Georgia despertó con la claridad de la mañana. Sentía una ligereza maravillosa en todo el cuerpo, como una irreal sensación de libertad, como si durante las horas que había dormido hubiese estado sumida en una largamente esperada paz.
Suspirando mientras se desperezaba, sintió algo más. El cálido peso de un brazo ceñido en torno a su cintura y la pausada respiración que Tim soltaba sobre su cuello. Las imágenes del día anterior la abordaron repentinamente y no pudo hacer más que sonreír. En ese preciso instante, considerar las consecuencias o pensar en que debían tomar una decisión no le importaba. Todo lo que Georgia sabía era que se sentía feliz y completa y que deseaba conservar ese bienestar lo más que pudiera.
Se volteó apenas para mirarlo sobre el hombro. Tim dormía plácidamente, como si su mente estuviese libre de preocupación alguna. Estaba tan pegado a ella que el vello que le cubría el pecho le cosquilleaba en la espalda desnuda cuando él se movía al respirar.
Despertar junto a Tim era como seguir en su sueño inalterable, como sumirse en un mundo demasiado perfecto para existir realmente una vez que los ojos se abren a la luz del amanecer. Despertar junto a Tim era no querer abandonar esa cama nunca más, por miedo a que el hechizo que los mantenía unidos se desvaneciera de repente.
Estaba ya totalmente espabilada, pero la idea de levantarse no le gustaba nada y, además, Tim estaba tan profundamente dormido que le daba lástima despertarlo. Se frotó los ojos y vio que a unos pocos centímetros estaban sus hojas de papel y sus lápices. Estiró la mano y, algo incómoda por la posición, se puso a dibujar.
Él ni siquiera se inmutó, por lo que Georgia se enfrascó en la creación de nuevos diseños, gozando de una inspiración inusual, que no tuvo más remedio que atribuir a su magnífico humor.
Fue dejando los dibujos a su lado en el suelo. Hizo un vestido precioso en tonalidades de verde que imaginaba en alguna tela ceñida y muy sexy, otro muy largo y armado que parecía perfecto para una fiesta importante, un atuendo compuesto de falda y camisa que parecía que se fundía para crear un todo, en colores originales. Tuvo ganas de besar al hombre que dormitaba a su lado: aquello era mejor de lo que había hecho nunca.
Pero él la besó primero, tomándola por sorpresa. Sintió que sus labios le rozaban el inicio de la espalda y espió sobre el hombro. Tim, despeinada y somnoliento, la observaba con sus maravillosos ojos azules.
- Buenos días.- Susurró Georgia, esbozando una sonrisa alegre.
- Buenos días.- Respondió él, con la voz aún ronca después de las horas de sueño.- ¿Qué demonios estás haciendo?
Ella rió, sin saber por qué. De pronto la vida parecía demasiado placentera.
- Trabajo.- Dijo, empezó a pasar las hojas una por una para que él las viera.- Algo debe haberme inspirado muchísimo, porque no puedo detenerme.- Agregó, guiñándole un ojo.
Tim la tomó por la cintura y la volteó para tenerla de frente.
- Me pregunto qué será.- Musitó, aunque sin ocultar lo complacido que se sentía.- ¿Llevas mucho rato despierta?
- No. Una hora, quizás.- Respondió, distraídamente. Pasó un dedo juguetonamente por su pecho. Luego lo miró, frunciendo el ceño.- ¿Te desperté? Lo lamento, no era mi intención…
- En realidad me decepciona un poco que te hayas entretenido con garabatos en lugar de decirme que estabas… aburrida.- La besó intensamente, a pesar de que ella no podía dejar de sonreír.- Estando en la cama contigo no hay mucho que podría distraerme a mí…
- Admito que la idea pasó por mi mente, sí.- Dijo, riendo.- Pero la verdad es que quiero adelantar tanto trabajo como pueda, para empezar con todo esto cuanto antes…
Tim acarició su labio inferior con el pulgar, con tal suavidad que la hizo suspirar. Sus ojos la escrutaban con atención.
- De verdad estás tomándotelo en serio, ¿eh?
- Por supuesto.- Hundió el dedo en el pequeño hoyuelo de su barbilla, como solía hacer siendo adolescente, provocándole una sonrisa de lo más radiante.- Es hora de salir de este pozo que he cavado para mí misma.
- Tarde o temprano, tenías que decidirte a hacerlo, Georgia. Siempre supe que acabarías así.
- Podrías habérmelo dicho hace unos años para que me ahorrara todos los contratiempos.- Bromeó, pero Tim se había puesto verdaderamente serio.
- Podría habértelo dicho hace unos años para que nos ahorraras todo el sufrimiento.- Georgia se apagó un poco. No era ese el momento para que le reprochara sus errores. Habían tenido una noche maravillosa…- Aunque supongo que así tenía que ser. Para que nos diéramos cuenta de cómo son las cosas…
Lo abrazó con fuerzas, en parte porque empezaba a sentirse un poco mal y en parte porque presentía que aquello estaba a punto de terminar.
- ¿Te refieres a que fue mejor así, para darnos cuenta de a dónde pertenecemos?- Murmuró, insegura.- ¿Yo en alguna parte haciendo lo que me gusta y tú aquí con…?
No fue capaz de pronunciar su nombre. Sabía que si lo decía en voz alta, sería el final definitivo de la magia que flotaba entre ellos.
- No.- Contestó para su sorpresa.- Me refiero a que, a pesar de todo, siempre seremos uno del otro.- La obligó a que lo mirara.- ¿No es así para ti?
Era como si la respuesta de Georgia marcara algo para él. Como si Tim estuviera esperando saberlo para descubrir si todo era en vano, o si aquella agonía de años había valido la pena.
- Me gusta creer que sí.- Farfulló con sinceridad.- Pero todo es muy complicado, Tim…- Sintió que se le oprimía el pecho. No quería hablar. No quería arruinar nada. Sólo necesitaba que estuvieran callados y abrazados y que dejaran de pensar en lo que pasaría después o lo que había sucedido en el pasado.- Aferrarnos a algo que no podemos tener es…
- Siempre tendremos The Barn.- Interrumpió él, besándole la comisura de los labios.- Si tú quieres.
Georgia se quedó helada, lo cual era ilógico con toda la calidez que se desprendía de ellos. ¿Acaso Tim estaba ofreciéndole un romance? ¿Qué se suponía que debía decirle?
- ¿Te parece una buena idea?
Tim pareció cansarse de sus miedos. Después de todo, era él el que se arriesgaba. Era él el que tenía que olvidar todo el dolor que le había causado. Era él el que más podía perder.
- Ya me preguntaste eso anoche. Y ya te di mi respuesta.
- No quiero lastimarte otra vez, Tim.- De pronto se sentía preocupada. Georgia no podía prometerle que ser su amante fuera suficiente. No podía prometerle que no pediría más que vivir a la sombra de Jayne. Pero tampoco podía pedirle que la dejara.
- Entonces no lo hagas.- La voz de Tim adquirió el tono de una súplica que no deseaba transparentar la desesperación.- No lo hagas, Georgia, sólo dime que sí.
Era más fuerte que ella, y aunque por dentro no hacía más que decirse que era una estúpida, se limitó a asentir con la cabeza y estrecharlo contra sí una vez más. Él empezó a besarla, sin poder contenerse, listo para repetir la húmeda escena de la noche anterior.
Sin embargo, la puerta de la habitación se abrió de golpe y ambos se quedaron paralizados.
- Georgia, el desayuno va a…- Molly irrumpió y tardó apenas unos segundos en darse cuenta que su hija no estaba sola. Se petrificó en su sitio, con los ojos muy abiertos.
Avergonzada como nunca en su vida, Georgia asomó la cabeza por sobre el hombro de Tim.
- Mamá, ¿te importaría salir?- Pidió entre dientes.
- Yo…- Pasó la mirada rápidamente entre ella y él, como tratando de entender qué demonios sucedía.- Sí… claro.
Se dio media vuelta y salió de allí tan velozmente como pudo, cerrando la puerta. Tim se aflojó un poco y se movió para recostarse junto a Georgia.
Los dos se quedaron mirando el techo unos segundos.
- ¿Crees que en media hora todo Battle va a saberlo?- Preguntó él, sin poder ocultar bien lo alterado que se sentía.
- No creo.- Lo tranquilizó de inmediato.- Mi madre es la clase de persona que disfruta de los chismorreos… siempre y cuando no tengan a su hija como protagonista. Y esto es definitivamente algo que no va a querer compartir por ahí.
Tim pareció levemente aliviado. La besó en la cabeza y se levantó. Buscó su ropa, que estaba desparramada a lo largo de la habitación y comenzó a vestirse. Georgia lo observó desde la cama, buscando el modo de animarlo.
- Ve el lado positivo.- Murmuró al fin.- Ahora no tienes que escabullirte por el árbol otra vez.
Logró arrancarle una sonrisa y, tras despedirse con un beso bastante apasionado, salió de la habitación en dirección a las escaleras. Escuchó sus pasos hasta que se perdieron en la distancia y sólo entonces se dijo que estaba completamente loca. Pero la felicidad que la embargaba era demasiado maravillosa para que considerara que aquello podía ser realmente un problema.
Tim traspasó la puerta de su casa y sólo entonces sintió que se desanimaba un poco. Si Tom o Richard habían llamado durante la noche, buscándolo, Jayne sabría sin dudas la verdad. Y por más que en ese momento había un impulso casi irresistible adueñándose de él, diciéndole que volviera junto a Georgia y borrara el pasado, tampoco podía lastimar a su esposa, que había estado con él, cuidándolo, curándolo, en los días más difíciles y oscuros.
A medida que subía las escaleras, el miedo iba llenando su alma. La casa estaba silenciosa, como si Jayne aún estuviera durmiendo y Tim se sentía tan perseguido que le parecía que sus pasos resonaban más y más fuerte a cada escalón. Pero a pesar de lo atemorizado que estaba de que su esposa descubriera lo que había hecho, era Georgia la que gobernaba sus pensamientos y sus sentidos, y una sonrisa involuntaria apareció en su rostro.
La puerta de su habitación estaba entornada y aún antes de entrar, Tim divisó a Jayne durmiendo pacíficamente, enroscada en las sábanas. Tenía el cabello algo revuelto y estaba desnuda, lo que le advirtió que su mujer había decidido esperarlo. Pisó cuidadosamente al entrar, tratando de no despertarla, pero ella entreabrió un ojo y esbozó una sonrisa.
- Buenos días, cariño.
Tim fue embargado repentinamente por un torrente de culpabilidad. Le dio la espalda y se quitó la remera por encima de la cabeza, sólo para descubrir, horrorizado, que todo su cuerpo estaba impregnado del perfume de Georgia.
- Buenos días.- Respondió, simulando un bostezo, decidido a reforzar la teoría de que había estado toda la noche en el estudio.
- ¿Por qué no vienes a la cama?- Sugirió Jayne con suavidad, dando una palmadita a su lado. En cambio, Tim dio un paso para alejarse más.
- Estoy hecho polvo, Jayne…- Musitó, logrando que sus nervios sonaran como cansancio.- Quiero darme una ducha primero.
- ¿Quieres que te acompañe y te ayude a relajarte?- Murmuró, en un tono atractivo que en otra ocasión hubiese logrado que Tim se olvidara de todo y se metiera en la cama con ella.
Pero Georgia estaba todavía muy presente en su piel.
- No, será algo rápido. Quiero quitarme esta ropa y después dormir un par de horas.- Necesitaba con urgencia cualquier excusa que la desalentara.
Jayne decidió no insistir por el momento. Suspiró y apoyó la cabeza en el codo, para mirarlo.
- ¿Qué tal el trabajo?- Quiso saber, intentando mostrar interés aún después de ser rechazada reiteradamente.
- Bastante bien, pero todavía hay mucho por hacer.- Dijo, distraídamente. No le gustaba mentir, pero sabía perfectamente que decir la verdad no era una opción.
- ¿Qué te parece si te subo una taza de té y…?- Propuso ella, tratando de buscar la manera de pasar un ratito con él. Sin embargo, Tim la interrumpió antes de que pudiera decir algo más.
- No, gracias, cariño.- Se metió en el baño y cerró la puerta tras él. Abrió el agua de la ducha enseguida, pero se quedó apoyado contra la puerta, aguzando el oído para ver si Jayne iba tras él o no. Después de unos pocos minutos, le pareció que salía de la habitación, así que suspiró y entró en la ducha.
No era que sintiera aversión a la posibilidad de hacer el amor con su esposa, sólo que después de haber pasado una noche tan maravillosa con Georgia era como si no necesitara nada más. Le parecía suficiente para seguir siendo feliz por el resto del año, y con un solo beso de Georgia se sentía capaz de sobrevivir toda una semana…
Dejó que el agua le diera de lleno en la cara para que le despejara un poco los pensamientos. Tenía que hacer que los recuerdos de lo que había pasado esa noche quedaran almacenados un rato en el fondo de su mente, o Jayne leería en sus ojos que había sucedido algo. Reconocería el brillo en su mirada que había estado ausente durante años y que sólo ella lograba encender otra vez.
Suspiró, diciéndose que estaba loco por permitir que su vida se desbocara de aquella manera, pero sabiendo que sería una locura aún peor dejar pasar la oportunidad de estar con Georgia. Sólo sería hasta que pusiera en orden sus sentimientos, hasta que se deshicieran de sus asuntos pendientes y pudieran seguir adelante con sus vidas. Luego se dirían adiós y él recompensaría a Jayne por lo que había hecho…
Tim no se creyó a sí mismo. Tenía la absoluta certeza de que ahora que ella había vuelto, no podría ser capaz de soltarla.
Y ése iba a ser el verdadero problema.
La tarde estaba ya bastante avanzada cuando Tim estacionó su auto junto al Ferrari de Tom en la entrada de The Barn. Apagó el motor y bajó del auto, con los ojos protegidos del intenso sol tras unos lentes oscuros que iban del negro al marrón. Se acercó a la puerta principal del granero sólo para ver que estaba abierta de par en par y bloqueada completamente por el sillón. Frunciendo el ceño, extrañado, trató de echar un vistazo en el interior, pero todo lo que divisó fue a Tom tomando carrera para empujarlo.
- ¿Qué diablos estás haciendo?- Preguntó confundido. Su amigo no le respondió durante un par de segundos, mientras seguía, testarudamente, empujando con todas sus fuerzas sin poder mover el mueble ni un solo centímetro porque se había atorado con el marco de la puerta.
- Quiero… quitar… esto… de aquí.- Resopló, en un último esfuerzo. Se reincorporó para tomar aire y dedicarle al sillón una mirada de odio.
- Tom, es el sillón más cómodo que tenemos, déjalo en paz.- Murmuró, suspirando.
- Precisamente porque es el más cómodo estuviste haciendo tus cochinadas en él.- Respondió, sin hacerle demasiado caso. Empezó a empujarlo desde otro ángulo.
- Por amor de Dios, no vas a contagiarte nada por sentarte en él.- Tim tuvo ganas de reír, pero la frustración de su amigo hizo que se aguantara.- Además, nunca va a pasar por aquí. Es demasiado grande.
- No lo sé, pero de alguna manera lo metimos aquí dentro.- Replicó, caprichoso.
- Sí, por el ventanal del estudio, y entre los tres.- Se apoyó contra la pared, armándose de paciencia.- No vas a lograrlo por aquí.- Refunfuñando, Tom se sentó en el apoyabrazos y se secó el sudor de la frente.- Creí que eras el único al que no le molestaba todo el asunto de Georgia.
- Y no me molesta. Pero eso no quiere decir que me guste que se estén frotando desnudos en todos los muebles que yo uso.- Se cruzó de brazos y lo observó con curiosidad.- ¿A dónde fuiste anoche?
- A verla.- Contestó. Vio que Tom se ponía de pie para seguir empujando, de modo que aprovechó y dándole un puntapié en sentido contrario, logró hacer que el sillón se deslizara hacia adentro otra vez.
- ¡Oye!- Exclamó el otro, quejoso.
- Ponlo en su sitio, Tom, si no te gusta, puedes sentarte en otra parte.- Se adentró en el granero y caminó con calma hacia la pequeña cocina, donde se sirvió una taza de café. Jayne había insistido en prepararle su comida favorita para almorzar, pero él había declinado. No podía mirarla a los ojos siquiera. La culpa lo carcomía por dentro. Al igual que el deseo de ver a Georgia otra vez.
Tom decidió rendirse por un rato. Lo contempló mientras tomaba un largo sorbo de su taza antes de seguir con las preguntas.
- ¿Y qué pasó?
Tim se quitó los lentes de sol y los dejó sobre la mesada.
- Pasamos la noche juntos.
Frunciendo el ceño, Tom pareció no comprender.
- Pero habían acordado que no iban a verse más. Le pediste que no te buscara y ella…
- No pude evitarlo. No sirve de nada que le diga que no quiero volver a verla cuando lo cierto es que ya no puedo seguir sin ella.- Posó sus ojos azules en los verdes de Tom, buscando alguien que lo apoyara un poco.- Sé que me volví loco, pero no quiero dejarla.
- ¿Vas a dejar a Jayne?- Tom pensó que ir al grano era lo más sensato. Lo mejor que podía hacer era ayudar a Tim a que definiera lo que sentía.
Pero su pregunta pareció horrorizarlo.
- Dios, no. No podría. No después de todo lo que pasamos juntos.- Tim abandonó la taza y caminó, cabizbajo y pensativo, hacia el estudio.
- ¿Y entonces?- Insistió Tom, siguiéndolo.- ¿Qué vas a hacer?
Tim se quedó callado. Se sentó frente al teclado y deslizó los dedos sobre él, inconscientemente, arrancándole algunas notas suaves. Luego de un par de minutos, levantó la mirada hacia su amigo.
- Necesito tu ayuda, Tom.
- ¿Mi ayuda?- Repitió.- ¿Para qué?
- Para poder estar con Georgia.
- ¿Y qué puedo hacer yo?- Preguntó extrañado.
- Éste el único lugar en el que podemos estar juntos sin que nadie nos vea, sin que nadie se entere.- Explicó lentamente.- Necesito que me cubras tanto con Jayne como con Rich. Él no entiende.
Tom procesó lo que le pedía. Parpadeó un par de segundos y entrecerró los ojos para mirarlo.
- ¿Me estás pidiendo que le mienta a Jayne y a Richard para que tú puedas venir aquí y hacer tus cochinadas con Georgia?
Tim se sintió desanimado al oírlo y se dio cuenta de que tampoco podía contar con el apoyo de Tom.
- Tú también piensas que soy un idiota, ¿verdad?- Farfulló.
Sin embargo, Tom negó con la cabeza, impaciente.
- Es más difícil sacarte una confesión a ti que pasar ese condenado sillón por la puerta.- Repuso, frustrado.- Por supuesto que voy a ayudarte. Estaba esperando que me dijeras que sigues amando a Georgia. Sería bueno, para variar, que lo soltaras después de todos estos años.
Tim sonrió, inmensamente aliviado. Tan aliviado, de hecho, que se puso de pie y se acercó a su amigo para darle un abrazo.
Conmovido, Tom se dio cuenta de que ese abrazo era toda la confesión que necesitaba.
Serían cerca de las diez de la noche cuando el celular de Tom comenzó a sonar. Estaba recostado en el sillón de su casa, fumando un cigarrillo y mirando un partido de críquet viejo en la televisión. Estiró la mano distraídamente para contestar, mientras bajaba el volumen con la otra.
- ¿Hola?
- Hola, Tom.- Reconoció la voz de Jayne en seguida.- ¿Cómo estás?
- Bien, algo aburrido.- Respondió.- Tim y yo vinimos a casa a comer una pizza y a ver una película, pero de repente se le ocurrió una idea y se puso a escribir una canción. Así que acabé mirando un partido de críquet.
- Ah, ¿entonces Tim está contigo?- Preguntó Jayne, evidentemente aliviada.- Estuve llamándolo al celular, pero creo que lo tiene apagado.
- Ya sabes cómo se pone cuando trabaja, no quiere que nada lo interrumpa, se pone de muy mal humor.- Apagó el cigarrillo y se levantó. Ahora que mencionaba la pizza se le había antojado un poco, de modo que fue a la cocina a buscar el número de la pizzería.- Puedo decirle que estás al teléfono si quieres…
- No, no. Déjalo. Sólo dile que me llame cuando haya terminado. Creí que vendría a cenar.- Se apresuró a decir ella, tragándose toda la historia de una manera que hizo que Tom se sintiera algo orgulloso de sí mismo a pesar de saber que no era algo exactamente bueno lo que estaba haciendo.
- Lo siento, eso es culpa mía, lo distraje más de la cuenta. Le diré que te llame, descuida.- Dijo, revolviendo entre la gran cantidad de menús de restaurantes que tenía dentro de un cajón.
- Gracias, Tom. Nos vemos.
Cortaron y Tom detuvo la búsqueda de pizzería por un segundo, para mandarle un mensaje a Tim: Jayne acaba de llamarme. Todo en orden. Llámame a mí antes que a ella.
Una vez que lo hubo enviado, todo lo que pudo hacer fue implorar que al menos Georgia y Tim no profanaran absolutamente todos los rincones de The Barn.
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13 comentarios:
aawww pero que linda sorpresa!!!! No lo lei aun, pero queria comentar primero, ahora termino de leer y vuelvo para comentar qe me parecio jiji Gracias por subir otro capi Lau!! lo estaba esperando, realmente! besosssssss
Gracias Lau!!
otro capítulo!! yupi
claro que me va a gustar. jeje acabo de llegar a casa y a penas me pude sentar para comenzar a leerlo... y comencé con broken toy tmb!! super bueno! uuyyy!
espero te sientas mejor!! reposa y toma mucha agÜita! jojo no olvides las medicinas jeje (ya parezco mamá... qué cosas...)
XOXO
saludos a todas las chavalas!!
jajaja GENIAL CAPITULO! por dios ame a tooooom ♥ (más de lo qe ya de por sí hago) "sus cochinadas" jajaja es tan infantilllll ♥ y el muy descarado mintió sin sentir una pizca de remordimiento jaja definitivamente me encantó este capitulo!! Espero ansiosa el proximo, pero por lo pronto te agradezco por haber subido este:D
besos a lau, y a todas las keanefics-adictas!!
yeaay...que gusto ver un capitulo mas!!...
Oh wow..la verdad no me sorprendio el apoyo de Tom..aunque que sencillo le salio mentir, eh...jejej
me muero de la curiosidad por lo que viene!
Saludooos a todaas!
jajaja! Está increíble!! me encantó, Laura!
Qué lindo lo de Tim y Georgia! qué difícil situación debe ser...
Tom debe ser el chaval más divertido, noble y tierno del mundo! al menos tu descripción me encanta!
jajaja
cuánto trabajo le costó taparle a Tim lo de sus cochinadas, eh... jajajaja
j'aime beaucoup Tom!!
saludos!! y bonne nuit, amies...
aww !!! Tom !!! si ya me lo puedo imaginar ahi hablando con tim !!! <3 lo ame !!!! ke tierno ! aww kero mas!!! ^^ gracias por subir uno nuevo oru !
hay que lindos que son todos! Georgia, Tim, Tom, Rich!! me creo tanto pero tanto la personalidad de cada uno que hasta pienso y siento que de verdad Tim es el tipo más sexy del mundo y super conquistador que apenas te pone un dedo encima ya tocas el cielo con las manos (?), y Tom bueno que puedo decir cada día lo amo más!tan tierno, bueno, tan... TODO! y Rich el padre de la familia el que tiene los pies sobre la tierra, tan divinoo ! y hasta Georgia pienso que existe =P ! en fin super entretenido este capítulo y ahora quiero un poco de pelea jajaj
tenés un don increíble!
Tim siempre tan hot!!
incluso hasta infiel es sexy ;-)
Me encantaaaaa!!!! lo que no es novedad, eres total!! casi que me dan ganas de ir a darle algo muy bueno a Tommy en ese sillón para que ya le deje de hacer ascos, jajajajjaj...perfecto!
más.más,más
estoy super de acuerdo con lo que dijo karidiva !!! 100% toda la razón, porque diganme, quién se resiste a semejante propuesta indecente????? yo tampoco tendría fuerzas para negarme a algo asi.
que cómica toda la escena de tom y el "sillón de las cochinadas" xd
gracias por actualizar! ahora voy a hacer mis trabajos, necesitaba primero leer mi keane fics xd.
jajajajaja me dio mucha risa el comentario de Pili... habría que hacer algo para destraumatizar a Tom con ese sillón de las cochinadas, verdad??
Es inevitable venir a leer los comentarios que hacemos todas sobre la fic, todas tenemos los mismos pensamientos.. cochinos, por cierto xD es inevitable!! malditos hombres sexys!!
Yo tampoco me negaria a semejante propuesta indecente.. la pregunta es EXISTE alguien q se negaria? por dios! Lo peor es qe si se entera Jayne, es tan estúpida que es capaz de callarse con tal de tenerlo a Tim de todas maneras... y lo PEOR PEOR es q si yo fuera Jayne haría lo mismo jajaj que patetico no? u.u En fin... mientras espero el prox capitulo al menos me entretengo leyendo lo qe escriben todas las locas como yo! :) besosss
en q trabajas?? si quieres te ayudamos y tu subes otro capitulo ?
;-)
Este fin de semana me pongo a escribir, lo prometo! xD Gracias por los comentarios, siempre tan lindos!
Abrazos gigantes para todas! =)
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