martes, 5 de mayo de 2009

Wolf at the Door: Capítulo 14.

Tom se quedó mirando en silencio cómo el sol iba surgiendo en todo su esplendor en el horizonte. Maggie estaba sentada en el sillón, con las manos enlazadas, esperando a que él dijera algo. Ella no podía pronunciar palabra. El alivio de encontrar a Lena la había atontado.
- Estos días…- Susurró Tom al fin, y su voz pareció retumbar en la casa.- Sólo he podido pensar en cosas que quería preguntarte, que quería saber, que quería entender… y ahora no sé por donde empezar.
Maggie se armó de valor. Carraspeó suavemente.
- Quizás sería más justo que yo te explicara todo… y luego si hay algo que quieras saber, te lo diré con gusto.- Dijo. Ahora que todo el ajetreo y el miedo habían seguido su curso, no estaba segura de cómo tratar a Tom. Era un completo desconocido para ella. Tal vez la imagen que se había formado mentalmente de ese hombre fuera absolutamente errónea.- Sólo que… creo que no te gustarán algunas de las cosas que tengo que decir.
- Ponme a prueba.- Tom se sentó frente a ella, sin dejar de mirarla a los ojos. Normalmente, Tom parecía tan infantil como podía serlo Lena. Pero en ese momento, estaba irradiando una madurez y una seriedad que hubiesen impresionado a Nat de sólo verlo.
En cambio, Maggie se puso de pie y comenzó a deambular de un lado a otro, incapaz de sostenerle la mirada. Sentía que la acusaba sólo por contemplar aquellas profundidades verdes grisáceas.
- Bueno… antes que nada, quiero que sepas que jamás tuve la intención de complicar tu vida. Lamento que hayas tenido tantos problemas desde que dejé a Lena contigo.- Maggie observó la casa, la prueba material de que Tom vivía mejor que ella en muchos sentidos.- Pensé que tu vida era tan perfecta… supuse que podrías manejar algo como esto.
- ¿Qué te hizo pensar que mi vida es perfecta?- Repuso, frunciendo el ceño.- Cuando nos conocimos, estaba tan arruinado como tú.
- Pero te repusiste. Te convertiste en alguien importante. Tienes dinero y seguridad.- Abarcó la sala con la mano para acentuar su punto.- Tienes muchas cosas que yo jamás he podido ofrecerle a Lena.
- Eres su madre. No hay nada más importante que puedas ofrecerle que eso.- Respondió él.- Tal vez yo tenga todo lo que tú dices, sí… pero soy un desastre con los niños. No sé qué hacer con ellos.
- Has sido fantástico con Lena, Tom.- Le dedicó una pequeña sonrisa.- En realidad no quise sugerir que no sirvieras para ello más temprano. Estaba enfadada y asustada. Pero te he visto con ella: eres dulce y cuidadoso.
Tom no contestó. Sus mejillas se tiñeron de rosa y Maggie acentuó su sonrisa.
- La experiencia es algo que se adquiere. Yo misma he cometido errores terribles, pero he ido aprendiendo.- Los ojos de Maggie perdieron un poco su brillo, como si estuviera recordando épocas poco felices.
- Yo…- Tom se estrujó los dedos unos con otros, nervioso.- Detesto preguntarte algo como esto, pero necesito la respuesta más sincera que puedas darme.
- Claro.- Ella esperó, contemplándolo y deteniendo su paseo.
- ¿Soy de verdad el padre de Lena?
Maggie había creído que Tom tendría dudas sólo durante uno o dos días y luego se convencería de que era realmente así. Después de todo, con sólo mirar a uno y otro era evidente.
- Sí.
- Ese tipo Jake dijo que él es su padre.- Replicó, dispuesto a no creerlo hasta no tener todas las pruebas que necesitaba.
Maggie meneó la cabeza.
- No, Jake te lo dijo para que se la entregaras. Pero en realidad nunca le dio importancia, ni notó su presencia. Empecé a salir con él cuando Lena tenía casi dos años.
- ¿Y por qué mentiría con algo como eso?- Preguntó Tom, confundido.
- Porque está furioso y sabe que lo peor que puede hacerme es meterse con Lena.
La observó callado unos segundos. Había muchos cabos sueltos en aquella historia y Tom no acababa de entender.
- Voy a necesitar que me des más información, Maggie.
Se cubrió el rostro con las manos, embargada de cansancio.
- No sé por donde comenzar.
- Creo que me perdí desde aquel capítulo en que tú y yo nos conocimos.
Maggie no pudo evitar una pequeña sonrisa. Se sentó en el sillón otra vez, harta de dar vueltas.
- Estás bastante atrasado. ¿Seguro que quieres oír esa historia tan larga ahora? Son las siete de la mañana.
- Me parece que no podré dormir a menos que calle el zumbido dentro de mi cabeza. ¿Sabes qué son?- Masculló, inclinándose y apoyando los codos en sus rodillas, para mirarla más de cerca.- Preguntas sin respuesta, Maggie.
- Buen punto.- Asintió con una mueca.- Bueno… supongo que recuerdas que…
- No recuerdo prácticamente nada.- Excepto algunos momentos precisos de cuando estábamos haciendo el amor, dijo una vocecita en su interior, haciéndolo sentir incómodo hasta que se dio cuenta que no lo había dicho en voz alta.- Estaba demasiado ebrio.
- Yo también.- Maggie se encogió de hombros.- Creo que los dos estábamos pasando por una mala época y ni siquiera nos dimos cuenta de nada. No hay mucho que contar al respecto. Después de unas semanas, descubrí que estaba embarazada.
- ¿Cómo sabes que yo era el padre?- Tom se avergonzó de su pregunta al instante.- Lo siento, no quise ser grosero. Es que… si ambos estábamos en un período algo oscuro de nuestras vidas…
- Algunos cálculos que llevamos las mujeres, eso es todo. No tuve dudas al respecto. Había estado con otro tipo, pero simplemente no cuadraba.- Suspiró. No estaba demasiado complacida con el hecho de revolver el pasado, pero se lo debía a Tom. Y cuanto antes terminara, antes podría irse a dormir. Aún le quedaba llevar a Lena hasta Eastbourne.- Al principio me asusté mucho, pero nunca se me pasó por la cabeza terminar el embarazo. Simplemente me dije a mí misma que era hora de enderezarme, tanto como pudiera.- Mientras hablaba, recordó que aún tenía que ir a trabajar. Ya había perdido el turno nocturno en la estación de trenes. Iba a tener que dar muchas explicaciones por ello y por llegar tarde a la cafetería. Debía estar allí en media hora.
- ¿Y qué hiciste? ¿Lo afrontaste sola?- Inquirió Tom.
- Un tiempo, sí. Luego me puse en pareja con un hombre que creía que era maravilloso por querer estar con una mujer embarazada y ayudarme a pasar por aquello.- Por alguna razón, se sentía incómoda hablando de hombres con Tom. Pero tenía que contarle toda la historia. Sin censuras.
- ¿Creías que era maravilloso?- Repitió con desconfianza.
- Sí, me equivoqué. Resultó ser la misma basura que todos los demás.- Contestó con vehemencia. Lo miró y se dio cuenta de lo que acababa de decir.- Lo siento.
- No importa. ¿Qué sucedió con éste tipo?
- Creo que estar con una mujer que esperaba un bebé se le tornó aburrido hacia el final.
Tom se sintió indignado, pero lo disimuló. Se limitó a esperar a que Maggie siguiera hablando.
- Estuve un tiempo sola, pero me di cuenta que era imposible hacerme cargo de Lena y mantenernos. Vivía trabajando y casi no tenía tiempo para ella. Así que conocí al segundo tipo maravilloso.
Tom supuso que el título de maravilloso le sería removido muy pronto.
- Parecía muy decente y me daba la posibilidad de quedarme en casa con Lena mientras él trabajaba. Pensé que podríamos llegar a ser una hermosa familia.- Maggie volvió a suspirar.- Hasta que descubrí que frecuentaba a otras mujeres.
- Ahora entiendo por qué dices que somos una basura.- Comentó Tom, sin poder evitarlo.
- Sí, bueno, lo toleré un tiempo, porque lo necesitaba. Pero cuando la situación se puso muy difícil, tomé a Lena y me largué de allí.- Sentía que estaba reviviendo aquellos momentos espantosos… que aún no habían terminado. Sus vidas seguían siendo igualmente complicadas.- Me costó mucho tomar esa decisión, porque significaba que tenía que volver a tomar uno o más empleos para poder mantener a Lena.
- Me dijo que trabajas mucho y que casi no te ve.- Dijo Tom, haciendo que Maggie le clavara la mirada. Sus ojos se llenaron de tristeza.
- Bueno… es cierto. Y lo detesto, pero no tengo salida. A veces lo que uno tiene que hacer no es siempre lo más agradable.
Se hizo un pequeño silencio. Ambos se quedaron pensativos e inquietos. Entonces Maggie decidió continuar. Quizás aún podía llegar a la cafetería sin que le hicieran mucho problema por la tardanza.
- Y llegó Jake. Una vez más creí que él nos salvaría, pero no fue así.- Trató de sonar despreocupada, como si Jake hubiese sido sólo otro desencanto amoroso.
- ¿Qué pasó?- Quiso saber Tom. Su tono de sospecha le hizo saber que notaba que Maggie le ocultaba algo.
- No era lo que creí y me di cuenta de que Lena no podía convivir con un hombre como él.- Explicó vagamente.- Así que hace cosa de un mes empecé a pensar en abandonarlo, pero necesitaba llevarme a Lena de la casa antes de hacerlo. Y te vi por casualidad en una cafetería.- Le dedicó una sonrisa casi imperceptible.- Parecía que alguien estaba poniéndome las respuestas justo ante mis ojos. Nunca pensé que volvería a verte.
Tom parpadeó un par de veces. Quería ver si había entendido bien.
- Entonces… ¿dejaste a Lena conmigo porque querías terminar con tu novio?- Inquirió, escéptico.
Maggie se dio cuenta de que no le creía.
- Bueno, sí. Algo así.
- ¿Todo eso que tenías que solucionar para poder ser una buena madre y no sé qué más? ¿Solo dejar a tu novio?
Lo contempló, más cansada que antes.
- ¿Hace alguna diferencia que ese haya sido el motivo?
- Creí que sería algo más grave.
- Eso es todo.
Maggie se pasó una mano por el rostro, intentando despejarse. Iba a dormirse sobre la máquina de café. Iban a despedirla. Demonios.
La voz de Tom sonó grave en la sala vacía.
- ¿Tenías miedo de que Jake golpeara a Lena también?
Levantó la vista hacia él, sorprendida. ¿Cómo sabía eso?
- ¿Qué?
- Tienes un golpe en la frente.- Se puso de pie y fue a sentarse junto a ella.- Y viéndote de cerca se te ven algunos más. En el labio… en el párpado.- Maggie abrió la boca, sin saber qué decir.- Y no son golpes que te das en la ducha o… no sé, con la alacena. Hay algo que no quieres decirme y creo que sé exactamente qué es.
- Tom…- Comenzó a decir ella. No quería que lo supiera, aunque sabía que no era ella la que debía avergonzarse de lo sucedido. Era Jake el que debería arrepentirse… pero era ella la que no había sabido llevar su vida por el camino correcto.
- Lena se asusta con los gritos y corre a esconderse debajo de la cama.- Insistió, sin dejarla hablar.- Una conducta así en un niño…
- Yo…
- Huyó cuando vio a ese tipo en la puerta. Le tenía miedo.
- Jamás la ha tocado.- Exclamó Maggie, poniéndose a la defensiva.- Siempre me encargué de que ella estuviera a salvo.
- ¿Y quién se encargaba de que tú también lo estuvieras?- Maggie esquivó su mirada, azorada.- Tendrías que presentar una denuncia.
- No, ya no tiene caso.- Negó con la cabeza.- Me he mudado, no sabe donde vivo. Ya no podrá encontrarnos y…
- Encontró a Lena aquí.- Cortó él, frunciendo el ceño.- Y vino a buscarla.
- Seguramente me siguió, cuando vine a buscarla hace unos días.- Tom la miró sin entender.- Te vi sacarla del auto y ser tan cariñoso con ella, que no pude hacerlo. Sentí que no había nada que yo pudiera hacer para darle lo que tú le das…
- Maggie, yo…- Tom estiró la mano, con intención de tomar la suya.
- ¡Papáaaaaaa!- Se escuchó entonces, de forma estridente y angustiada. Era evidente que Lena acababa de despertar y seguía muy asustada. Tom se puso de pie.
- Aguarda.- Maggie lo retuvo de un brazo.- ¿Te importa si yo…?
- Oh, no. No, por supuesto que no.- Le dedicó una sonrisa.- Ve tú, yo me quedaré aquí y seguiremos hablando después.
Maggie asintió, algo reticente y se encaminó a las escaleras para ir a ver a su hija.
Tom se quedó solo y pensativo. Todo lo que Maggie le había dicho le había aclarado algunas cosas, pero seguía teniendo miles de preguntas qué hacer. Ahora sabía qué tipo de vida había llevado Lena, pero no lo tranquilizaba en lo más mínimo.
Estaba cansado y preocupado por Lena. Haberse perdido de seguro había sido traumático para ella: vagar de un lado a otro, en el frío, durante tantas horas… agradeció que Tim la hubiese encontrado. Si sus amigos no lo hubiesen ayudado aún estaría petrificado por el miedo y la indecisión.
Pasaron un par de minutos y Tom se puso de pie para ir a la cocina a hacer algo de café que los mantuviera despiertos un par de horas más. Necesitaba hablar un poco más con Maggie, saber qué iba a suceder de ahí en adelante. Todo era confuso y Tom no sabía si estaba pisando un terreno firme. No sabía si ella y la niña desaparecerían de su vida de una vez o si sucedería algo más. Era extraño e inquietante.
Decidió pasar primero a ver que Lena estuviera bien. Subió las escaleras con lentitud, sintiendo al fin todo el cansancio del día cayéndole en el cuerpo. Llegó a la habitación de Lena y empujó la puerta para espiar en el interior.
Maggie se había quedado dormida junto a la pequeña, que se aferraba a su madre como si jamás fuera a soltarla de nuevo. Las dos parecían sumidas en el sueño más pacífico de todos y Tom sintió que sería inoportuno despertarlas.
Observó a Maggie detenidamente. Su aspecto se parecía mucho al de Lena cuando apenas había aparecido en su puerta. El de alguien que ha vivido una vida difícil.
Lena, en cambio, a pesar de su reciente y desesperante aventura, parecía ahora una princesita cansada después de una larga tarde de juegos. Sin lugar a dudas, vivir con Tom le había hecho mucho bien.
Tom apagó la luz y cerró la puerta suavemente, sin saber si el final en el que había estado pensando casi todo el día estaría a punto de llegar.
Unos pocos minutos después, Tom se metía en la cama, preguntándose si él también sería uno de esos hombres pasajeros en la historia de Maggie y Lena y si estaban a punto de sacarlo de la trama drásticamente.
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1 comentario:

Oli Oli dijo...

Adrus es una mujer golpeada T.T