jueves, 12 de junio de 2008

Atlantic: Capitulo 17

Deteniéndose en la esquina al ver el semáforo en rojo, Tom se volvió sobre el hombro y le sonrió a Noah sentado en el asiento trasero.
- ¿Pasamos a ver tu madre antes de ir a tu casa?- Propuso y el niño asintió enérgicamente.
- Después podemos armar el rompecabezas que me regaló ayer.- Dijo, saltando con dificultad ya que llevaba el cinturón de seguridad.- Todavía no lo armé. ¿Sabes cuántas piezas tiene? Cien.
- Wow.- Exclamó Tom, conteniendo una sonrisa, mientras se ponía en marcha de nuevo.- Si no estuviera lloviendo te daría la revancha del partido de fútbol de ayer, pero… creo que por hoy voy a conservar mi gloria intacta.
- Te dejé ganar.- Repuso Noah, lanzando una carcajada.
Tom llevaba unos días yendo a ver a Noah cada tarde. Por un lado, se sentía solo y, por el otro, le daba pena el abandono que el niño había sufrido por parte de Tim. Lo entristecía y había preferido remediarlo de alguna manera.
Allison se había mostrado bastante contenta con la actitud de Tom y no había mostrado reparos cuando éste le preguntó si le parecía bien ir a recogerlo a la escuela ese día.
Así que allí estaban. Y Tom no terminaba de creer que estaba forjando una amistad con un niño de cinco años.
Condujo hasta la tienda y se detuvo en la entrada. Se volvió en el asiento y buscó en la mochila de Noah su piloto de lluvia. Le desabrochó el cinturón de seguridad y lo ayudó a ponérselo. El pequeño lo miró serio unos segundos.
- Tom, ¿qué harías si me cayera al mar y me estuviera ahogando?- Farfulló con sus ojitos celestes bien fijos en él. A Tom le sorprendió la pregunta.
- No vas a caerte al mar, Noah. ¿Le tienes miedo al agua?- Quiso saber, cerrando el cierre de su mochilita.
- Un poco.- Contestó, aún serio.- Ya me caí una vez. Podría caerme de nuevo.- Susurró, algo temeroso.
- Descuida, si te caes al mar yo te sacaré.- Le revolvió el pelo con una mano y le dedicó una sonrisa.- ¿Está bien?
- Sí.- Él también le sonrió.- Es que ahora que Tim ya no me quiere tenía miedo de que nadie me sacara del agua.- Confesó avergonzado.
- Tim te quiere, Noah, sólo está ocupado.- Replicó, extrañado.- ¿Cuándo te caíste?
- Hace mucho.- Masculló, suspirando.- Hacía mucho frío y Tim nadó a buscarme. Tú sabes nadar, ¿verdad?
Tom ocultó su asombro y se limitó a asentir con la cabeza.
- Sí, sí sé nadar.- Lo tranquilizó.- Pero no te dejaré caer al agua, Noah. Así que no te preocupes, ¿de acuerdo?
- De acuerdo.- Arrodillándose en el asiento, se acercó a Tom y lo rodeó con los bracitos.- Te quiero, Tommy.
- Yo también te quiero.- Lo pasó hacia delante y lo aferró con fuerza para protegerlo de la lluvia lo más posible.- ¿Listo? Vamos.
Bajaron a la incesante lluvia y corrieron juntos hacia la entrada de la boutique.

Levanté la mirada hacia la puerta cuando vi que ésta se abría y esbocé una sonrisa cuando vi que se trataba de Noah y de Tom, que apretaba a mi hijo entre sus brazos para protegerlo de la lluvia. Agradecí en silencio su aparición: había estado pensando en el beso que Tim me había dado, dejada librada a mis pensamientos al irse Annie a buscar un par de capuchinos a la cafetería de la esquina.
- ¡Hola!- Saludé, saliendo de detrás del mostrador.- ¿Qué están haciendo aquí?
- ¡Mami!- Exclamó Noah, bajándose de los brazos de su amigo y corriendo a los míos. Lo levanté y lo estreché con cariño.
- Pensé en pasar a mostrarte que lo tengo sano y salvo.- Respondió Tom risueñamente.- Aún a pesar de la lluvia y todo.
- Nunca pensé que no lo tuvieras sano y salvo.- Repuse dedicándole una pequeña sonrisa.- Pero gracias por venir a confirmarlo de todos modos.
- Un placer.- Observó la tienda vacía.- ¿Y Annie? ¿Se fugó con Richard? Todavía no pude conocerla.
- No, fue a la cafetería.- Contesté.- Ya estaba aburrida de estar aquí, no resiste los días de lluvia porque no viene mucha gente. Así que la envié a comprar café.- Noah empezó a pasear entre los artículos de la tienda.- No toques nada, cariño.
- No, mami.
Annie irrumpió en la tienda, sacudiendo el corto cabello rubio y con el piloto rojo y las botas de lluvia con corazones goteando sin parar.
- Con razón no hay nadie en la calle.- Refunfuñó y entonces vio a Tom.- ¡Ah, hola! Tú eres Tom, ¿cierto?
- Sí, hola. ¿Cómo estás?- Él se acercó a saludarla y yo fui a ver que Noah no estuviera rompiendo nada.
- Bien, gracias. ¿Cómo estás tú?
- Bien, traje un rato a Noah para que vea a Allison pero ya nos vamos.- Comentó mientras ella dejaba las tazas de papel sobre el mostrador.
- Me dijo que Richard que el jueves es tu cumpleaños.- Le dijo Annie sonriente.
- No sabía que era tu cumpleaños, Tom.- Murmuré sorprendida.- ¿Por qué no me dijiste?
- Ah, no tiene importancia.- Masculló con timidez.- No creo que haga nada, de todos modos.
- ¿Por qué no? No se cumplen años todos los días.- Replicó Annie, apuntándolo con un dedo como si estuviera retando a un niño.- ¿O acaso eres de esos tipos que se deprimen por envejecer?
- Algo así, sí.- Tom rió muy a su pesar.- Pero en realidad no le veo sentido a hacer nada. Mis amigos están muy ocupados y no se me antoja nada que hacer. El fin de semana veré a mi familia y ya.- Se encogió de hombros y pareció triste.
- Vamos, Tom, estoy segura de que tus amigos pueden hacerse un rato para estar contigo en tu cumpleaños.- Lo animé.
- Claro que sí.- Se unió Annie.- Richard irá.
El nos sonrió.
- Gracias, Annie. Pero de todos modos, no se me ocurre nada que hacer.
- ¿Por qué no se juntan a cenar? No es un gran festejo, pero así será menos deprimente.- Propuse pensativa.
- ¿Tú irías?- Me preguntó, clavando sus ojos verdes en los míos.
- Yo…- Farfullé, sorprendida por su repentino interés.
- Por supuesto que Allison irá.- Interrumpió Annie, mirándome significativamente.- Es más, podrían hacer la cena en su casa. ¿Verdad, Allison?
La miré con las cejas arqueadas de sorpresa y ella pareció arrepentirse, segura de que iba a agarrarme un ataque de los de siempre.
Pero no me pareció tan mala idea y quería ayudar a Tom.
- Sí, claro.- Acepté.- Yo lo organizaré todo, Tom, tú sólo dime a cuantas personas quieres invitar y yo me encargaré de la comida y todo eso.
Tom esbozó una gran sonrisa, aunque algo azorado.
- ¿Estás segura?- Quiso saber.
- Sí, Tom, estoy segura.- Asentí con la cabeza para darle más énfasis a mis palabras. Lo cierto era que me agradaba la idea de tener algo de qué ocuparme además del trabajo para mantener la mente apartada de otras cuestiones. Entre Tim y Kevin no sabía a dónde iría a parar.
- Gracias, Allison.- Dijo alegremente.- Te lo agradezco, de verdad.- Me dio un pequeño abrazo.- De todos modos, no te compliques la vida. Sólo seremos tú, yo, Noah, Richard… Annie, tú vas, ¿cierto?- Se volvió hacia ella, inquisitivo.
- No me lo perdería por nada.- Le guiñó un ojo.
- Genial. Así que Richard, Annie y Tim… y supongo que Jayne tendrá que ir también.- Agregó, frunciendo el ceño algo disgustado y sentí que se me venía el mundo abajo. ¿Cómo no me había dado cuenta de que él querría invitar a Tim y a su esposa? Ésa sí sería una cena inolvidable.- ¿Te parece bien?
No, pensé amargamente.
- Perfecto.- Dije en cambio.- Tú encárgate de invitar a quien quieras y yo del resto.- Le eché un vistazo a Noah.- ¡Noah, no toques eso, es carísimo!
- Perdón, mami.- Masculló y puso el jarrón que había agarrado en su lugar.
- Mejor me lo llevo de aquí.- Exclamó Tom que estaba mucho más animado.- Te veo después, Allison.- Tomó a Noah de la mano.- Adiós, Annie, fue un placer conocerte.
- ¡Lo mismo digo!- Dijo ella con alegría.- Adiós, Tom.
Lo vimos salir con Noah de la mano y meterse rápidamente en el auto para no mojarse con la lluvia que seguía cayendo inexorablemente.
Annie se volvió hacia mí.
- Me parece espléndido que organices la cena para Tom, Allison.- Pasó su brazo alrededor del mío y me escoltó hasta mi capuchino.- Te hará bien distraerte.
Contesté con un gruñido. No quería ni imaginar el escándalo que haría si le contaba que Tim y yo nos habíamos besado.
Mierda, estaba impaciente por que llegara el jueves en la noche.

- ¿Por qué tiene que venir, Tim?- Refunfuñó Noah esa noche cuando le comenté que Tom haría su cumpleaños en nuestra casa.
Tuve ganas de decir lo mismo y de hacer un berrinche. Yo tampoco quería que fuera y mucho menos con su mujer. Pero era el cumpleaños de Tom y él era quien elegía. Maldita sea.
- Es amigo de Tom, cariño.- Dije en cambio, con tono tranquilizador.- Y él quiere que esté aquí. Así que vas a portarte bien y…
- Estoy enojado con Tim. Muy, muy enojado.- Interrumpió, cruzándose de brazos con expresión seria.
- Ya lo sé.- Suspiré. De repente me sentía cansada.- Pero quieres a Tom, ¿verdad?
- Sí.
- Y quieres que esté contento, ¿no es así?
- Sí, mami.
- Entonces, aunque estés molesto con Tim, vas a portarte bien para que Tom esté feliz el día de su cumpleaños.- Repuse, intentando sonar convincente y enérgica. No me sentía de ninguna de las dos maneras.
- Está bien.- Aceptó, frunciendo la nariz. Supuse que era su manera de mostrar su desacuerdo con la situación.
- Muy bien, así me gusta.- Le di un beso en la frente y lo arropé bien. Luego le deseé las buenas noches y lo dejé dormir, entornando la puerta al salir de la habitación.
Y así me quedé sola una vez más. Y así empecé a recordar cómo Tim me había besado una vez más. Y así me llevé los dedos a mis labios una vez más, tratando de sentir de nuevo cómo era que él me besara. Y así sentí las ganas de llorar una vez más, aunque ya no tratara de Kevin.
Me dejé caer en el sillón de la sala, abrazándome las rodillas como única manera de consolarme a mí misma. ¿Qué me estaba pasando últimamente? Hacía años que no conocía una verdadera sensación de paz, pero en esos pocos meses todo parecía haberse ido al demonio. Descubrir que Kevin no era lo que parecía ser, el miedo de perder a Noah, Tim entrando en mi vida… era demasiado. Era suficiente.
¿Y qué era ese insoportable deseo de salir corriendo, derribar las paredes, buscar a Tim y rogarle que me besara de nuevo? Había aprendido a vivir sola. No lo necesitaba para estar bien, no necesitaba sus besos, ni sus brazos a mi alrededor.
Casi tuve ganas de oír de nuevo los gritos de su esposa. Al menos eso haría que retornara a mi cabeza el profundo enojo que había sentido antes.
Pero entonces tendría que preguntarme por qué me molestaba tanto…
Bufé de frustración y me acurruqué contra el respaldo del sillón, segura de que sería una noche larga.
Y de que tendría que pasarla sola.

Tim se dejó caer en la cama, cerró los ojos y suspiró. Allí estaba de nuevo…
Había besado a Allison. ¡Maldita sea, había besado a Allison! ¿Qué le sucedía? ¿Acaso se había vuelto loco? ¿Volver con su esposa no era todo lo que quería? ¿Por qué se arriesgaba a arruinarlo todo?
Se golpeó la frente con fuerza, tratando de calmarse. Estaba irritado consigo mismo por no entenderse. Y también por haber pasado horas enteras analizando la misma cuestión una y otra vez.
Abrió la boca y tomó una bocanada de aire. Tenía que controlarse y dejarse de hacer estupideces. Allison no era la respuesta a sus problemas. Allison no era la respuesta a nada. Excepto a cómo complicarse más la vida.
Pero… tenía que admitir que le había encantado hacerlo. Le había gustado muchísimo, tal vez más de lo permitido, estrecharla en sus brazos, besarla, probar la suavidad de sus labios. Y estaba seguro de que, debajo de esa capa de tristeza y desesperación, Allison escondía un brote de pasión inimaginable…
- ¿Qué haces en la cama tan temprano?- Escuchó y sus pensamientos terminaron de golpe. Se sintió malhumorado por perder la visión de Allison aferrándose de poco a él. Levantó la cabeza y se encontró con Jayne en la entrada de la habitación.- ¿Acaso me estás esperando?- Agregó, en un susurro seductor.
Por algún motivo, le desagradó que eso fuera lo primero que su esposa pensaba. ¿Y si se sentía enfermo y por eso se había ido a la cama? ¿Por qué no se preocupaba por él? ¿Por qué no le tomaba la temperatura, le hacía una sopa y se sentaba a su lado para hablarle? ¿Por qué no iba a buscar medicamentos y se encargaba de que se quedara recostado para no empeorar?
Basta, se dijo a sí mismo, estás traspasando los límites.
- Estoy cansado.- Contestó tras unos segundos. Se tapó los ojos con un brazo y notó que Jayne se sentaba a su lado.- De verdad.- Insistió cuando ella le puso una mano en el pecho.
- Yo no estoy cansada.- Musitó, cerca de su oído.- Para nada.
Tim se sintió furioso. Abrió la boca para gritarle, sin saber qué demonios le sucedía, por qué se enojaba tanto por algo que en otro momento lo hubiera complacido al máximo. Pero el teléfono sonó antes de que pudiera pronunciar palabra.
Jayne se estiró para atender.
- ¿Hola?- Dijo desganadamente y se quedó en silencio unos segundos mientras escuchaba a su interlocutor.- Ah, sí. Hola, Tom. Está aquí, a mi lado. Claro, enseguida.- Le pasó el teléfono a Tim, que se sentó en la cama. Luego se puso de pie y desapareció de la habitación, evidentemente molesta por la interrupción.
- Hola Tom.- Saludó, sin demasiados ánimos.
- No sé quién suena peor, si tú o Jayne.- Comentó éste, a modo de saludo.- ¿Todo va bien? ¿Llamo en mal momento?
- Para nada.- Repuso Tim, secretamente aliviado porque había retrasado el momento de acostarse con Jayne… ¿Qué?- ¿Cómo estás?- Preguntó, tratando de ignorar el asombro que sentía ante sus propias reacciones.
- Sí, todo está bien.- Respondió Tom distraído.- El jueves es mi cumpleaños.
Tim cerró los ojos. Lo había olvidado por completo. Se sentía como un padre que olvidara el cumpleaños de su hijo. Jamás olvidaría el cumpleaños de Noah, dijo una voz en su interior y a los dos segundos se dio cuenta del rumbo que estaban tomando sus pensamientos, así que trató de espantarlos.
- Lo sé.- Mintió.- ¿Qué piensas hacer?
- Bueno, de hecho Allison me ofreció hacer una cena en su casa.- Explicó y Tim frunció el ceño.
- ¿En casa de Allison? ¿Por qué?- Inquirió de inmediato.
- No sé…- Tom pareció amedrentarse.- Ella me lo sugirió, porque yo no quería hacer nada… ¿tienes algún problema con eso?
Cerrando los ojos para calmarse, Tim negó con la cabeza mientras respondía.
- No. Sólo me parece extraño que te ofrezca su casa. Apenas se conocen.
- Nos hemos estado viendo con mucha frecuencia últimamente.- Farfulló Tom y él casi lo vio encogerse de hombros.- Ya sabes, juego un poco con Noah y todo eso. Hoy fui a recogerlo a la escuela.
- ¿Cómo que fuiste a…?- Explotó Tim. Él jamás había ido a buscar a Noah a la escuela y había tardado mucho más tiempo para ganarse la confianza de Allison. Había tenido que salvar la vida de Noah. Y ahora Tom iba y venía como si fuera su propia casa. ¿Qué sucedía allí?
- Yo… bueno… le pedí si podía hacerlo… y…- Su voz había bajado bastante y a Tim le costaba entenderlo.- ¿Qué pasa, Tim?
- Nada.- Dijo cortante.- ¿Ibas a decirme algo o puedo colgar ya? Tengo cosas que hacer.- Replicó con cierta brusquedad, aunque era mentira.
- Yo... sí, quería… quería invitarte a la cena. El jueves.- Carraspeó, como tratando de manejar el asunto con naturalidad.- Tú y Jayne, por supuesto. Vayan los dos.
- ¿A casa de Allison?- Masculló y trató de imaginarse la situación. Jayne toqueteándolo por debajo de la mesa y Allison sentada frente a él, mirándolo muy fijo. Sintió ganas de vomitar.
- ¿No puedes?- Tom sonó casi desilusionado.
No podía hacerle eso a su amigo.
- Sí, puedo. Claro que puedo, Tom.- Respondió.- Los dos iremos.
- Genial.- Su amigo se animó de pronto.- Entonces te dejaré hacer lo que sea que estés haciendo. Buenas noches.
- Buenas… noches, Tom.- Susurró y colgó antes de esperar cualquier otra respuesta.
Había dos cosas en esa llamada que lo habían perturbado. Una de ellas era volver a ver a Allison después de lo sucedido y tener que hacerlo en compañía de Jayne. Y la otra era imaginar a Tom y Allison pasando tanto tiempo juntos.

Doblé la última servilleta y contemplé el resultado. La mesa lucía bien, no me había olvidado de nada y aún estaba a tiempo de darme una ducha antes de que llegaran nuestros invitados.
- ¡Mami!- Exclamó Noah, corriendo hacia mí apresuradamente y llevando algo entre las manos.- ¡Mira, mami, mira!- Extendió la hoja de papel para que la viera.- ¿Te gusta?
Era un dibujo de la playa, algo que identifiqué como Tom, un perro y él mismo, tomados de las manos. Siempre había perros en los dibujos de Noah.
Le dediqué una sonrisa.
- Está precioso, cariño, a Tom va a encantarle.- Le dije. Acomodé su remera que llevaba arrugada sobre la cintura del pantalón y até un cordón de su zapatilla.- Ahora pórtate bien diez minutos mientras me doy una ducha, ¿está bien?- Detestaba dejarlo solo cuando no había nadie más en la casa… ¿pero qué otro remedio tenía en ocasiones? A veces criarlo sola era todo un problema.
- Sí…- Sonó el timbre y miró hacia la puerta.- ¿Puedo ir a abrir? ¿Puedo, puedo?
- Está bien…- Accedí suspirando y lo seguí hasta la puerta.
Noah abrió de un tirón y nos encontramos con Tom, vestido íntegramente de negro: camisa, zapatos, pantalón, cinturón. Estaba impecable.
- ¡Feliz cumpleaños!- Exclamó Noah, saltando hacia él hasta que lo levantó en brazos.- ¡Feliz cumpleaños, Tommy!
- Muchas gracias.- Le dio un beso en la mejilla y se inclinó para hacer lo mismo conmigo.- Hola, Allison.
- Hola, Tom.- Le sonreí cálidamente.- Feliz cumpleaños.
- Gracias.- Bajó a Noah y me pasó una botella de vino.- La traje para la cena.
- No debiste molestarte.- Llevé la botella a la cocina y luego volví con ellos.- Me daré una ducha rápida y estaré con ustedes en un momento, ¿de acuerdo?
- Claro, tómate tu tiempo.- Dijo Tom, que dejó su abrigo colgado en el vestíbulo.
Fui al baño y me duché rápidamente. Me vestí, con un jean y un sweater, ya que no me parecía que tenía que estar excesivamente elegante en mi propia casa y traté de evitar pensar en que Tim llegaría de un momento a otro. El beso no me afectaría. No me afectaría, no me afectaría, no m afectaría. Tenía que repetírmelo a mí misma constantemente y todo saldría bien.
Mientras Noah tiraba de la mano de Tom para mostrarle cómo había dispuesto el comedor para la cena. Él había reclamado un lugar junto a su amigo y se encargó de mostrárselo.
- ¡Y mira lo que hice para ti!- Masculló emocionado. Noah no salía demasiado y nunca tenía cumpleaños, más que el suyo o el mío. Supuse que eso debía ser bastante importante para él.
Tom tomó el dibujo que le había hecho.
- ¡Wow, Noah! Es genial.- Murmuró, con algo de exageración y yo sonreí.- Deberías dedicarte a esto.
- También puedo dibujar casitas, como mi papá.- Dijo y sacó otro dibujo del bolsillo del pantalón. Tom me dedicó una mirada inquisitiva antes de volver la atención al pequeño de nuevo.
- Es preciosa, Noah, de verdad.- Musitó, inclinándose junto a él. Era mejor interceder antes de que empezaran a hablar de Kevin.
- Yo también tengo algo para ti.- Farfullé, buscando el paquete en el armario del vestíbulo. Se lo entregué.- Espero que te guste, no sabía bien qué…
- Me gustará.- Aseguró, sonriente, desgarrando el papel. Era uno de los cuadros de la tienda, uno de mis favoritos, y había pasado horas escogiéndolo. Era costoso, pero no me importaba. Tom se lo merecía: era una buena persona.- ¡Allison, es hermoso!- Exclamó, admirando la pintura.- No debiste…
- No fue nada.- Interrumpí, encogiéndome de hombros.- Pensé que podía ser tu estilo.
- Lo es, muchas, muchas gracias.- Me dio un abrazo.- Estás siendo muy buena conmigo.
Le pasé una mano afectuosamente por la espalda.
- Tú también estás siendo muy bueno con nosotros, Tom.- Le besé una mejilla.- Ahora bien, la comida. Espero que estés conforme porque…
Otra vez golpeaban la puerta, así cerré la boca y fui a abrir. Esta vez se trataba de Richard y de Annie. Mi corazón dio un salto. Quizás Tim no iría…
- ¡Buenas noches!- Exclamó Annie, de tan buen humor como siempre.- ¡Feliz cumpleaños, Tom!
Se pusieron a saludarlo con Noah revoloteando a su alrededor y yo fui a la cocina a verificar que la comida estuviera en orden. Cuando regresé, Tom llevaba varios paquetes en los brazos y también un buzo color negro.
- Mira, Allison.- Mostró, recordándome a Noah. Yo me acerqué y observé el buzo.- ¿Crees que es de mi talle?
Tomé la prenda y se la puse por encima del cuerpo, sosteniéndola y tratando de compararla con él.
- Sí, yo creo que sí…
Oímos un carraspeo y nos dimos vuelta. Tim estaba en la sala, serio y con la mandíbula algo tensa.
- Buenas noches.- Saludó con demasiada formalidad.- Feliz cumpleaños, Tom.
Tom titubeó.
- Gracias.
Noah frunció la nariz.
- ¿Dónde está Jayne?- Quiso saber Richard y yo me aparté y simulé estar acomodando las cortinas.
- Viene en un momento.- Suavizó su expresión y se inclinó hacia Noah.- Hola, amiguito, ¿cómo estás?
- Bien.- Contestó éste, con una sequedad que no le había oído nunca antes. Me volví a mirarlo asombrada.
- Noah, no seas maleducado.- Musité y la mirada de Tim y la mía se cruzaron por primera vez. Me sentí incómoda, especialmente porque sus ojos azules me escrutaban sin reparos.
- Perdón por el retraso.- Dijo una voz y nos volvimos hacia Jayne que entraba en ese momento.- Hola, soy Jayne.- Extendió su mano hacia Annie, que la estrechó con una sonrisa.- Tú eres Allison, ¿cierto?- Agregó, extendiéndomela a mí esta vez.
- Sí.- Respondí y fui yo la que sonó seca en esta oportunidad.- ¿Cómo estás?
- Bien, gracias.- Farfulló distraídamente.- Ah, sí… ¡feliz cumpleaños!
- Gracias, Jayne.- Tom no parecía muy contento y me di cuenta que quizás no había sido una buena idea hacer aquella cena. Estábamos todos parados como idiotas sin decir nada y sin mirarnos.
Iba a ser una noche genial.
- Y él es Noah, cariño.- Masculló Tim, rompiendo el silencio y agachándose junto al niño para levantarlo. Él lo rechazo con el ceño fruncido.- ¿Qué pasa, Noah?
- Déjalo, Tim, no eres muy bueno con los niños.- Jayne caminó hacia el ventanal, sin siquiera hacer caso del pequeño.
Tim miró a su mujer con una expresión indescifrable, pero concentró su atención en Noah.
- ¿Qué sucede?- Le preguntó.
- Nada.- Corrió hacia Tom y saltó hacia sus brazos hasta que éste lo levantó. Tim se puso de pie sin decir nada.
- ¿Por qué no nos sentamos?- Sugerí, dándome cuenta de que lo mejor era empezar… así todo terminaría cuanto antes.
Fui a buscar la comida a la cocina y Annie se escurrió detrás de mí.
- ¿Por qué tengo la sensación de que la esposa de Tim es una estúpida sin corazón?- Susurró, en tono confidencial.- ¿Será por las cosas que Richard me dijo de ella o porque es así realmente?
- Prefiero no hablar de la esposa de Tim.- Serví la lasaña en una fuente de porcelana blanca y la rocié con la salsa.
- Creí que Tim y tú se llevaban bien.- Comentó Annie, extrañada.
- Ya no.- Me di vuelta y salí de la cocina antes de que me pidiera más explicaciones.
Tom se había sentado en la punta de la mesa y desenvolvía el regalo de Tim, con Noah a su derecha y Tim a su izquierda. Junto a Noah estaban Richard y Annie. Junto a Tim, Jayne. Yo me senté en la otra punta y descubrí, malhumorada, que había quedado junto a la mujer que me desvelaba por las noches gracias a sus condenados gritos.
Aspiré hondo y traté de calmarme. Al menos no me había tocado junto a Tim.
Serví la comida y Tom se encargó de llevar la conversación por caminos triviales y cómodos. Noah se encargaba del resto, haciendo comentarios y atrayendo la atención. Tim se mantuvo callado, casi sin participar. Era como si no estuviera allí. Su esposa, sin embargo, hablaba cada vez que tenía oportunidad y hasta Annie terminó frunciendo la nariz en señal de desaprobación.
- Esto está delicioso, Allison.- Comentó Tom, dedicándome una sonrisa, mientras ayudaba a Noah a cortar su comida.
- En realidad lo compré y me encargué de meterlo en el horno.- Confesé, también sonriéndole.- No tuve tiempo de hacerlo yo misma.
- Pero cocinas muy bien.- Intervino Annie, levantando su copa para darle un trago al vino.- Yo he probado tu comida y me encanta.
- Mami cocina cosas ricas.- Farfulló Noah, que estaba muy parlanchín y no le gustaba quedarse afuera en la conversación.- Y cuando estoy enfermo hace sopas.
- Es cierto.- Murmuró Tim en una voz muy baja, abriendo la boca por primera vez desde que nos sentáramos a comer. Le clavé la mirada, como si me asombrara que realmente estuviera allí, participando.
- Te llamaré cuando me sienta mal.- Bromeó Tom, sonriente y yo volví mi atención hacia él, devolviéndole la sonrisa con calidez.
Jayne se llevó el tenedor a la boca.
- Mm… tienes que decirme dónde compraste esto, Allison.- Musitó, evidentemente tratando de no quedarse afuera.- Es muy bueno, ¿verdad, Timmy?
La respuesta de Tim no fue más que un gruñido, que hizo que Richard levantara la vista de su plato y la centrara en él, frunciendo el ceño.
Cuando la comida fue cosa del pasado, me ofrecí a hacer café y cuando regresé a la sala con una bandeja y las tazas, Richard había sacado una cámara de fotos y fotografiaba a Noah y a Tom.
Tras una buena serie de fotos de Annie que de seguro resultarían todas iguales pero que al parecer Rich no podía dejar de tomar, me miró con amabilidad.
- ¿Qué te parece una foto con Tom, Allison?- Preguntó, sonriente y yo asentí, aunque no estaba de ánimos para fotos.
Noah se apresuró a sentarse en el regazo de Tom y yo le pasé los brazos por el cuello, parada detrás de él. Richard tomó la fotografía y parpadeé reiteradamente gracias al flash.
- ¿Saben qué?- Musitó Jayne, sonriendo. Parecía que estaba buscando una forma de no pasar tan desapercibida como hasta el momento. Nos miró a Tom y a mí.- Ustedes dos hacen una linda pareja, ¿no están…?
Las palabras de Jayne fueron ahogadas por un sonido fuerte y seco. Había sido la silla de Tim, arrastrada con fuerza contra el piso cuando él se puso de pie con brusquedad.
- ¿A dónde vas, Timmy?- Quiso saber ella, frunciendo el ceño.
- A tomar aire.- Su voz sonó fría y parecía cortar todo a su paso, hasta que salió al balcón y cerró la puerta detrás de él. Me había parecido ver que los músculos de su espalda se tensaban notablemente.
Sentí un cosquilleo en el estómago mientras observaba su figura recortada en la oscuridad de la noche, alejándose hacia la orilla del mar. Tuve ganas de correr detrás de él, pero me contuve.
- ¡Trae el pastel, mami!- Exclamó Noah, sacándome de mi ensimismamiento.
- Allison, no tenías que hacer un pastel.- Me reprendió Tom.- Dijiste sólo una cena.
- Lo sé… pero no costaba nada, ¿cierto?- Musité, distraída, y regresé a la cocina.
¿Por qué se había ido así Tim? ¿Qué le sucedía? ¿Acaso el comentario de su esposa…?
De pronto tenía la extraña sensación de que no era la única que seguía pensando incesantemente en ese beso. Por como actuaba Tim, él también lo recordaba.
Suspiré y cerré los ojos, auto convenciéndome de que estaba siendo una estúpida. Que me besara no había significado nada…
- ¿Necesitas ayuda, Allison?- Preguntó Richard, asomándose con la cámara colgando al cuello y yo le sonreí sin decir nada. Me sentía atontada y con deseos de salir de allí. Probablemente hubiese ido gustosa a acompañar a Tim a tomar aire…
Escuché a Jayne riendo vaya uno a saber de qué. Estaba irritada, cansada y de malhumor. Y, para colmo, Tom no la estaba pasando nada bien. Todo aquel sacrificio no servía de nada y, durante un momento, tuve ganas de salir corriendo y perderme por ahí, hasta que mi casa volviera a hundirse en el silencio habitual.
No había espacio para la alegría en esa casa y mucho menos cuando Jayne Rice-Oxley estaba presente.
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