miércoles, 3 de marzo de 2010

Leaving So Soon: Capítulo 25.

Aún con el pasar de las semanas, Tim necesitaba de todo su poder de autocontrol para no derrumbarse. Su rostro, pálido y ojeroso después de muchas noches sin poder dormir, reflejaba una pena profunda y arraigada en su corazón de un modo inexorable. Las manos le temblaban en su esfuerzo por contener el llanto, que amenazaba con invadirlo constantemente, sin descanso.
No había vuelto a ver a sus amigos desde que Richard lo visitara. Imaginaba que habían llamado o que se habían aparecido por la casa, pero él los ignoraba. Demasiado sumido en su mundo, descolorido y frío, le importaba poco si tenían trabajo que hacer, si sus carreras se hundían por falta de atención o si había algo, cualquier cosa, del otro lado de aquellas paredes detrás de las cuales Tim se refugiaba. Había perdido el interés en la vida. Parecía que Georgia la había empacado junto a sus otras pertenencias y se la había llevado lejos de allí.
Jayne merodeaba a su alrededor, siempre radiante de alegría, pero totalmente invisible para él. Tim ya no se molestaba en disimular con ella, no porque no le importara su esposa, sino porque ya no tenía fuerzas para hacerlo. Cuando ella entraba en la habitación con la sonrisa intacta plasmada en su rostro, Tim no la veía, porque se hallaba en un sitio al que Jayne no podía entrar, una especie de universo paralelo que le era ajeno, inaccesible. Donde el dolor dejado por Georgia lo gobernaba todo.
Y, al igual que Georgia, se encontraba en un estado tal que no reconocía el paso del tiempo. Los días se deslizaban monótonamente iguales y las noches insoportablemente largas. La única diferencia era que el se movilizaba cada tanto por la casa: obedecía vagamente a Jayne cuando lo llamaba para cenar, se sentaba con ella en el comedor y removía la comida en su plato; iba hasta la ventana del vestíbulo de vez en cuando, solo para sentirse peor al descubrir que su ilusión de ver a Georgia acercándose por el camino era verdaderamente absurda.
- Te traje un sándwich, cariño.- Jayne había irrumpido en el estudio donde Tim se había dejado vencer apoyando la cabeza contra el piano, cubriéndosela con los brazos como si ya no quisiera oír, ver o sentir nada de lo que sucedía a su alrededor.
Su esposa dejo una pequeña bandeja frente a él, aunque parecía totalmente en vano. Tim no se movió, lo cual al fin, después de semanas, hizo que la sonrisa de Jayne vacilara.
Lo amaba y verlo destruido la destruía a ella, inevitablemente. Pero por primera vez en quince años, era como si a pesar de ver que su esposo iba muriendo lentamente por dentro, Jayne tuviese que darle prioridad a su propia felicidad tantas veces relegada a un segundo lugar. Había luchado incansablemente para hacerlo feliz durante demasiado tiempo: le había restado importancia a la certeza de que amaba a otra mujer, se había casado con el sabiendo que Tim se lo pedía sólo porque no podía pedírselo a Georgia, había tenido que soportar que su esposo susurrara otro nombre en sueños y que muchas veces la abrazara en la oscuridad con la falsa ilusión de que no era Jayne quien dormía a su lado, sino Georgia.
Había hecho todo lo que él quería, sin oponer resistencia. Cada vez que Tim quería que fuera con él de gira, dejaba todas sus obligaciones de lado para seguirlo; había visto un millón de veces el mismo concierto y escuchado un millón de veces las mismas canciones sólo para complacerlo; se había levantado a las tres de la madrugada sólo para darle su opinión sobre algo nuevo que estaba componiendo; había soportado largas ausencias y el hecho de no poder tener una vida matrimonial normal para que él viviera a pleno su carrera; había postergado más de una vez su sueño de formar una familia para que Tim se concentrara en un nuevo disco, una nueva gira o simplemente porque él no creía que fuera el momento adecuado… aunque lo que Jayne sospechaba era que él no quería tener hijos con ella. No era esa la mujer que había soñado para semejante papel.
Jayne apretó los labios con fuerza, poniendo toda su voluntad en no dejar que la ganara una furia y un rencor que había tenido enterrados en su pecho desde que se diera cuenta que por mucho que lo intentara, el corazón de Tim jamás sería suyo.
-¿Por qué no comes algo? Has perdido mucho peso, Tim, estás paliducho.- Espetó de manera inexpresiva mientras se iba controlando de a poco.
Aún con la cara oculta por sus brazos, Tim abrió la boca para responder, pero las palabras se perdieron en alguna parte de su garganta y no supo qué decir, como si hubiese olvidado el significado de las frases. Parpadeó un par de veces, como si quisiera aclararse, como si quisiera borrar la imagen de Georgia que tenía grabada en la retina y que parecía brillar en la oscuridad en que se encontraba sumido.
Sin embargo, no tuvo necesidad de decir nada. Repentinamente se desató un inesperado alboroto que parecía provenir desde la calle. Alguien aporreaba la puerta, con lo que parecía desesperación en su estado más puro.
- ¡Tim! ¡Tim, ábreme, por favor!- Incluso perdido como estaba en ese sopor tan grisáceo, Tim logró reconocer la voz de Tom, pero le sonó extraña, como si hiciera años que no veía a su amigo.- ¡TIM!
El último grito fue tan fuerte que Jayne abrió los ojos y la boca, escandalizada, antes de dirigirse con paso firme hacia el pasillo, fuera del estudio y caminar hasta el vestíbulo.
A pesar de aquella rara escena, Tim encontraba increíblemente difícil levantar la cabeza, así que abandonó sus intentos de poner atención casi de inmediato y se quedó tal y como estaba.
Oyó a Jayne, recibiendo a Tom, como si se hallaran en una dimensión distante e inalcanzable.
- ¿Pero qué demonios pasa, Tom? ¿Qué son todos esos gritos?- Farfulló molesta.
Pero Tim no escuchó que Tom respondiera.
- ¿A dónde vas?- Preguntó Jayne, aún más sorprendida.
Los pasos de Tom se hicieron más y más fuertes a medida que se movía dentro de la casa. Fue directo al estudio. Conocía tan bien a su amigo que sabía que ése sería el lugar donde estaría refugiado.
Irrumpió como un tornado y cerró la puerta tras de sí, prácticamente en la cara de Jayne, que lo había seguido hasta allí pisándole los talones. Sus quejas llegaron amortiguadas desde el otro lado y Tim, finalmente logrando sentir algo de asombro ante la actitud de su amigo, levantó la cabeza y lo miró con sus vacíos ojos azules.
Tom se apoyó contra la puerta cerrada, para impedir que Jayne la abriera, y observó con pena el rostro consumido y triste de su mejor amigo. Verlo así le dolía más que cualquier mal que pudiera ocurrirle a él.
- Mírate. Estás asqueroso.- Comentó con un dejo de burla, esperanzado de que eso le arrancara una sonrisa, que jamás se dibujó en sus labios.
Tim se sentía demasiado cansado para enfrentarse a otro reproche como el que le había querido hacer Richard al visitarlo tiempo atrás. Le sostuvo la mirada unos pocos segundos, hasta que sintió que el esfuerzo era excesivo, y acabó apoyando la cabeza en los brazos nuevamente.
- Si te envió Rich…- Masculló de mala gana, ansioso por darle término a aquella visita.
- No. No he visto a Rich. He estado en Londres.- Cortó Tom con un tono significativo que Tim no fue capaz de captar. Jayne pareció rendirse del otro lado y Tom notó que sus pasos se alejaban.
- Ah.- Susurró después de unos segundos, porque aparentemente Tom esperaba que dijera algo al respecto.
- Sí.- Tom vaciló. El aspecto frágil que presentaba Tim era mucho peor que el que Richard le había descrito, y lo asustaba la posibilidad de hacerle más daño.- Compré un departamento allí, ¿sabes? Así que fui a hacer algunos papeles que tenía pendientes y…
- Tom.- Interrumpió Tim con un hilo de voz.- Lo siento, pero… quiero estar solo.
Fue casi tangible el modo en que Tim empezó a cerrarse a él, como si fuera un libro que no quería compartir el contenido de sus páginas. Tom se dio cuenta que no había tiempo de ser delicado y decidió ir directo al grano.
- Vi a Georgia en Londres.
Embotado como estaba, Tim tardó en entender lo que esas palabras querían decir. Había oído el nombre, pero llevaba tantas semanas musitándolo dolorosamente que ya no sabía si era producto o no de su imaginación.
Como Tom volvía a esperar una reacción de su parte, esta vez Tim se esforzó por proporcionársela.
- ¿Georgia?- Repitió, con una punzada desagradable en el pecho.
- Me costó reconocerla.- Contestó Tom, mientras asentía con la cabeza.- Tiene el mismo aspecto miserable que tienes tú. Claro que en ella es muy notable porque suele ir impecable por la vida, pero…
La voz de Tim recobró algo de fuerza al replicar, como si se estuviera escudando para no salir tan lastimado.
- Debe ser la culpa. No debe poder cargar con ella…
Tom lo estudió con detenimiento. Si Tim atacaba a Georgia no era porque estuviera enfadado con ella sino porque tenía miedo y no sabía qué hacer después de haber sido abandonado. La amaba tanto que no sabía qué hacer para sobrellevar aquel sufrimiento.
Con dificultad, Tim se puso de pie y dio unos pasos hacia el ventanal. Tom estuvo a punto de acercarse a ayudarlo, pero supo que su amigo, orgulloso, jamás se lo permitiría, al igual que no le permitiría ver las lágrimas que de seguro estaban empañando sus inexpresivos ojos.
- ¿Hay algo que no me hayas contado, Tim?- Preguntó con suavidad.
Frunciendo el ceño, confundido, Tim se olvidó momentáneamente de su orgullo y miró a Tom.
- ¿De qué estás hablando?- Inquirió.
- De Jayne.- Tom dio un paso hacia él y Tim sintió que entendía incluso menos que antes.- ¿Hay algo sobre Jayne que no me hayas contado?
- ¿Qué tiene que ver Jayne con todo esto?- Exclamó Tim, que empezaba a enfurecerse sin saber por qué. ¿Qué pasaba con sus amigos que no comprendían que lo único que deseaba era que lo dejaran en paz? ¿No se daban cuenta que estaba harto de que lo cuestionaran y lo fastidiaran?- ¿Por qué habría de interesarte si hay algo sobre ella que te haya dicho o no?
Tom se encogió de hombros, avergonzado, sabiendo que estaba metiéndose donde no lo había llamado, pero también con la certeza de que si le decía la verdad a Tim podría ayudarlo de algún modo a recuperarse.
- Es que Georgia me dijo que…
- ¡Georgia!- Gritó Tim, y su voz tembló un poco.- ¡Georgia! ¡No te creas todo lo que dice, Tom! ¡A mí me mintió descaradamente, no sólo una, sino dos veces!- Comenzó a pasearse por el estudio, aunque sosteniéndose eventualmente del respaldo de una silla, del borde del piano, del escritorio. La debilidad que le habían dejado las últimas semanas parecían acometerlo impetuosamente en ese momento.
- Escúchame, Tim.- Masculló Tom, en un intento por imponerse en la conversación.- Georgia parecía creer que había una razón muy importante para dejarte. Una razón que, según creo, la hizo actuar contra sus propios sentimientos…
- ¡No me digas! ¿Qué fue esta vez?- Lo miró, furioso, pero en sus ojos, donde debía llamear algún fuego, alguna mínima llama de enojo… seguía sin haber absolutamente nada.
- Un embarazo.- Dijo Tom con voz muy clara, para que no quedaran dudas.
Tim se quedó helado, entendiendo aún menos que antes.
- ¿Un embarazo?- Repitió, tras un instante de vacilación. Sintió el corazón golpeándole en el pecho.- ¿Quieres decir que…?- Titubeó. Aquello era demasiado para su cerebro cansado y privado de comida.- ¿Quieres decir que… que Georgia está…?
Tom movió los labios y abrió mucho los ojos.
- ¡No, no, no es eso lo que quise decir!- Aclaró con prisa, acompañándose de un movimiento de manos bastante convincente.- No, Tim. Georgia parecía creer… que Jayne está embarazada.
Tim se sintió como si las paredes del estudio se hubiesen cerrado por completo sobre él, aplastándolo, reduciéndolo a la nada misma. Aquello era una locura…
- ¿Y de dónde habría sacado Georgia esa idea?- Preguntó incrédulo.
- Bueno… aparentemente… se lo dijo Jayne.- Balbuceó Tom, casi con miedo. No sabía de qué modo tomaría Tim lo que le estaba diciendo.
Era como si pasaran varios minutos. Nada en el semblante de Tim indicaban que lo hubiera oído. Era como si aún esperara la respuesta de Tom. Estaba estático, parado frente a él, mirándolo sin siquiera parpadear, como si estuviese congelado, como si fuese incapaz de respirar siquiera.
Y entonces, sin previo aviso, Tim se encaminó con paso firme hacia a puerta. De repente sus pies parecían sostenerlo a la perfección, no necesitaba agarrarse de las paredes y la debilidad había desaparecido por completo. Tom lo siguió, perplejo, por el pasillo, pero Tim parecía haberse olvidado de que su amigo estaba allí.
Entró en la cocina de golpe, haciendo que Jayne, que estaba acomodando unos platos en la alacena, mientras farfullaba malhumorada en voz baja, diera un respingo y dejara caer uno de los platos. La sorpresa de ver a su marido de pie, de pronto inundado de lo que aparentaba ser una renovada fuerza, hizo que ni siquiera fuera consciente de lo que acababa de hacer.
- Tim, ¿qué…?
- ¿Estás embarazada?- Soltó él sin delicadeza alguna y Tom se sonrojó intensamente y se retiró a un rincón.
Jayne se quedó aún más asombrada. Abrió y cerró la boca un par de veces, mirando alternativamente a Tim y a Tom, para volver a concentrar su atención en su esposo.
- Yo…
- Es una pregunta simple, Jayne.- Dijo Tim bruscamente.- Sólo tienes que decir sí o no.
Ella se quedó petrificada. La única señal de vida que emitió fue que una de sus manos tembló ligeramente. Luego pareció decidir que sería mejor conservar la calma.
Su expresión se serenó súbitamente, como si la confrontación de su esposo no hubiese sucedido.
- ¿De dónde sacaste esa idea?- Inquirió con indiferencia, mientras se volvía y ponía agua a calentar para preparar el té.
- Sigues sin responderme.- Replicó Tim, sin inmutarse.
Jayne logró esbozar una sonrisa.
- Claro que no, tonto. ¿No te parece que te lo hubiese dicho?- Lo observó con ternura, como si creyera que todas esas semanas de triste reclusión le hubiesen afectado el juicio. A continuación miró a Tom, ocultando su enojo tras una expresión de cálida y burlona reprensión.- ¿Y tú con que cuentos le vienes a tu amigo? Deja de creer los rumores que corren por el pueblo. Tú mejor que nadie, deberías saber que los rumores tienden a no ser ciertos, Tom.
Las orejas de Tom, que eran la única parte visible de su cuerpo que aún no se había sonrojado, enrojecieron en menos de un segundo.
Sin embargo, Tim no se amilanó ante la actitud de su esposa.
- ¿Y por qué Georgia está en Londres convencida de lo contrario?
- ¿Georgia?- Repitió Jayne, con un rictus de desprecio y una voz ligeramente chillona que no pudo disimular.- ¿Qué tiene que ver ella en todo esto?
A Tim no le pasó por alto la manera despectiva en que Jayne se refería a Georgia y la sospecha que había nacido en su interior, ínfima, casi inexistente, empezó a crecer de a poco.
- ¿Le dijiste a Georgia que estabas embarazada para que se fuera del pueblo?- Dijo Tim, yendo directo al grano. Tom ahogó un pequeño grito. Hubiese deseado salir de allí, pero tenía los pies clavados en el piso.
Jayne pareció ofendida.
- ¿Cómo se te ocurre preguntarme algo así?
- ¡Deja de responderme con más preguntas!- Bramó Tim, impaciente.- ¡Georgia se fue de Battle de un día para el otro y quiero saber si tú tuviste algo que ver!
Como si hubiese estado sujeta por cuerdas que la mantenían en sus cabales, Jayne se sacudió, como si se liberara de ellas. Sus ojos llamearon de la manera en que los de Tim no podían hacerlo y Tom sintió que esa mujer que estaba viendo no se parecía en nada a la que estaba casada con su amigo. Había algo muy extraño allí, como si esa fuera otra Jayne, reemplazándola.
- ¡No sé por qué te sorprende tanto que Georgia se haya ido! ¡No es la primera vez que lo hace, Tim, por si no lo recuerdas!
- Lo recuerdo perfectamente, gracias.- Gruñó Tim, con frialdad.- Sin embargo, esta vez las cosas eran diferentes y…
- ¿Diferentes?- Interrumpió, totalmente alterada.- ¿Diferentes? ¿Te refieres a los revolcones que te dabas con ella por todo el pueblo, Tim?
Fue el turno de Tim de quedarse perplejo. ¿Cómo sabía su esposa…? No. Debían ser acusaciones infundadas, hechas por puro miedo. Habían sido tan cuidadosos…
- ¿De qué…?- Musitó, pero ella no lo dejó hablar.
- ¡Tendría que haber estado ciega para no verlo! ¡Todas esas ausencias, el celular apagado, Tom contestándome el teléfono para darme excusas todo el tiempo!- Lo señaló, acusadoramente, con un dedo, haciendo que Tom diera un paso hacia atrás.- ¡Llevaba bastante tiempo sospechando, pero quería creer que no serías capaz de hacerme algo así!- Empezó a respirar entrecortadamente.- ¡Y entonces los vi con mis propios ojos, en ese maldito granero que compraste sólo porque te hacía acordar a ella!
Tom abrió la boca, buscando la manera de excusarse para salir de allí, pero Tim no le dio tiempo a nada.
- Jayne…- Las palabras de su esposa ciertamente lo habían desarmado. Había ido a enfrentarla, pero no había esperado que ella le soltara aquello. No la creía capaz de callarse algo así por tanto tiempo.- Sabes que no fue…
- ¿Tu intención?- Terminó ella y lanzó una risa amarga que Tim jamás le había oído antes.- ¿Qué, lastimarme? Estoy segura que ni siquiera te acordabas de mí mientras te follabas a esa puta.
Tom tuvo la sensación de que realmente existían dos Jayne: la mujer dulce, solícita y amable que había conocido toda su vida y ésta, la nueva, la que era vengativa, fría y maliciosa.
Tim no sabía qué decir. Había temido el momento en que Jayne descubriera lo que había hecho desde el primer momento en que se había atrevido a traspasar el límite con Georgia. Y sin embargo, ahora ya no le servía de nada que su esposa lo supiera. Sólo servía para lastimarla más, porque lo suyo con Georgia era algo absolutamente imposible.
- Lo siento.- Susurró al fin, con profunda sinceridad.- Lo siento, Jayne, aunque mis disculpas no te sirvan de nada. Es verdad que no quería lastimarte, pero Georgia…
- Pero Georgia siempre fue el amor de tu vida, ¿no?- Repuso Jayne, pasando por alto sus disculpas por si no le importaran.- Deja de disimular, Tim, siempre lo supe. Nunca fui tu primera opción. Si Georgia no se hubiese ido, no te hubieses fijado siquiera en mí. Yo siempre te quise de verdad, pero eso no te interesaba, estabas demasiado concentrado en dejar que esa estúpida te manipulara, para que le cumplieras todos sus caprichos. ¡Cómo si no pudiera saberlo yo, lo caprichosa que era! Costó tanto que se fuera de aquí, que se dejara convencer que Battle jamás estaría a su altura, que Londres era la ciudad para ella… ¡y a pesar de lo que te hizo nunca fuiste capaz de olvidarla! ¡Ella siguió siendo para ti tan perfecta como siempre!
- ¡Ya te dije que…!- Exclamó Tim, desesperado, pero de la nada Tom le puso una mano en el brazo, para detenerlo, con el cejo fruncido.
- ¿Qué quieres decir con eso de que “costó tanto que se fuera de aquí”, con eso de que “se dejara convencer”?- Inquirió, mortalmente serio, pero cuando Jayne posó en él sus ojos furiosos, como si intentara discernir de dónde había sacado aquellas palabras, Tom se amedrentó y volvió a retroceder.
Sin embargo, para Tim la interrupción no pasó desapercibida. Las frases de Jayne, pasadas por alto durante su exaltado discurso, parecían brillar ante él como si estuvieran escritas en luces de neón sobre la alacena de la cocina.
- Responde a la pregunta de Tom.- Ordenó con firmeza.
Jayne continuó mirando a Tom con intenso odio hasta que Tim se interpuso entre ellos para atraer su atención. Sólo entonces volvió a explotar.
- ¡Te hice un favor al deshacerme de ella!- Gritó, sin pizca de remordimiento.- ¡Te demostré quién estaba realmente para ti y quién era capaz de cambiarte por un simple par de zapatos!
Tim no podía creer lo que oía. Empezaba a darse cuenta que su matrimonio estaba construido sobre un cimiento hecho de mentiras y engaños y notó que se le formaba un nudo en el estómago.
- ¿Cómo pudiste, Jayne?- Farfulló, con suavidad, casi mudo por la impresión.
- ¡No podía quedarme de brazos cruzados sabiendo que ibas a casarte con ella!- Respondió, como si fuera lo más lógico del mundo. Tim frunció el ceño, aún más confundido.- ¡Te vi, Tim, te vi entrar en una joyería y salir con un anillo! ¡Y cuando vi a Georgia la noche de la graduación, tan nerviosa, supe que ella también lo había visto!
- ¡Estaba enamorado de ella, Jayne!- Bramó Tim, recuperando la fuerza a medida que una furia incontrolable se adueñaba de él.- ¡Te metiste en medio sabiendo que la amaba!
- ¡Y yo estaba enamorada de ti! Lo estuve desde el primer momento en que te vi, pero tú parecías no saber que existía.- Le reprochó con un nuevo brote de desprecio.- Y Georgia tenía demasiadas ambiciones para lograr que tú fueras feliz. Sin embargo, yo sólo tenía una prioridad: tú.
- ¿Tu prioridad era hacerme feliz?- Incrédulo, Tim la observó tratando de encontrar en ella algo que le hiciera reconocer a la mujer que había llegado a serle tan familiar.- ¿No se te ocurrió pensar que lo que necesitaba para ser feliz era exactamente lo que ya tenía?
- Sabía que eso era sólo cuestión de tiempo. Una vez que te olvidaras de ella, podrías ser feliz conmigo.- Jayne se encogió de hombros con una indiferencia tal que Tim se sintió profundamente indignado.
- ¡No puedo creer lo que estoy escuchando!
- ¿De qué te quejas?- Espetó Jayne, despectivamente.- Tuviste la mejor esposa que un hombre puede pedir, estuve allí contigo cuando me necesitaste y he antepuesto todas tus necesidades a las mías…
- ¿Y qué te hace pensar que era eso lo que yo quería, Jayne?- Estalló Tim, totalmente fuera de sus casillas.- ¡Todo lo que quería era a Georgia y tú me la quitaste! ¡Te aprovechaste de ella cuando estaba asustada y vulnerable y lograste que se fuera por tu propio beneficio!
- Hice lo que creía mejor para ti.- Dijo, como si aquello zanjara la cuestión.- Así que deja de mirarme de ese modo.
Tim no lograba comprender que Jayne mostrara tal frialdad. No lograba comprender cómo había dejado que los últimos quince años pasaran sin confesarle lo que había hecho, sin sentir remordimiento alguno, y peor aún, en esas últimas semanas, mientras veía cómo Tim agonizaba al darse cuenta de que había perdido a Georgia otra vez.
- Entonces sí le dijiste que estabas embarazada…- Musitó finalmente, mientras Jayne servía el té en tres tazas, como si estuvieran manteniendo una conversación casual sobre el clima en vez de oírla confesar semejante secreto.
- Por supuesto que sí.- Dijo sin inmutarse.- Quería proteger lo que tanto me costó conseguir…
Le tendió una taza a Tim, que le dio un manotón, furioso, haciendo que estallara contra la pared. El líquido hirviendo y los pedazos de porcelana rota volaron por todas partes y Jayne hizo un gesto de dolor cuando se quemó una mano.
- ¡Mierda, Jayne! ¿Acaso no te importó verme sufrir tan dolorosamente estos días? ¿Cómo demonios puedes jactarte de haberte ocupado de mi felicidad cuando no has hecho más que enturbiarla?- Dio un paso hacia ella, y parecía mucho más alto y mucho más amenazador de lo que jamás lo habían visto.- ¡Estoy muriendo de dolor, Jayne, y a ti no te importa!
- ¡Porque me cansé, Tim, estoy harta de pensar sólo en ti! ¡Es lo que he hecho durante quince años! ¿Y cómo me lo devuelves? ¡A la primera oportunidad sales corriendo detrás de esa idiota y la metes en la cama!
Tim hizo el intento de dar otro paso hacia ella y Tom, previsor, lo tomó del brazo y lo apartó.
- No vale la pena, amigo, cálmate, ya pasó…- Murmuró, apaciguador.
Jayne le clavó los ojos y su expresión parecía la de una serpiente a punto de atacar.
- Sal de mi casa, Tom. Ya no eres bienvenido aquí. Y no lo serás mientras sigas en contacto con esa…
- Cierra la boca.- Tim tiró de su brazo, tratando de soltarse, pero Tom lo retuvo con más fuerza.- ¡Si no fuera por Tom seguiría sin saber con quien estoy casado!
- Deja de lloriquear, Tim, y supéralo de una vez. No estás enfadado conmigo, sino con Georgia, porque todavía no aceptas que no seas lo primordial en su vida.- Se inclinó en el suelo y comenzó a recoger la porcelana.- Y ahora ayúdame a limpiar este desastre, tengo que preparar la cena…
Tim la miró sin poder creer que pensara que las cosas iban a seguir inalterables después de la escena que acababa de producirse. No pudo evitar esbozar una sonrisa sarcástica.
- Olvídalo, Jayne. Se acabó.- Sintió que toda su debilidad, su cansancio, retornaban después de la agitación.
Alarmada, Jayne levantó la vista hacia él.
- ¿Qué quieres decir?
- Si crees que voy a seguir casado contigo después de lo que sucedió, estás más loca de lo que estoy empezando a creer que estás.- Repuso y, sin darle tiempo a nada, ella se puso de pie y se aferró a su mano.
- ¡No puedes dejarme! ¡No puedes arrojar todos estos años a la basura! ¡Soy la única que siempre estuvo a tu lado!- Gritó, volviendo a lucir temerosa e indefensa.
- Sí.- Concedió Tim, con un lento movimiento de cabeza.- ¿Pero a qué precio?
Jayne no pudo responder. Empezaba a darse cuenta de las consecuencias de sus actos y su mundo se desmoronaba con la misma rapidez que un castillo de arena arremetido por una ola.
Tim suspiró y clavó los ojos azules en su amigo, que aún lo sostenía por un brazo, ya no para impedir que hiciera algo indebido, si no para evitar que perdiera el equilibrio.
- ¿Puedes llevarme a Londres, Tom?- Pidió, suplicante.- No me siento lo suficientemente bien para conducir…
- Por supuesto.- Le echó un vistazo a Jayne mientras respondía, inseguro.- Vámonos de inmediato.
Sin embargo, Tim se separó un momento de él y le indicó con una seña que lo esperara. Tom se quedó sólo con Jayne, que empezaba a sollozar, inmóvil entre los restos de porcelana y té.
- Todo esto es tu culpa.- Acusó, mientras las lágrimas le resbalaban por el rostro.
- No.- Masculló Tom simplemente.- Yo sólo me limité a abrirle los ojos que tú mantenías vendados.
Tim regresó en ese momento, con un abrigo puesto y sin lucir mucho mejor. Tom lo siguió hacia el vestíbulo, ambos haciendo caso omiso de las llorosas súplicas de Jayne que los seguían por toda la casa.
Cuando Tim cerró la puerta no miró atrás.
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18 comentarios:

L.- dijo...

Hola a todas!
Espero que estén bien!
Logré traerles el capítulo 25 mucho antes de lo que esperaba tenerlo listo! Lo terminé hace un rato y quise postearlo sin falta. No tuve mucho tiempo de revisarlo, así que pido disculpas por cualquier error gramatical que puedan llegar a encontrar.
Espero que les guste. El próximo capítulo es el final. Probablemente es la historia que más tiempo me llevó escribir, pero a su vez, una de las que más satisfecha me dejó! (Hasta ahora, al menos =P)
Besos enormes y espero las críticas!

L.

karidiva dijo...

Tim supo la verdad!!!!

que buen capitulo, lo empecé a leer y deje de hacer todo lo que estaba haciendo para q nada me interrumpiera!!

Buenisimo!!!

Maggie dijo...

sí!! finalmente lo sabe!!! ahh!! gracias Lau!!

qué ansias por saber cómo terminará!

saludos a todas, Keaneras!!

XOXO

Lali dijo...

geniaaaaaaaaal! me alegra que se haya sabido toda la verdad!!! Maldita Jayne, finalmente esta pagando por todo el mal qe hizo :D excelente capitulo, espero ansiosa el proximo, aunqe va a ser el ultimo :( espero tengas otro en mente, por dios, amo estas fics! besos a todas!

sam_mccartney dijo...

Aaaaahhh Gracias por regalarme este capitulo justo un dia antes de mi cumpleaños jajaj
Sabia que Tom iria con el chisme....y que buenoq ue lo hizo! ya por fin Tim lo supo todo y que alegria saber que ira tras de Georgia!!!
esperaremos con ansias el final...y concuerdo con Lali...espero que tengas otra fic por ahi jejeje

Saludos a todas :D

Unknown dijo...

no soy llorona! pero se me piantó el lagrimón! inevitable!!!! quiero el final, sí! quiero reencuentro!

Maggie dijo...

OMG!! Jayne está loquita... Quién puede ser tan malo?? qué bueno que ya sabe todo Tim!! I love my cabaspash por ser tan chismoso... jaja

Ojalá podamos leer pronto el próximo capítulo!

suerte en todo, Lau y keaneras!! :D

яw dijo...

Que buen capítulo :D
Por fin se supo la verdad gracias a Tom ♥ :D
Espero con ansías el nuevo cap.,lástima que sea el último TT_TT

Tania H dijo...

No manches!!!! esta genial, me encanto cuando se gritaron!!! Me da tristeza que ya se vaya a acabar pero ya esperaremos por mas fics

Anónimo dijo...

lo mejooor!! esta genial este cap! Por fin Tim se entero de todo lo q hizo la yegua de Jayne :O
aaaaaahhh me encanto
espero con ansias el ultimo capitulo, eso si me da pena q vaya a ser el ultimo :(
me gusta mucho como escribes :D
saludos!

Anónimo dijo...

por fin !!!!! lo supo todo, que escena la de la cocina!!!!

ansio muchisimo leer el reencuentro de tim y georgia, aunque signifique el final de esta histori.

saludos!

pili dijo...

leer y disfrutar tu fic me dan un lapsus de normalidad, como lo extrañaba!!!!!Grande Tom, ¿que sería del mundo sin él??

Maggie dijo...

Lau! cuándo nos podrás obsequiar el último capítulo?

saludos keaneras!!

karidiva dijo...

please!!! el ultimo please!!!!

Maggie dijo...

AHOJ!! Lau!!! por favor!! el último cap!! tenemos muchísimas ganas de leerlo!!!

saludos a Oru y a todas las keaneras!!

ya casi NT!!!!

L.- dijo...

Hola a todas!
Sé que las dejé totalmente abandonadas, pero quiero que sepan que esta historia me tortura todos los días!
Últimamente he estado con algunos problemitas varios que me impidieron poder concentrarme. Espero que muy pronto eso cambie y poder terminar LSS, no sólo porque me fastidia tener algo incompleto xD, sino también porque ustedes, que me siguieron a lo largo del camino, se lo merecen!
Gracias por la paciencia! Voy a tratar de estar de vuelta esta semana, si mi cabeza colabora!

Besos gigantes!

Laura.

karidiva dijo...

Lau, no te preocupes, espero que tus problemas se solucionen bien y cuando puedas volver con la historia la estaremos esperando.

Mucha suerte !!

hallamiannaccone dijo...

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