miércoles, 7 de octubre de 2009

Leaving So Soon: Capítulo 17.

Después de un par de días de nubes grises y lluvias intermitentes, el sol volvió a aparecer en el cielo, mucho más brillante que antes. Georgia se sentó en la galería y se trenzó el cabello distraídamente: lo único que no parecía despejarse era su cabeza.
No podía dejar de pensar en Tim y eso la asustaba. La última vez que se había sentido de esa manera, había tenido… ¿qué? ¿Catorce años? ¿Y en qué había terminado? Enamorada. Por supuesto.
Era difícil incluso tener que admitir que a pesar de lo maravillosa que había sido su vida todo ese tiempo en Londres, no había logrado enamorarse de nuevo como le había sucedido con Tim. Todo eso de que el amor adolescente era pasajero era una verdadera mentira… o lo había sido en su caso. Había intentado con todas sus fuerzas volver a tener algo así, pero no lo había logrado.
Bufó indignada. Ya no podía seguir de aquel modo. No hacía más que pensar en el fabuloso beso que se habían dado, en cuanta pasión fluía aún entre ellos, en cómo el deseo seguía vivo dentro de Tim también. Y en el fondo de su corazón lamentaba que él hubiese estado ebrio aquella noche, y que no hubiese ido a buscarla por las razones correctas. Quizás era una estúpida por soñar siquiera con que Tim sintiera algo por ella. Había perdido su oportunidad. Estaba muy claro que él amaba a Jayne ahora, lo delataba su manera de manejarse al ir a buscarla, al decirle las cosas que dijo, al ver el dolor enterrado en sus ojos azules… Tim sufría porque su mujer lo había dejado y Georgia sabía que era culpa suya. Y a pesar de que había creído que Jayne podía llegar a merecerlo, no le hacía gracia en lo más mínimo. Lastimar más gente no había sido su intención al regresar a Battle.
Bueno… tenía que ser sincera consigo misma: Jayne le importaba un bledo. Era a Tim a quien no quería volver a herir.
Suspiró. Pensar todo el tiempo en aquella cuestión empezaba a atrofiarla emocionalmente. Y por mucho que quisiera detenerse, sabía que no lo conseguiría. Era inútil luchar contra esa pequeña llamita encendida en su pecho que aumentaba más y más de intensidad y que la hacía pensar en Tim.
Decidió desviarse a terrenos más seguros, aunque sabía que todo estaría relacionado con él. Recordó lo que Tim le había dicho esa noche en el techo, de que ella era capaz de conseguir todo lo que se propusiera. Era definitivamente un consejo muy útil, pero aún necesitaba traducir aquellas palabras en una buena solución o su vida seguiría estancada de la misma manera.http://www.blogger.com/img/blank.gif
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Estiró la mano para tomar la taza de café que estaba apoyada sobre la baranda de la galería. Le dio un largo sorbo, volvió a apoyarla y la cambió por la galleta casera de su madre, que había dejado sobre una servilleta de papel para que se enfriara con la brisa. Partió un pedacito y se la llevó a la boca. Por dentro todavía estaba tibia y los trocitos de chocolate se derretían enseguida. Había olvidado que sí había un lugar donde las galletas eran mejores que en Starbucks.
Empezó a juguetear con la servilleta inconscientemente. Rompió una punta, hizo un doblez, rompió la otra, le dio forma… y cuando realmente miró lo que estaba haciendo estaba contemplando un perfecto vestidito miniatura de papel.
Frunció el ceño, extrañada. Levantó un poco más su pequeña creación y se la puso frente a los ojos. Eso también parecía traerle recuerdos, tenía que admitir que se parecía un poco al vestido azul que se había comprado para su fiesta de graduación y que jamás había llegado a ser usado, pero… además de eso, lo que más la extrañaba era no haber pensado en algo así antes.
Se levantó de un saltito y regresó al interior de la casa, que le pareció fresco y oscuro después de haber estado tanto rato al sol. Fue hacia las escaleras, pero no las subió, sino que las rodeó, ya que en el lateral izquierdo estaba la puerta que bajaba al sótano.
Buscó a tientas una luz antes de aventurarse a bajar, aunque le costó bastante dar con una porque no recordaba donde estaba el interruptor. Pero una vez que encendió la lámpara que colgaba del techo, miró a su alrededor y se dijo que sus padres tenían el sótano más ordenado de la historia. Todo estaba puesto en estantes, o en cajas y no había una sola mota de polvo.
Sus cosas ocupaban un rincón bastante extenso en la pared opuesta a la de las escaleras. Su cama estaba desarmada y amarrada prolijamente contra la biblioteca en la que había puesto siempre sus libros de la escuela y sus discos, pero ahora estaba vacía y todo lo que alguna vez le había pertenecido estaba empaquetado en cajas con su nombre escrito a un lado en marcador. Georgia se sintió algo desanimada, aunque no estaba segura por qué: quizás porque su pasado estaba guardado en cajas, y quizás porque su presente también lo estaba. Toda su hermosa ropa, sus increíbles zapatos y sus muebles de diseñador estaban o bien en maletas en el piso de arriba o en un depósito de Londres, donde había tenido que poner muchas de sus pertenencias, dado que no tenía ningún otro sitio donde dejarlas.
Tratando de deshacerse de esa sensación, Georgia tomó la primera caja que tenía a la mano y la abrió, aunque la descartó enseguida, porque estaba llena de la ropa que no se había llevado quince años antes. La segunda caja tenía osos de peluche, lo cual le arrancó una sonrisa. Había tenido una pequeña obsesión por esos ositos y siempre que cumplía años su padre le compraba uno nuevo, tal vez también porque se negaba a que su hija creciera del todo y deseaba mantenerla en una edad más tierna y controlable. Los miró, recordando incluso los nombres que le había dado a muchos y, más cerca del fondo, encontró uno que Tim le había obsequiado para su primer aniversario, cuando tenían apenas quince años. Aún seguía suave, aunque estaba algo apelotonado por haber aguantado el peso de todos los otros osos. Era cursi, por supuesto, con ojos tiernos y un corazón agarrado entre las patitas superiores. Así y todo, Georgia lo apartó, sin decir nada y tratando de no pensar nada, dejándolo sobre un sillón cercano, y guardó la caja para seguir con la próxima.
Hubo una serie de cajas llenas de porquerías de la escuela, fotografías y discos hasta que finalmente logró dar con lo que buscaba. En cuanto levantó la tapa esbozó una gran sonrisa y la arrastró lejos de las otras para poder sentarse en el sillón y mirar su contenido tranquilamente. Había varias carpetas de tapa gris, aunque la mayoría eran hojas sueltas apiladas hasta el fondo de la caja. Georgia tomó la primera carpeta y la abrió: eran dibujos. Docenas, centenas de dibujos que había hecho siendo sólo una niña y que había guardado por considerarlos bonitos. Con la sola diferencia de que, si bien muchos niños hacen dibujos de casitas, playas y árboles, Georgia siempre había dibujado vestidos, coloridas chaquetas y altísimos zapatos.
Se acurrucó en el sillón, con el osito entre sus brazos, y le echó un vistazo a absolutamente todos los dibujos que había en la caja. Encontró uno de un vestido de novia que había hecho cuando Tim y ella ya estaban juntos y que él había insistido que debía tener algo que lo representara.
- ¿Qué las novias no tienen que tener algo viejo, algo prestado y algo del novio?- Había preguntado, curiosamente.
- No, tonto, es algo prestado, algo nuevo, algo viejo y algo azul.- Georgia seguía dibujando mientras Tim miraba sobre su hombro.- Pero puedo ponerle algo si quieres…
Y había dibujado un detalle en la cintura, como de perlas, en blanco y negro, que parecía el teclado de un piano que rodeaba todo el vestido. Era realmente espantoso, pero pasó los dedos por el dibujo y sintió nuevamente esa emoción tan cruda que parecía erosionar en su interior cada vez que recordaba los días de pura felicidad vividos con Tim años antes.
Siguió mirando y a cada hoja que pasaba, más segura se sentía de algo: al parecer muchas de las cosas que se había empeñado en dejar atrás, eran las que ahora más necesitaba.
Se llevó tantas carpetas y tantas hojas como sus brazos se lo permitieron con ella arriba, con el osito estrangulado entre lo más alto de la pila y su cabeza. Subió cuidadosamente los dos tramos de escaleras y arrojó todo sobre su improvisada cama. Con un entusiasmo que no había sentido en mucho tiempo, se puso a trabajar.
Gran parte de los dibujos que había hecho ya no le servían. Georgia sabía más que nadie lo cambiante que era el mundo de la moda… pero también conocía al pie de la letra todo lo referente a ese mundo. Y quizás había estado explotando sus conocimientos de la manera equivocada.
Con hojas en blanco y algunos lápices que encontró por ahí, Georgia volvió a empezar. Dibujó, uno tras otro, vestidos, abrigos, pantalones, camisas. Los vio en su cabeza como si las telas se cortaran solas, se cosieran y dieran forma a aquellas prendas maravillosas. Las horas pasaron sin cesar y ella estaba inmersa en todo aquello, fascinada de que no se le hubiese ocurrido antes.
Se topó otra vez con el dibujo del vestido de novia y lo observó sintiendo un gigantesco cariño por ese pedazo de papel. Lo puso bien arriba de todos los otros, a la vista, sabiendo que había un responsable por aquel ataque de creatividad, de inspiración, de resolución.
Miró la hora. Eran más de las cuatro de la tarde. se había salteado el almuerzo y ni siquiera se había dado cuenta que había estado tanto tiempo ocupada con aquella tarea que de pronto parecía abrirle toda una nueva perspectiva de posibilidades. Se estiró, desperezándose y se dijo que, si bien era una fantástica idea, había mucho que planear y era mejor poner manos a la obra cuanto antes.
Se permitió volver a pensar en Tim al mismo tiempo que se reprochaba que no se le hubiese ocurrido antes el comenzar su propia línea de ropa. Tenía el gusto, el talento y el capital para hacerlo. ¿Había necesitado regresar a Battle para darse cuenta de lo que realmente quería?
Y antes incluso de terminar de formular aquella pregunta, supo sin lugar a dudas que la respuesta era sí.
Estaba algo preocupada por él aún. No sabía de qué manera estaría manejando todo el tema de Jayne y estaba verdaderamente tentada de llamar a Tom y preguntarle qué novedades tenía, pero le parecía espantosamente infantil hacer algo así. Georgia sabía que no tenía por qué esconderse: era perfectamente natural que quisiera saber cómo estaba después del arranque inusual que había presenciado. Era natural que se preocupara por él.
Sin poder contenerse un segundo más, se levantó y corrió hacia su maleta para buscar algo con qué vestirse. Sólo pasaría un segundo a ver qué tal estaba y a decirle cuánto le había servido hablar con él.
Eso no podía hacerle daño a nadie, ¿o sí?

- ¡Genial!- Exclamó Tom, entusiasmado.- Llevábamos bastante tiempo sin quedarnos trabajando toda la noche. Ya era hora.
Richard se apoyó contra el marco de la puerta que separaba el estudio de un pasillo que llevaba a otras pocas habitaciones que había en el granero. Miró a Tim con algo de gravedad, cruzándose de brazos.
- ¿Crees que es una buena idea pasar la noche aquí con nosotros?- Preguntó y Tim levantó los ojos azules hacia él, inquisitivo.- Ya sabes… con todo lo que sucedió con Jayne. Quizás sería mejor que te fueras a tu casa y estés con ella.
- Las cosas entre Jayne y yo marchan perfectamente.- Repuso, despreocupado.- Es como si no hubiese sucedido nada. No tendrá problemas con esto.
- ¿Seguro?- Tom se incorporó un poco en el sillón en el que estaba sentado para observarlo con más atención.
- Claro que estoy seguro. Además, tienes razón, hace mucho tiempo que no tenemos una de esas sesiones de trabajo en que sentimos que no tenemos que cortar el ritmo. Va a hacerle bien al proceso creativo.- Explicó, pero al ver que los otros dos no parecían muy convencidos, suspiró.- Si quieren puedo llamarla y pedirle que nos traiga algo de comer más tarde y se quede con nosotros…
- No, no hace falta.- Respondió Richard, alejándose de la puerta y yendo a sentarse con Tom.- Si te parece que todo estará bien, entonces hagámoslo.
- Sí, pero…- Tom parecía haber perdido parte del entusiasmo.- Tim tiene razón, necesitamos comer. Y lo único que queda en la cocina es una caja de Oreos. Vacía, Richard.- Le echó un vistazo molesto a su amigo.
- Vayamos a comprar algo. Una pizza y algo de tomar.- Propuso éste, haciéndose el desentendido.
Los otros dos se mostraron de acuerdo y se pusieron de pie para salir, discutiendo quién conduciría y en el auto de quién irían. Abrieron la puerta y salieron del granero para caminar hacia el sitio donde estacionaban y se quedaron parados, frunciendo el ceño y observando la tranquera de entrada, donde otro vehículo acababa de aparcar.
Tim se llevó una mano a la frente para protegerse la vista del sol y tratar de ver de quién se trataba, pero lo único que divisó fue que, cuando la puerta del conductor se abría, por debajo se asomaba un pie enfundado en un zapato forrado de encaje negro y con un tacón altísimo.
Sintió que se le encogía el estómago.
Tom y Richard lo miraron cuando vieron que Georgia descendía del auto y les dedicaba una pequeña sonrisa a los tres. Atravesó la tranquera sola, al ver que ninguno se movía para abrirle y se acercó a ellos, mientras Tim la estudiaba de pies a cabeza.
Además de los impresionantes zapatos que daban la sensación de que en cualquier momento se quebraría un tobillo, Georgia vestía una falda negra que le abrazaba las curvas hasta unos leves milímetros por debajo de las rodillas y una camisa de manga corta, ceñida, en un tono marfil que, depende del ángulo en que se viera y cómo lo enfocaban los rayos del sol, Tim creía ver el borde de un sostén blanco. Ocultaba los ojos detrás de unos lentes de sol bastante grandes y llevaba el pelo trenzado, colgando en la espalda.
Mierda. ¿Cómo era posible que se viera tan condenadamente bien?
- Georgia, qué sorpresa.- Fue Richard quien habló primero y el que parecía menos complacido por la inesperada visita.
- Sí, lamento caer de este modo, pero necesitaba hablar con Tim y no tengo su número de teléfono.- Sonrió dulcemente a modo de disculpa.- ¿Cómo has estado, Rich? Hace muchísimo que no te veo.
- Bien, gracias.- Contestó amablemente, pero mirando a Tim significativamente.- De hecho, es un mal momento, Georgia, estábamos por irnos a…
- Sólo es un segundo, lo prometo.- Interrumpió rápidamente, pero sin perder la sonrisa.- La verdad es que me quedé preocupada la otra noche, Tim…- Se volvió hacia él.- Y quería saber cómo estabas, así que pasé por tu casa.- Los tres se quedaron petrificados, Tim más tensionado que cualquiera de ellos.- Pero como nadie respondió a la puerta, supuse que te encontraría aquí. Era mi único plan b.
- Estoy bien.- Respondió éste. Esperaba que Jayne no la hubiese visto por la ventana y que realmente la casa estuviera vacía.- Gracias por venir hasta aquí y preocuparte.
- No es nada.- Georgia se meció lentamente sobre sus tacos, empezando a sentirse incómoda por la presencia de Tom y Richard.- Además… quería comentarte algo sobre lo que hablamos la otra noche… ya sabes, en el techo…
Richard abrió la boca como si fuera a interceder, pero Tom fue más rápido.
- ¿Sabes, Tim? Rich y yo iremos a comprar, estoy muriéndome de hambre, así que quédate aquí hablando y nosotros… nosotros iremos.- Le dio un empujón a su amigo, que se rehusaba a moverse.- Vamos, Richard.
- Tom, ¿qué diablos…?- Masculló, resistiéndose.
- Súbete al maldito auto.- Le dio un rodillazo que lo desestabilizó y lo arrastró hacia una Ferrari estacionada a pocos pasos de ellos.- ¡Adiós, Georgia!
- Adiós, Tom, fue lindo verte otra vez.- Le dedicó una sonrisa y luego se volvió hacia Richard que, malhumorado, estaba ya dentro del auto.- Adiós, Rich.
Éste no respondió y Tim y ella se quedaron en silencio, viendo cómo el Ferrari se alejaba con Tom al volante.
- ¿Qué era lo que querías decirme?- Preguntó él, deseando poder sacarse aquello de encima. No le parecía saludable pasar tiempo con Georgia y no quería herir más a Jayne, sobre todo ahora que había logrado recuperarla.
- Quería decirte gracias.- Murmuró y Tim notó cuán animada parecía de repente, a diferencia de todas las otras ocasiones en que la había visto desde que regresara a Battle.- Lo que me dijiste realmente me sirvió mucho, me diste algo en qué pensar y al fin tengo una idea de qué hacer con mi vida.
Tim asintió, sin saber bien qué decir.
- Así que… ¿qué vas a hacer?- Quiso saber, porque fue lo primero que se le ocurrió.
Georgia pareció feliz de que se lo preguntara. Se dirigió hacia el auto más cercano, que era el de él, y apoyó su bolso en el capó. Extrajo una carpeta de tapas grises y la dejó frente a Tim, como invitándolo a que la hojeara.
- ¿Qué es eso?- Frunciendo el ceño, curioso, se acercó más. Abrió la tapa y se encontró con el dibujo de un vestido rojo con detalles negros en el escote.- ¿Dibujos?
- Diseños.- Corrigió ella, alegremente.- Voy a comenzar mi propia línea de ropa.
Tim arqueó una ceja, impresionado. Siempre había sabido que Georgia debía dedicarse a algo así, pero nunca había creído que se decidiría.
- Tienes bases sólidas.- Comentó mientras seguía pasando las hojas.- Todo esto parece muy bueno.
- Gracias.- Lo miró, todavía más radiante, como si fuera su aprobación lo que buscaba.- No lo hubiese pensado siquiera de no ser por ti. Estaba tan concentrada en lo que me salía mal que no encontraba la manera de concentrarme en que las cosas salieran bien.
- Sólo te dije lo que en el fondo ya sabías.- Llegó al final de la carpeta y se topó con el dibujo del vestido de novia. Lo observó sin reaccionar durante varios segundos.
- Eso es viejo.- Musitó Georgia, acercándose para contemplarlo también.- Es de cuando…
- Lo recuerdo.- Cortó bruscamente y Georgia se sintió sorprendida de que fuera así. Creía que para él sería algo insignificante.- Pensé que ya no tendrías este tipo de cosas.
- Yo también lo pensé, pero resulta que cuando mis padres guardaron todo lo que tenía en mi habitación en el sótano, también guardaron mis dibujos.- Explicó con calma, pero escrutándolo con atención. Tim no quitaba los ojos del vestido plasmado en el papel.
- Siempre estabas garabateando estas cosas…- Farfulló Tim, pero parecía que no estaba realmente allí, como si ni siquiera fuera consciente de que estaba hablando.- Tus apuntes de la escuela eran puras faldas y camisas. Te ganabas muchos regaños de los profesores…
- Sí, bueno, las clases de Historia eran aburridísimas, algo tenía que hacer.- Masculló, haciendo que una imperceptible sonrisa cruzara fugazmente el rostro de Tim.- ¿Qué piensas?
Cerró la carpeta y se la devolvió, como si recobrara un poco la compostura.
- Creo que es justo lo que necesitabas, Georgia.- Respondió tranquilamente.- Un nuevo comienzo.
Se sintió satisfecha de tener la aprobación de Tim, aunque sabía que no le hacía falta. Pero en cierto modo le parecía importante.
Sin embargo, se distrajo al observarlo. Había algo en su semblante que no le agradaba.
- ¿Seguro que estás bien? Estás muy serio.- Dio un paso hacia él, distraídamente.
- Sí, claro. Estoy bien.
- ¿Cómo estás llevando lo de Jayne?- Preguntó con suavidad, sabiendo que se trataba de un tema delicado.
- No hay nada que llevar.- Repuso él, sin inmutarse.- Jayne regresó a casa. Nos reconciliamos.
Georgia se quedó callada un momento porque no sabía qué decir a aquello. Después de lo que Tim le había dicho la última noche había asumido que su matrimonio con Jayne estaba acabado o que, al menos, les costaría mucho recuperarse. No que dos días después todo volvería a ser color de rosa…
Se alegraba por Tim. Por supuesto. Si él estaba bien…
- Ah.- Fue todo lo que le salió.
- Sí.- Tim pareció súbitamente incómodo.- Así que… me gustaría pedirte que no pases por mi casa. No me gustaría que Jayne…
- Claro. Entiendo.- Dijo súbitamente, silenciándolo.
Carraspeó, diciéndose que aquello tenía que terminar. De inmediato. Estar con Georgia no le haría ningún bien.
- Mira, tengo muchas cosas que hacer…- Farfulló, evitando mirarla.- Me parece genial que te hayas decidido a…
- Sí. Sí, es… es genial.- Georgia clavó la mirada en el piso y se dijo a sí misma que tenía que huir de allí. Rápido.- Yo… me voy a…
- Y sería mejor que no vinieras a buscarme.- Soltó Tim entonces, como armándose de valor para decirlo.
Georgia se dio cuenta que era mejor irse, no porque aquello pudiera perjudicarla, sino porque no le gustaba la situación y su temperamento fuerte iba a hacer que estallara en cualquier momento.
Se dio media vuelta para regresar hacia el auto, sin decir una palabra más. Y aún así, volvía a sentir ese volcán en su interior, ese que siempre quería entrar en erupción cuando Tim y ella llegaban a situaciones delicadas en sus conversaciones.
Sintió que sus pies volvían a girarse antes de llegar a la tranquera y supo que iba a decir una idiotez, pero no pudo hacer nada por contenerse.
- ¿Quieres decir que lo que me dijiste no significó nada?- Exclamó y Tim, que se había volteado para regresar al interior del granero, la miró sobre el hombro.
- Sí. Te dije que eras capaz de hacer lo que te propusieras y yo…
- No.- Cortó, irritándose.- No, eso no, Tim, no te hagas el estúpido.- Volvió hacia él a largos pasos, mientras por dentro se decía a sí misma lo tonta que era.- ¿Todo eso que me dijiste, sobre pensar en mí cuando haces el amor con tu esposa? ¿No significó nada? ¿Fueron sólo los disparates de un tipo que bebió demasiado?
Tim no recordaba haber dicho tal cosa y se asombró, porque no creía que Georgia fuera a decir eso si no era cierto. Además, porque no había otro modo de saberlo. Y era la pura verdad. A veces, estando en la cama con Jayne, simplemente no podía hacer nada y Georgia aparecía en sus pensamientos.
- Escucha, Georgia, sabes perfectamente cómo son las cosas…
- No, no sé.- Se quitó los lentes de sol de un ademán violento, sintiendo que se estaba enfureciendo. ¿Acaso no veía que la lastimaba?- Fui a decirte que estaba sintiendo algo por ti de nuevo y terminaste acusándome de crear un plan diabólico para hacer que pelearas con Jayne. ¿Quién te crees que eres?
- ¡No tenías derecho a ir a mi casa y decirme algo así!- Espetó él, subiendo un poco la voz.- ¡Por Dios, Georgia, fue una tontería, era obvio que Jayne iba a estar ahí y lo iba a oír!
- ¿Y qué? ¡Quizás eso era exactamente lo que debía suceder!- Bramó, saliéndose lentamente de sus casillas.- ¡Acéptalo, Tim, todo esto que está sucediendo entre nosotros tiene una razón!- Lo tomó por la remera, enfrentándolo.- ¿O piensas que es una coincidencia que en cuanto ella desapareció de la escena corrieras a buscarme? Prácticamente me suplicabas que me acostara contigo, Tim.
- ¡Estaba ebrio, Georgia!- Dijo, exasperado.- Era obvio que iba a decir muchas idioteces.
- No fue una idiotez para mí.- Lo soltó y se alejó de él, dándose cuenta qué gran error había cometido al corresponder a los impulsos de verlo.- Pero ahora de verdad me alegro de no haber cedido esa noche.
Antes de llegar a la tranquera, sintió que Tim la tomaba de un brazo y la volteaba bruscamente. Su expresión no era nada amable.
- ¿Qué mierda quieres de mí, Georgia?- Preguntó de mala manera.- Te juro que ya no entiendo. Fuiste tú la que me dejaste. Fuiste tú la que renunció a esto. No puedes venir quince años después y enfadarte si te pido que me dejes vivir en paz con mi esposa.
Se esforzó por no llorar, pero había muchas cosas de las que se arrepentía y no podía ni quería decírselas. Estaba herida, pero no por algo que él le hiciera, sino por lo que se había hecho a sí misma.
- ¿Alguna vez me buscaste, Tim?- Susurró, de pronto y él se sorprendió tanto que la soltó.- Cuando me fui, quiero decir. ¿Alguna vez fuiste a Londres para ver si me encontrabas?
Tim parecía reacio a responder, pero entonces una lágrima, solitaria y rebelde, se escapó por la mejilla de Georgia y no pudo resistirse.
- Por supuesto que sí. Miles de veces. Aún estos últimos tiempos, cada vez que iba a Londres por algún motivo, esperaba doblar en una esquina y chocarme contigo. ¿Y sabes lo que se sentía cada vez que no te encontraba? Era espantoso. Era como perderte de nuevo.- Sentía el corazón acelerado. Todo el dolor que había sentido parecía palpitar en su pecho. Le secó la lágrima sin delicadeza alguna, pero aún así ella se conmovió con el gesto.- ¿Tú le ves algún sentido a esto? ¿A hacerme estas preguntas? ¿A aparecerte en mi vida y pretender que no pasó el tiempo? ¿Crees que de verdad me merezco seguir sufriendo por algo que ninguno de los dos puede cambiar?
- No.- Georgia estaba quedándose sin voz. Se sentía terriblemente.- No, no lo mereces. Sólo necesitaba saber que no era la única que caminaba por la calle esperando que el destino, la suerte o como quieras llamarlo hiciera que nos cruzáramos.
Tim frunció el ceño, más confundido de lo que había estado en su vida.
- Si querías estar conmigo, ¿por qué no regresaste?
- Porque tenía miedo de lo que iba a encontrar cuando llegara.- Esbozó una sonrisa triste.- Pero nunca hubiese imaginado que iba a ser algo como esto, y que iba a doler de este modo.
Desesperado, Tim se llevó las manos a la cabeza y contuvo las ganas de estrangularla.
- Maldita sea, Georgia, es a esto a lo que me refiero. Precisamente a esto.- Volvió a tomarla del brazo, dispuesto a zarandearla si era necesario.- ¿Qué esperas que haga o diga cuando vienes y me sueltas estas bombas?
- No sé, pero decididamente no es agradable escuchar que no quieres volver a verme.- Repuso ella, manteniéndole la mirada aunque le costara tanto.
Eso pareció descontrolarlo por completo.
- ¡Por supuesto que no es agradable, pero es la maldita verdad! ¿Prefieres que te diga que me alegro de que estés aquí?- Exclamó, subiendo la voz hasta paralizarla por completo.- ¡No, Georgia, no quiero volver a verte! ¡Cada vez que te tengo cerca hago alguna estupidez, pierdo la cabeza y sólo quiero recordar cómo demonios era tenerte entre mis brazos!
Ella se quedó muy quieta, sin poder librarse de su apretón, tan cerca del cuerpo de Tim que podía sentir el calor que despedía en contacto con el suyo y sus palabras no hacían más que confirmar lo que Georgia había estado pensando más temprano: el deseo no estaba del todo muerto dentro de él.
Sabía que era injusto hacerlo sentir de aquel modo y que después de las cosas que acababan de decirse, era mejor seguir cada uno su camino. Pero el problema era que ese mismo deseo latía también dentro de ella y en ese momento había cobrado una intensidad demasiado irresistible para ignorarlo.
- Yo lo recuerdo.- Murmuró, de modo casi inaudible.- Y se sentía maravilloso…
Tim no logró contenerse más, aunque estaba peleando con toda su voluntad una batalla interna por apartarse y alejarse de Georgia cuanto antes. Aún así, todo lo que llevaba años acumulando acabó por ganar y, bajando con rapidez la mano desde su brazo hasta su cintura, la acercó a él y bajó la cabeza para besarla.
Georgia no demoró siquiera un segundo en dejar caer su bolso y sus lentes y llevar sus brazos al cuello de Tim. Se abandonó por completo, invadida por una sensación total de calidez que la recorría por todo el cuerpo. El beso era tan magnífico que amenazaba con dejarla sin defensa alguna: Tim le separaba los labios con firmeza, para invadirla con su sabor y su calor.
Le pasó los dedos suavemente por el corto cabello negro y Tim dejó escapar un gruñido que provenía desde el fondo de su garganta y que le produjo un cosquilleo placentero a lo largo de la columna vertebral. Ella lo repitió un par de veces, hasta que Tim pareció llegar al límite de su tolerancia y, de un movimiento rápido, la apoyó contra la primera superficie que fue capaz de hallar y que resultó ser su auto.
Sujetándola fuertemente por la cintura la levantó y la sentó sobre el capó. Apoyándole las manos en las rodillas, le separó un poco las piernas, haciendo que la falda se le levantara hasta los muslos, y se colocó entre ellas, mientras sus labios se posaban en el cuello perfumado de Georgia, que no tuvo intenciones de resistirse y dejó caer la cabeza a un lado para darle un mejor acceso. Aquello era una locura, y lo sabía, pero… ¿por qué diablos se sentía tan bien?
Tim deslizó una mano hasta la parte de atrás de su cuello, para regresar la atención a su boca y lograr que el beso ganara tal intensidad que fuera capaz de quemarle las entrañas. Georgia apenas era consciente de que tenía que mover los labios y responderlo. Simplemente se quedaba maravillada con la manera en que Tim parecía controlar la situación.
La mano descendió, lenta, hasta el escote de su camisa, cuyos dos primeros botones se encontraban desabrochados. Sintió una calidez extrema invadiéndola por completo, al igual que una certeza indudable: aquello no iba a detenerse. Estaban alcanzando un punto tal en que era imposible parar.
Georgia lo abrazó, como si temiera que él se apartara y todo ese calor fuese reemplazado por un frío horripilante. Deseando sentir algo de piel ella también, le levantó un poco el borde de la remera para colar sus manos por debajo y acariciarle la espalda, que estaba mucho más ancha de lo que la recordaba.
Tim se apartó un momento para recobrar el aliento y, pasando los dedos por su cabello, le deshizo la trenza, provocándole una sensación muy particular que Georgia nunca había experimentado… y se dijo, de repente, que de seguro había muchas cosas que Tim tenía en mente que ella no había experimentado.
- Demonios…- Musitó, ya perdiendo de a poco la coherencia.- Tim… yo… el sexo nunca ha sido mi fuerte… soy demasiado clásica…- Llevó las manos al rostro de él y no pudo evitar acercarlo para besarle el hoyuelo que se le formaba en la barbilla.- Necesito un poco más de práctica antes de…
- Georgia.- Interrumpió él, con firmeza, pero haciendo que la sensualidad oculta en su tono le diera un escalofrío.- Si hay algo que necesites aprender, voy a ser yo quien te lo enseñe.
Y dicho eso, desabrochó otros dos botones de su camisa, metiendo la mano por debajo y rozando el borde del sostén.
Georgia sintió que trataba de apretarse más contra ella entre sus piernas. Le besó el cuello, raspándose los suaves labios con los vestigios de barba. Notó que Tim ladeaba la cabeza y posaba la boca en su oído.
- Lección número uno.- Susurró y Georgia tembló descontroladamente. Tim le tomó el rostro con las manos y la besó de la manera más impresionante en que Georgia había sido besada. Sintió cómo su lengua se abría paso entre sus labios y parecía dominarlo todo. De pronto, se sentía consciente de partes de su cuerpo a las que nunca le prestaba atención. Era como si sintiera el deseo con su propia lengua, que ávidamente buscaba la de Tim. Se sentía desconcertada pero de una forma absolutamente exquisita.
Envolvió la cintura de Tim con las piernas para acercarlo más y se sumió en ese beso con todas sus ganas. Movió las manos desde su espalda, a su pecho y se encontró enredando los dedos en el vello negro que se lo cubría.
Sintió que Tim sonreía. Decidió castigarlo por detenerse mordiéndole el labio inferior.
- Voy a necesitar un poco más de espacio para la lección número dos, cariño.- Hizo que aflojara la presión de sus piernas y se acomodó otra vez entre ellas como lo deseaba. La tomó por los tobillos y le puso los pies apoyados en el guardabarros. Subió lentamente, rozándole las piernas con la punta de los dedos y Georgia dejó escapar un pequeño jadeo, porque Tim comenzaba a dejarla sin aire. Aún así, sus manos no se detuvieron, sino que siguieron subiendo hasta pasar más allá de la falda, que continuó remangándose.
Georgia fue brevemente consciente de que estaban al aire libre a la vista de cualquier persona que pasara casualmente por aquel páramo desolado. Pero eso no fue suficiente para disuadirla de detenerse. Quizás se debía a que Tim había llegado al borde de su braga y trataba de colar un dedo debajo del elástico.
Apenas la tocó, Georgia dio un respingo. Tim dejó escapar una sonrisa y volvió a repetir el movimiento, delicado, pero extremadamente íntimo. Lo hacía de forma precisa, como si fuese fríamente estudiado, pero ella sabía perfectamente que no había nada de frío en aquello. Demonios, pero si parecía que estaban a punto de prender fuego todos los árboles que se erguían a su alrededor…
Georgia comenzó a besarlo más y más frenéticamente a medida que Tim aumentaba la intensidad en su caricia. Era como si quisiera hacer que perdiera el sentido, cosa que sucedería muy pronto si no paraba.
Conocía sus límites muy bien y sabía que muy pronto Tim sólo tendría que darle un empujoncito para que cayera en un abismo enorme. Y aquello no parecía suficiente. Estiró las manos, en un dejo de desesperación, para alcanzar el cierre del jean de Tim. Fue evidente que él tenía las mismas ganas que ella, estaba totalmente excitado y aún así… ni siquiera dejaba que lo tocara, ni daba indicios de querer sacarse la ropa y unirse a ella.
Tim le apartó las manos antes de que pudiera hacer nada. En cambio, presionó más, haciendo que Georgia lanzara un pequeño gemido ahogado y se aferrara a sus hombros. Su respiración se volvió irregular y Tim sintió cómo el aliento agitado calentaba la piel en alguna parte de su cuello. Estaba costándole un verdadero infierno contenerse, pero lo que le estaba haciendo a Georgia, y su respuesta, era un espectáculo que no estaba dispuesto a perderse.
- Tim…- Masculló ella, casi en un sollozo.- Por amor de Dios, Tim… por favor…
- Aguarda, cariño, todavía no he terminado…- Respondió él, con la voz algo ronca. Mierda, moría por recostarla en el césped y quitarse la maldita ropa.
- No…- Farfulló ella, entre espasmos, arqueándose contra su mano involuntariamente. Tim sonrió al ver su reacción.- No… no entiendes. Tiene que ser ahora.
Tim aplicó más presión y Georgia lo apretó entre sus rodillas, impaciente y sin poder soportarlo más. Tomó su remera entre los dedos, desesperada, sin saber cómo calmar la urgencia que se extendía a lo largo de todo su cuerpo. Y entonces, con un último movimiento certero, Georgia explotó.
Tim tuvo la sensación de que observaba un montón de fuegos artificiales estallando simultáneamente, llenándolo todo de colores irresistibles. Georgia gimió débilmente cerca de su oído al aferrarse a él en busca de apoyo. Sus mejillas se habían llenado de rubor y sus ojos estaban más brillantes que nunca. Estaba suave y dócil entre sus brazos y Tim no tenía duda alguna de que estaba más que lista para él.
Levantándola sin dificultad alguna, Tim se propuso llevarla adentro. Georgia se recostó, vulnerable, contra su pecho. Él era muy consciente de la manera en que su corazón latía enloquecido y saber que había sido él quien lo provocara lo hacía sentir muy bien.
La recostó en el sillón más grande que había en todo el estudio. Empezó a quitarse la ropa y notó que ella lo miraba con las pestañas bajas.
- No habrás pensado que iba a ser tan generoso, ¿verdad?- Murmuró, con una sonrisa. Se acercó a ella y le desabrochó los botones restantes de la camisa, mientras le besaba la comisura de los labios.
- No esperaba que lo fueras…- Susurró ella, todavía recuperándose. Levantó un poco la cadera para que Tim le quitara la falda.
- Perfecto. Porque aún no llegué a la lección número tres.- La dejó sólo en ropa interior y se acomodó sobre ella.
Georgia metió las manos por la parte trasera de su bóxer negro y tiró hacia abajo para quitárselo. Tim estaba demasiado ocupado besando el borde de su sostén como para terminar de desnudarse.
Era como si los roces de sus cuerpos fueran lo más normal del mundo, como si hubiese sido siempre así. Se respondían con una familiaridad tal, buscando dar y recibir lo que cada uno sabía que el otro quería, que era como si nunca hubiesen hecho el amor con nadie más. Todavía existían las mismas ganas, las mismas respuestas, la misma ansiedad.
Para Tim toda aquella cercanía fue demasiado. Saber que estaba aplastándola suavemente con su peso, que la tenía aprisionada bajo su cuerpo, fue demasiado. Durante quince años había anhelado aquel momento… y ahora ya no podía esperar un segundo más.
Rápidamente, le bajó las bragas y le separó las piernas, volviendo a acomodarse entre ellas. Con un deseo que ya parecía desbordarlo por completo, Tim se hundió en la dulce calidez de Georgia y experimentó una sensación fuerte y maravillosa en medio de su pecho.
Aquello se sentía demasiado bien para ser algo tan erróneo. Sumidos en un ritmo íntimo y único, Tim y Georgia hacían el amor como si finalmente hubiesen entendido a dónde pertenecían. No había ciudades, ambiciones o esposas que pudieran separarlos en ese momento, eran simplemente dos piezas de un rompecabezas que encastraban de forma perfecta.
Guiados por la seguridad que les daba la certeza de estar solos, fueron absolutamente libres. Las paredes retumbaban con sus jadeos, sus súplicas, e incluso alguna que otra maldición acalorada. La intensidad crecía interminablemente, mientras sus cuerpos se enzarzaban en un vaivén frenético y desesperado, cada vez más exigente.
Tim tomó las manos de Georgia y entrelazó sus dedos con los de ella, subiéndole los brazos por arriba de la cabeza en busca de un último impulso. El temblor del final fue apoderándose de él desde las puntas de los pies, y subiendo electrizantemente hasta contagiar a Georgia con él. La oyó soltar un gemido entrecortado y entonces ambos cayeron en una espiral vertiginosa del más tangible pero inexplicable placer.
Sintió cómo el corazón de Georgia latía enloquecido contra el suyo, apenas segundos después de que todo acabara, pero siguiendo aún profundamente unidos, como si apartarse uno del otro fuera algo que no pudieran volver a soportar. La besó suavemente mientras ella trataba de recuperarse y luego sólo se miraron a los ojos, sin decir una sola palabra. Quizás porque no había nada que decir, quizás porque ya sabían lo que los labios del otro no podían expresar. Quizás porque aquel era el primer momento de verdadera felicidad que experimentaban en muchos años y tenían tanto miedo de que se terminara que ni siquiera querían moverse.
Tim hundió el rostro en el hueco del cuello de Georgia, rehusándose a renunciar a aquello. Ella se limitó a rodearlo con los brazos y acariciarle suavemente el cabello durante minutos que nunca iban a parecerles suficientes.
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22 comentarios:

Maggie dijo...

si!! gracias por subir otro capítulo!!

jeje todavía no lo leo pero ya me emocioné jojo

saluditos!!

XOXO

L.- dijo...

Qué rápido firmaste Maggie xD! De nada.

Espero que les guste, fue un capítulo difícil de hacer, por lo que tengo mucha ansiedad por leer sus críticas! =)

Es el último que escribí y con algunas cosas de mi vida en este momento no tuve de tiempo de sentarme y escribir más, así que ténganme paciencia!

Besotes enormes para todas las que están siempre. Ustedes saben quienes son ;)

karidiva dijo...

Maravilloso... maravilloso!!!!!

Por fin Tom y Georgia!!!!

Maravilloso :-)

Te quedó muy bien escrito... felicitaciones....

y sorry si te apuramos, entendemos que tienes miles de cosas que hacer... pero es que nos gusta mucho leer tus capítulos!!

keaneficsadicta!!

asdasdasd_ dijo...

una sola palabra: increible ! no se como puedes describir los echos tan bien, de vdd eres demasiado seka, aww toi plop ! ojala no demores mucho en escribir ! felicidades ! uno de los mejores fics!!!

Maggie dijo...

ahh qué cosa más bella!!

se han dejado llevar uyy

jeje, me gustó mucho! y concuerdo con Karidiva, sé que te presionamos mucho, pero de verdad tienes una forma de escribir impactante...

ahh, ahora estoy más ansiosa por saber qué ocurrirá después de entregarse a lo que sienten!!

también quiero imaginarme la cara de Jayne cuando se entere jaja...

salidos!!

Maggie dijo...

digo, saludos x3

sam_mccartney dijo...

UUUUUUUUyyy Dios mio!!
El calor se sintio hasta aca! jajaj Por fin, lo que esperabamos. Creo que la historia ha fluido de una manera excelente...tienes un gran talento, Laura.
Y no te preocupes, esperaremos pacientes a los proximos capitulos. En realidad este capitulo estuvo...Uff! no tengo palabras...de aqui a que vuelvas a actualiar, releere este capitulo una y otra vez :P
Saludos!!! y felicidades!

pili dijo...

NO-TA-BLE!!!
ya tengo que lavarme la cara para que se me pase el calor!! Valió la pena la espera (hablo por mi y por Georgia) jajaj
Si bajo presión escribes así de bien...que siga la presión!!

Lali dijo...

IN CRE I BLE!!!! al fin al fiiiiin se entregaron el uno al otro! estaba esperando este momento desde que empece a leer el capitulo uno me parece jajaj estoy ansiosa por saber qué pasará después de esto.. espero que haya sido el detonante para que Tim finalmente se de cuenta de que los brazos de Georgia son el lugar al que pertenece, y no la zorra de Jayne!! Espero YA el proximo capitulo, pero como dijeron por allá arriba, este capitulo amerita ser leido más de una vez!
Espero que pronto tengas un tiempito para escribir asi podemos seguir alimentando nuestra adiccion a estas fics!! :)

'- Sí, pero…- Tom parecía haber perdido parte del entusiasmo.- Tim tiene razón, necesitamos comer. Y lo único que queda en la cocina es una caja de Oreos. Vacía, Richard.- Le echó un vistazo molesto a su amigo.'

y ESA parte me hizo reir en voz alta jajaja♥ genial!

Unknown dijo...

me quedé sin palabras! me metí tanto en este capítulo que llore,Reí y me puse tan feliz por ellos! yo pensaba en cómo se iba a dar el encuentro entre Tim y Georgia y nunca me podía imaginar cómo, pero esto fue fascinante! y estas dos frases de Tim "Cada vez que te tengo cerca hago alguna estupidez, pierdo la cabeza y sólo quiero recordar cómo demonios era tenerte entre mis brazos" que un hombre te diga esto.. es demasiado! y "Si hay algo que necesites aprender, voy a ser yo quien te lo enseñe" ahhhh papitoooo tan hombre y tan tierno.. Georgia sí que disfruto ehh
y Lali tal cual esa que tiró Tom fue genial yo también me reí muchísimo!
APLAUSOS y espero que puedas escribir pronto nuevamente!

Maggie dijo...

jeje en lo personal, como a todas, me gustó mucho, Laura! Qué capítulo tan bonito! so hot toooooo

jeje, una de las partes más divertidas, y creo que concuerdan conmigo, es la frase de las galletas Oreo que Rich se acabó... pobre Tom, hambriento jojo... pobre de mi cabaspash!!

saludos a todas, y sobre todo a ti, Laura, que en serio tienes un talento, cómo atrapas a tus lectores... increíble!!

bises, amies!!

Lali dijo...

Y sí, la frase de las galletas Oreo se llevó todas nuestras risas! jaja genial! Ya se me volvió un ritual leer los fics! Cada vez que veo que hay capitulo nuevo me pongo re emoción, me acomodo bien en la silla, prendo un cigarrillo y apago la música o la tele depende de lo qe esté haciendo, asi no me distraigo jiji
espero ANSIOSISIMA el capitulo 18 :) besooooooos a todas!! Y a mi tocaya, la escritora :)

Anónimo dijo...

casi arde la pantalla de mi computador con este capitulo!!!

ojalá que todo siga viento en popa para tim y georgia y vuelvan a ser felices como antes.

excelente capitulo, gracias por actualizar!

Anónimo dijo...

*o* q romantico!!!. ame el capitulo,por fin los dos juntos y felices.
Te felicito,escribes demasiado bien. Me encantan los detalles :D siiiiiiiiiiiiii
Ah, y note preocupes por el tiempo, seremos pacientes para la proxima actualizacion(aunque nos cueste un montón xD)
saludos

karidiva dijo...

jajaja mi pantalla ardia, por eso no me di cuenta que escribí Tom em vez de Tim......... fue la emoción....

Lo que quise decir fue:

"Maravilloso... maravilloso!!!!!

Por fin Tim y Georgia!!!!

Maravilloso :-)"





releyendo el capítulo :-)

I love Tim Rice-Oxley

Maggie dijo...

Laura, por favor!! sube otro capítulo lo más pronto que puedas!

Necesito (jojo) saber qué ocurrirá ahora, qué pasará con Jayne, y por supuesto con Tim y con Georgia. ¡qué ansias!

acaso habrá algún personaje nuevo?? algún usurpador?? jojo... ya comienzo a imaginarme cosas...

saludos a todas! tengan bonita media semana!
XOXO!

Lali dijo...

maggie opino lo mismo que vos, ya ando necesitando otro capítulo urgentemente!! También comienzo a imaginarme diferentes vueltas posibles en la historia jajaj definitivamente necesito leer el proximo capitulo! ojalá jayne se borre del mapaaaa! Aunqe eso implicaria el fin de la historia, y no, la verdad prefiero que queden muchos capitulos mas por leer jiji. ok mucha adicción no?
besos a todas, y que tengan una linda media semana tambienn !
hasta prontito!!!! (espero xD)

Unknown dijo...

Sí porfa! un nuevo capítulo para terminar bien la semana =D !

sam_mccartney dijo...

Ok, tengo que postear de nuevo...por que, como todas...jaja ya empiezo a crear diferentes situaciones que puedan suceder. Definitivamente espero que Tim ya se quede con Georgia,,,bye, bye Jayne!..hahah..pero no se!! se puede presentar algo...en realidad estoy anxiosa por saber que seguira (no te presiono, Laura..que quede claro...jaja)Por mientras lo vuelvo a leer el capitulo una y otra vez. No se por que tengo la impresion de que Tom estara contento que Georgia y Tim terminaron revolcados ahi en The Barn jajajaj

Saludos a todas...y a ser pacientes,ok! jij
:D

karidiva dijo...

siii, coincido con Silvana... un nuevo capitulo para terminar bien la semana...apagar la tele, tomar un café y a LEER!!! solo leer y nada más, sin ningún tipo de distracción

Esta muy bueno!!

A ser paciente no más

Saludos!!

I love Tim

Lali dijo...

otra vez yo. se nota que entro todos los días para ver si hay nuevo capitulo? jaja me estoy poniendo pesada, lo sé, perdón u.u Pero lei el comentario de sam_mccartney y tengo que decir qe yo pienso lo mismo: siento qe tom se va a poner contento cuando se entere del gran revolcón de Tim xD y por otra parte, Richard se va a mandar el sermón de su vida regañandolo a Tim por engañar a jayne u.u RICHARD MORALISTA! jajaj bueno me voy, no qiero molestar mas! besoss a todas!! a las keanefics-adictas como yo, y la gran escritora qe nos hizo dependientes de las historias! :)

Maggie dijo...

haha estoy de acuerdo con sam y lali haha

y sí, también entro todos los días esperando encontrarme con un nuevo capítulo!

por fisss Lau!! sube otro!!

saludos!!

bises amies! haha