó, aún asomado entre la puerta y la pared.
- Haz lo que quieras.- Abrió los grifos de la ducha y, en cuanto Tom lo dejó solo, se quitó el resto de la ropa y se metió bajo el chorro caliente de agua, esperando que eso lo renovara un poco y sabiendo que le quedaba un día bastante largo por delante.
Sin embargo, la estuosidad del baño no logró calmarlo, porque una vez que se despejó lo suficiente para retomar la coherencia de sus pensamientos, volvieron también los ardorosos recuerdos de la noche anterior: él recostado sobre Georgia en el sillón, metiéndole una mano por debajo del abrigo, besándola…
Ah, sí. Eso definitivamente iba a hacer que recuperara a Jayne.

Dar con Jayne no fue nada fácil. Mucho más cuerdo, y más nervioso, de lo que había estado el día anterior, Tim repitió los llamados al celular de su esposa, a la casa de sus padres y, finalmente, a casa de una de sus amigas. Ésta última lo atendió con hostilidad, por lo que una alarma se encendió dentro de él.
- Recuerdo haberte dicho ya que no sé donde está Jayne.- Dijo, molesta.
Sin embargo, Tim no le creyó una sola palabra. Kate solía ser amable con todo el mundo y, excepto por haber hecho que su teléfono sonara dos veces, Tim no había hecho nada para enfadarla. Por lo tanto, estaba haciendo lo que todas las mujeres hacían: ponerse a la defensiva y proteger a sus amigas.
- Escucha, Kate.- Exclamó con tono firme, pero simulando calma.- Entiendo que Jayne esté enfadada. Entiendo que quiera estar sola, y le daré todo el espacio que desee. Lo único que quiero es saber donde está. Estoy preocupado.
- ¿Preocupado?- Chilló ella del otro lado.- ¿Preocupado? Te hubieses preocupado antes de ir a besuquearte con esa…
- Pon a Jayne en el teléfono, Kate.- Interrumpió, satisfecho de haber logrado que lo soltara.
- No. Necesita descansar y no pensar en ti.- Replicó. Se oyó algo de barullo de fondo y Tim se cubrió el otro oído con la mano, para tratar de escuchar lo que sucedía. Parecía que Kate tapaba el auricular para amortiguar el sonido.- Claro que no, Jayne. No deberías hablar con él… no. No. No. Ah, no puede ser que seas tan blanda. ¿Quieres que te recuerde lo que hizo? ¿Y a mí que me importa que sea tu esposo? No puedes hablar con él.
Tim acabó por hartarse y cortó la comunicación. Ahora que sabía donde estaba, era hora de ponerse drástico al respecto.

El cielo continuaba grisáceo después de la tormenta del día anterior, pero había una calidez que flotaba en el aire como único indicio de que se encontraban en una temprana tarde de verano. Aún así, Jayne no sentía calor, sino más bien un frío paralizante que subía y bajaba por todo su cuerpo.
Sentada en la mecedora de madera que Kate tenía en el patio trasero, todo lo que podía hacer era oír los torpes latidos de su corazón atemorizado. Había llegado a un punto en su historia con Tim en la que sólo podían suceder dos cosas: o él regresaba a ella, mostrándole así que realmente era a ella a quien amaba… o no lo hacía. Aprovechaba que se había ido y ponía un punto final a su matrimonio para irse con Georgia de una vez por todas.
Dentro de ella parecían convivir dos mujeres distintas, en una lucha inacabable por dominar a la otra. Una le decía que hiciera lo que fuera por estar con el hombre que amaba, que sabía que era capaz de todo, que simplemente lo perdonara e hiciera como si nada hubiese sucedido. La otra, más dolorosa, más enterrada en lo profundo de su ser, le decía que ya era suficiente. Que aceptara de una vez que Tim nunca la amaría como a Georgia y que tuviera al menos algo de dignidad para retirarse antes de que todo acabara siendo peor. Que hiciera algo bueno por él. Después de todo, Tim merecía que fuera honesta con él al menos en esa ocasión, y que buscara ser feliz sin basar su vida en una mentira.
Jayne sacudió la cabeza de inmediato, negándose a oír a esa segunda mujer que de seguro estaba loca. ¿En qué mundo renunciar a su esposo podía ser la salida ideal? Un final en el que ella quedara sola y sufriendo no podía ser el indicado. Habían nacido para estar juntos. Pero como en cualquier otra historia, había obstáculos. Georgia sólo era uno de ellos. Y si tenía paciencia, la vería desaparecer de nuevo.
Se restregó las manos, nerviosa. Echando un vistazo a su celular, se preguntó por qué Tim no estaría insistiendo más. Quizás haber sido tan dura no había sido la decisión más inteligente. Quizás debería haberle dado la oportunidad de disculparse de nuevo…
En realidad, su primer error había sido dejarlo solo en la casa. ¿Por qué había tenido que hacerle caso a ese estúpido impulso que le decía que lo dejara y que detuviera esa estupidez de imponerle un amor que tan obviamente no sentía? Si quería que Tim la amara tenía que estar con él y demostrarle que no se movería de su lado, sin importar nada.
Y ahora era demasiado tarde. Según Kate, sólo quería saber donde estaba para no preocuparse. Le daría su espacio. Pero Jayne no quería espacio, lo quería a él.
Exactamente como cada minuto desde su tempestuosa discusión con Tim, las lágrimas se agolparon en sus ojos hasta que fue imposible seguir conteniéndolas y las dejó caer silenciosamente, sintiendo como si cada una de ellas fuera el dolor más punzante, insoportable y agónico que pudiera llegar a sentir, millones de veces.
Pensó que quizás Tim ya habría puesto todo aquello atrás y probablemente había corrido hacia los brazos de Georgia. Escrutó el cielo aciago y triste e imploró con todas sus fuerzas para que no fuera así. Si tenía otra oportunidad, no haría preguntas, no buscaría respuestas, no exigiría explicaciones. Simplemente lo perdonaría tanto como fuera necesario y se obligaría a olvidar lo sucedido. Aunque por dentro siguiese sintiendo la humillación de ser la segunda en el corazón de su esposo, no se quejaría.
Kate la llamó suavemente desde la ventana de la cocina. Jayne movió apenas la cabeza para darle a entender que la escuchaba.
- ¿Por qué no vienes adentro, Jayne?- Le dijo su amiga en un tono tranquilo que buscaba ayudarla.- Creo que va a llover otra vez en cualquier momento.
Asintió con lentitud, pero no se movió enseguida. Siguió allí sentada, tratando de recordar los momentos felices que parecían evaporarse frente a sus ojos.
Necesitaba encontrar una solución. Porque si Tim no daba con ella, Jayne iba a tener que arrastrarse de regreso a North Trade Road a pedirle que no la abandonara, al precio que fuera preciso pagar.
Sintiéndose mucho más derrotada de lo que jamás se había sentido, se levantó muy despacio de la mecedora y echó a andar para entrar nuevamente y ayudar a Kate en la cocina. Sin embargo, se quedó petrificada totalmente cuando vio que, a un lado de la casa, Tim estaba parado mirándola.
Lo observó fijamente por lo que pareció una eternidad, y vio lo cansado que lucía, como si hubiese pasado toda la noche buscándola por la ciudad, demasiado asustado de perderla para poder dormir. Lo vio esperar a que ella dijera algo, quizás tan aterrorizado a que fuera a dejarlo como ella estaba de que él la sacara de su vida.
Había ido a buscarla. A ella. No a Georgia. Realmente la amaba…
Incapaz de aguardar un solo segundo más, Jayne echó a correr por el césped aún húmedo por la lluvia del día anterior, pero poco le importaba en verdad el riesgo de resbalarse, porque sabía que Tim estaba ahí cerca para levantarla. Corrió con la sensación de que nunca llegaría lo suficientemente rápido para fundirse al fin entre sus brazos.
Pero llegó. Y lo abrazó con la desesperación de una mujer que ama a un hombre al que estuvo a punto de perder. Tim la estrechó cálidamente y dejó que Jayne hundiera el rostro en su hombro, impregnándose del perfume de su esposo, sin el cual el tiempo parecía nunca transcurrir.
Lo miró a los ojos, pensando que en muchos años no había visto algo tan hermoso como ellos y sonrió mientras las lágrimas seguían deslizándose por sus mejillas.
- ¿Por qué tardaste tanto?- Preguntó en voz baja y Tim también esbozó una sonrisa.
- No me dejaste muchas pistas que seguir, y la verdad es que no soy ningún Sherlock Holmes…- Murmuró, haciéndola reír entre sollozos. Se acercó a besarlo con tanta intensidad como pudo, empapándose del sabor de sus labios. Tim le tomó el rostro con una mano y la obligó a detenerse un momento para poder contemplarla.- Jayne… quiero que sepas que yo…
- No.- Cortó ella enseguida, poniéndole un dedo en los labios.- No quiero explicaciones. No quiero nada. No me importa.
- Pero creí que…- Frunciendo el ceño, Tim se sintió extrañado. Un día antes parecía exigirle a gritos que le diera respuestas y ahora…- Creí que querías saber…
- Sólo quiero que me lleves a casa, Tim.- Le acarició la mejilla, feliz y satisfecha de que lo único que deseaba en el mundo estuviera sucediendo.- Lo que haya sucedido, lo que haya dicho, lo que haya escuchado… no me importa. No más.
Jayne lo vio confundido, pero no se molestó en ayudarlo a entender. Él era inteligente y se daría cuenta solo muy pronto de lo que su esposa tenía dentro. Se daría cuenta de que estaba decidida a seguir siendo suya sin importar las condiciones, incluso si eso tenía que ver con que se encontrara a Georgia de vez en cuando. Después de todo, sólo era cuestión de tiempo que Jayne encontrara la manera de sacársela de encima nuevamente.
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13 comentarios:

Maggie dijo...

oohh!! toy happy!!
gracias por subir otro!! ahh!!

jeje... escribes increíble! por favor no detengas esto! tienes un talento, es increíble la forma que tienes de narrar... talvés un día podamos comprar tus obras... uuuh!!
x3

saludos!!

beshosh y abrashosh!

Lali dijo...

nooooooo, que Jayne arrastrada!!! no se da por vencida nunca! maldita.. por dios tim abri los ojos!! ok, me compenetro demasiado con la historia se nota? Eso es porqe sabes transmitirrr, gracias por subir otro capi, necesito otro now:D besote

pili dijo...

claro! le venden el cuento y el se lo compra entero! típico!!! con toda la tensión que estará juntando Georgia, para cuando se vuelvan a ver se me va a quemar la pantalla!!! jajajj
genial! gracias!

karidiva dijo...

nooooo, xq Tim?, xq?

Busca a Georgia....
no a Jayne!!!

abre los ojos!!!

Anónimo dijo...

aahh q rabia, Jayne la muy yegua!! ojala q Tim se de cuenta con la clase de bitch con la que se casó xD jajajaj y se vaya con la Georgia

sigue pleaseee, esta excelente!

Anónimo dijo...

por què volviò a buscar a jayne???? ...

ahora quiero que vuelva georgia en gloria y majestad a reclamar lo que es suyo, quiero una discusiòn en que los tres participen y se digan las verdades en la cara!!!

me encanta esta historia... gracias por actualizar!

Unknown dijo...

pfff Jayne se está volviendo loca de verdad ehh! vaya uno a saber cuál es su límite con respecto a Tim, yo creo que ninguno!! quiero saber como está Georgia pobre mujer! actualiza pronto!!!

Maggie dijo...

ahh sylvana, Jayne ya estaba muy lokita desde que nació... ahh me desagrada muchísimo! yo también quiero que haya una discusión entre los 3 y que se descubra todo el embrollo que Jayne ha causado entre el amor de Tim y Georgia...
ah Tim!! tenías que ir a por Giorgia!

sigue por favor!!

saludos a todas!!

Unknown dijo...

claro que sí Maggie, pero ahora su locura está saliendo a la luz y seguramente esto recién empieza =P! ojalá todos se enteren de lo mala que es Jayne! y quiero rápido otro encuentro entre Tim y Georgia después de lo que pasó!

Maggie dijo...

uyy concuerdo totalmente contigo Sylvana!
qué emoción juajuajua!! jojo

karidiva dijo...

Necesito otro please!!!!

a la vena!!!

Muero de impaciencia!!!

Maggie dijo...

karidiva, qué quiere decir "a la vena"??

saludos!!!

karidiva dijo...

a la vena, es como, directo a la sangre, como cuando necesitas un medicamento urgente, en este caso yo necesito un nuevo capitulo, estoy muy metida con la historia, me gusta mucho!! ;-P