Maggie tuvo que subir lentamente las escaleras, casi arrastrando a la llorosa Lena al segundo piso. Le partía el corazón verla. Nunca antes la pequeña había lamentado tanto perder a uno de los hombres que pasaran por su vida. Eso es porque Tom es el primero que es realmente decente, pensó apenada.
El ruido pareció atraer al dueño del edificio. Escuchó la puerta que se abría detrás de sus espaldas y los pasos en la escalera.
- ¿Qué es todo este escándalo?- Exclamó, molesto.
- Lo lamento, está un poco nerviosa.- Repuso ella, suspirando. Lena empezó a patalear.
- No sabía que tenía una niña. No me gustan los niños. Son ruidosos y molestan a los vecinos.- Dijo, despectivamente y Maggie decidió que era hora de apretar el paso y meter a su hija en el departamento.
- Lena es muy tranquila, ha tenido una mañana muy difícil, es todo.- Palmeó la espalda de la niña.- Ya, cariño, ya pasó.
- Hoy es viernes.- Agregó el hombre, que parecía dispuesta a seguirla hasta el interior del departamento.
- Lo sé.- Maggie se mordió el labio y trató de disimular. Hacía un par de días que no iba a trabajar y no tenía ni un solo centavo en su bolsillo.
- Necesito que me pague la renta.
- Por supuesto. Tengo que ir a trabajar ahora. Cuando regrese, pasaré a pagarle.- Murmuró, comenzando a cerrarle la puerta. Ese tipo era realmente desagradable.
- Son noventa libras.
- Lo sé.- Repitió, hartándose.- Las tendré esta noche, o mañana en la mañana.- Aseguró, aunque no muy convencida. Cruzó los dedos mentalmente. Esperaba que le dieran buenas propinas.
- Pero mañana es sábado.- Frunciendo el ceño, el maldito testarudo puso su mano en la puerta y evitó que cerrara.- La renta se paga los viernes. Puntualmente.
- Escuche, no tengo el dinero precisamente ahora. Si me deja irme a trabajar, se lo daré en cuanto pueda…- Farfulló Maggie, mientras Lena examinaba el lugar sin dejar de llorar.
- Si no paga, no puede quedarse.- Replicó éste.- Así empiezan las cosas. Te piden que los esperes un día y, cuando te das cuenta, te deben dos meses de renta.
- Mi intención es pagar. Pero estoy atrasada, tengo que llevar a mi hija a la guardería y…
- Si tiene dinero para la guardería, tiene dinero para la renta.
Maggie parpadeó incrédula.
- ¿Está usted bromeando? ¿Qué se supone que haga con mi hija mientras me voy a trabajar?
- No es mi problema.
Se quedó mirándolo. ¿Es que nunca en la vida iba a tener un mínimo de suerte? Lo único que le faltaba era un casero malhumorado. Y allí lo tenía. Voilá.
- Escuche…
- Son noventa libras.- Cortó, insistente.- ¿Va a pagar?
Maggie sintió que la sacaba completamente de sus casillas.
- Por amor de Dios, ¿qué demonios le sucede? No tengo el dinero ahora. Lo tendré esa noche.
- Entonces llévese sus cosas, si tiene el dinero, regrese, sino, búsquese otro sitio.
- Está siendo absolutamente irracional. Sólo le estoy pidiendo un par de horas. No puede echarnos a la calle así como así…
- Si no saca sus cosas, tendré que sacarlas yo.- Empujó la puerta con intención de entrar.
Maggie no podía creerlo. ¿Dónde diablos se había metido? Ese tipo estaba totalmente loco. Pero era todo lo que tenía. No podía buscar un nuevo lugar donde vivir. Tenía que ir a trabajar y tenía que buscar a alguien que cuidara a Lena, tenía que…
- ¿Y bien?- Instó, impaciente. Maggie le dedicó una mirada de odio.
- Usted es un idiota.
Se dio media vuelta y entró al apartamento. El tipo se quedó observándola desde la puerta mientras ella metía rápidamente sus cosas en una caja y una maleta. Lena estaba estática en medio de la habitación, sorbiendo las lágrimas que le quedaban.
- No puedo creer que no tenga compasión de una mujer sola con una niña. ¿Qué tan grave es esperar unas horas?- Espetó furiosa.
- Señora, yo también tengo mis problemas.
- Váyase al demonio. Puede meterse su maldito departamento en medio del…
- ¿Qué sucede aquí?
La voz que interrumpió sus palabras no era la que esperaba. Se levantó despacio, como sin creerlo, pero Lena confirmó sus sospechas antes de que pudiera posar sus ojos en él.
- ¡Papi! ¡Papi!- Gritó, corriendo hacia Tom, que se encontraba parado en la puerta, mirando todo con cierta inquietud. La levantó en brazos al instante cuando se acercó a él.
- ¿Qué estás haciendo aquí?- Maggie no lograba salir de su asombro.
- Lena olvidó a Coco en el asiento de atrás.- Explicó, mostrándole el conejito que llevaba en una mano. Recorrió con la mirada el grisáceo apartamento y al horrendo hombre que esperaba para desalojarlas.- ¿Hay algún problema?
- No, ninguno.- Maggie trató de disimular y quiso sonreír. No podía dejar de mirar la manera en que Lena se aferraba a Tom y le frotaba la naricita en la mejilla, sonriente a más no poder.
- No tengo todo el día.- Intervino el casero y ella deseó arrojarle algo pesado y doloroso.
- ¡Ya voy, ya voy!- Exclamó exasperada y siguió recogiendo las pocas cosas que había llegado a desperdigar por el apartamento en el corto tiempo que llevaba allí.
- ¿Pasa algo malo?- Tom miró al tipo con desconfianza.
- No…- Maggie suspiró. Era imposible disimular más.- Sólo… que este idiota me está desalojando.
- Si no paga, se va.- Aclaró éste, encogiéndose de hombros.
- ¿Si no pago? ¡No sabía que una hora de atraso era tan grave! ¡Dijo viernes, hoy es viernes, tengo como veinte horas más!- Exclamó enojada.
- No tiene el dinero.- La fulminó con la mirada y se cruzó de brazos.
Tom se volvió hacia él, empezando también a molestarse.
- ¿Puede darnos un poco de privacidad?
- No. Quiero que tome sus cosas y se vaya. No pagó y…
- ¡Si no cierra el pico, se lo cerraré yo!- Bramó.
Maldiciendo por lo bajo, el tipo se alejó hacia el corredor y Tom cerró la puerta.
- Maggie…
- No digas nada, por favor. Hace diez minutos que me despedí de ti y ya estoy haciendo las cosas mal otra vez.- Se volvió hacia la pared para que no viera las lágrimas de impotencia en sus ojos.- No tengo noventa libras para pagarle. Hace dos días que no puedo ir a trabajar… no es mi intención que…
- No te preocupes por ello.- Aún con Lena en brazos, Tom se acercó y le puso una mano en el hombro.- Yo puedo darte el dinero…
- ¡Por supuesto que no! ¡No quiero tu dinero!
- ¿Quieres dejarme terminar de decir lo que quiero decir?- Pidió, suspirando. Ella asintió, cerrando la caja con brusquedad.- Yo puedo darte el dinero, pero no voy a hacerlo.
Se hizo un pequeño silencio.
- Ah…- ¿Qué se suponía que tenía que decirle? ¿A dónde quería llegar con eso? ¿Quería decirle que él tenía un Ferrari y una cuenta bancaria abultada y ella no lograba juntar noventa mugrosas libras?
- No me gusta este sitio y mucho menos que Lena conviva con un tipo como ese.- Hizo una seña hacia la puerta con la cabeza.
- Sé que no es exactamente un palacio pero…
- Las llevaré de regreso a casa. Pueden quedarse conmigo.- Dijo con naturalidad. Tanta, que hasta él mismo se sorprendió.
Maggie lo miró boquiabierta.
- ¿Estás loco?- Masculló tras unos segundos.- ¡Claro que no! No vamos a invadirte. Yo me las arreglaré con Lena y…
- No va a hacerte daño aceptar mi ayuda, Maggie.- Interrumpió dulcemente y Lena le plantó un beso ruidoso en la mejilla.
- Tom… te lo agradezco.- Le sonrió con calidez.- Pero no quiero molestarte. Ya hemos hecho suficiente y…
- Si molestaras, no te lo ofrecería.- Miró a Lena con los ojos muy brillantes.- Me gustará tenerlas en casa… aunque sea mientras tratas de encontrar otra cosa. Además, ¿quién cuidará a Lena mientras tú trabajas?
- Pero tú también tienes tu trabajo…
- Sí, pero puedo llevarla al estudio. A los otros no les molesta.- Se encogió de hombros, como si tuviera todas las respuestas a sus objeciones.
- Tom… no es justo para ti.
- Déjame decidir eso a mí.
Se hizo otro silencio, esta vez más largo. Maggie estaba a punto de flaquear en su desesperación. En su cabeza se formó la imagen de ella y Lena durmiendo en la calle, tratando de aislar el frío inútilmente.
Tom vio la indecisión en sus ojos y decidió aprovechar la oportunidad. Bajó a Lena.
- Tú lleva a Coco y yo llevaré la maleta, ¿sí?- Le guiñó un ojo. Lena aplaudió de alegría.- ¿Ya pusiste todo lo que necesitabas en esa caja?
Maggie dudó una fracción de segundo más. La expresión de felicidad de su hija la hizo rendirse del todo.
- Sí, ya está.
Las dos siguieron a Tom de regreso al auto y ni siquiera miraron atrás para despedirse del deprimente apartamento que Maggie tampoco hubiese aprendido a llamar hogar.
Tom conducía de regreso con la mirada clavada en el camino y ambas manos sobre el volante. Maggie iba mortalmente callada, contemplando el paisaje por la ventana y Lena iba canturreando y haciendo bailar a Coco en el asiento de atrás.
Tenía la sensación de que había hecho un pequeño retroceso y ahora se sentía tan confundido como en sus primeros días con Lena. Había recuperado su antigua vida y la había conservado por diez minutos antes de abrir la bocota. Y, por alguna extraña razón, estaba más que aliviado de haber metido la pata.
- No vamos a quedarnos mucho tiempo…- Susurró Maggie con timidez, ladeando un poco la cabeza hacia él.- Te prometo que…
- Por una vez en tu vida, Maggie, estoy ofreciéndote la oportunidad de que no te preocupes.- Interrumpió él, echándole un vistazo rápido.
- Es imposible no preocuparme. Mi vida se cae a pedazos.
Tom dejó escapar un suspiro.
- Dame veinticuatro horas, ¿quieres? Sólo veinticuatro horas para que no tengas que volverte loca por nada. No pienses, no te lamentes por lo que te salió mal…- Tom sonrió, pero sin dejar de mirar al frente.- Eso es lo que quiero a cambio por haberte sacado del lío ahora.
Maggie sonrió también, sólo que tristemente.
- Sabía que había algún truco detrás de tu bondad.- Se recostó contra el asiento, rendida.- No puedes no pensar. Tarde o temprano, tienes que prestarle atención a las voces de tu cabeza que te gritan que hagas algo antes de que el barco se hunda por completo.- De hecho, ya la estaban agobiando en ese instante.- Hay demasiado que debo hacer: buscar un nuevo lugar donde vivir, recuperar los días perdidos en el trabajo, ir a…
- Hoy tienes un lugar donde vivir. Pensaremos en algo mañana. El resto es sólo circunstancial.
Se quedaron callados. Maggie deseó poder vivir como él: sin tener que saber con anticipación cómo haría para sobrevivir. Tom tenía todo lo que quería y más.
Se distrajo viéndolo conducir. Frunció el ceño.
- Eres el primer hombre que conozco que no quita la mirada del camino cuando va al volante. Pareces concentrado.- Comentó.
- Sí que quito la mirada del camino. Me gusta ver todo lo que hay alrededor mientras conduzco.- Repuso Tom.
- No lo has hecho ni una sola vez.
- Porque Lena va en el auto con nosotros.- Contestó con calma, dejándola muda.
Nunca nadie había dicho algo tan simple ni tan significativo. Tom cuidaba a Lena. Le importaba la niña y se fijaba hasta en los mínimos detalles para que estuviera a salvo. ¿Por qué ninguno de los padres sustitutos que le había buscado a su hija no habían podido ser así?
- ¿Qué vamos a hacer ahora?- Quiso saber Lena, llamándoles la atención desde el asiento trasero.
- Vamos a dejar las cosas de regreso en casa.- Le dijo Tom, mirándola por el espejo retrovisor brevemente.
- Y yo me iré a trabajar.- Agregó Maggie enseguida.
- Yo también.- Coincidió él, girando en la última esquina antes de llegar. Vieron la gran casa de Tom asomando no muy lejos.
- ¡Y yo también!- Exclamó Lena alegremente.
- ¿Estás seguro de que puedes llevarla contigo, Tom?- Preguntó preocupada.- No quiero que te estorbe o…
- Claro que no. Es divertido, ¿verdad, Lena?- Musitó entusiasmado.- Ahora podrás mostrarle a Richard tu dibujo.
- ¡Sí!- Chilló, contenta.
Descendieron lentamente, Tom llevando la maleta y la caja y dejando que Maggie abriera la puerta. Lena se encargó de abrir la marcha, entrando a la casa dando saltos.
Dejó todo en la sala para volver a salir. A los dos se les estaba haciendo tarde. Lena quiso ir al baño antes de ir hacia el estudio, por lo que Maggie la llevó rápidamente. En los pocos minutos que estuvo solo, Tom se dijo a sí mismo que acababa de meterse en una grande. Y, aún así, se sentía mucho mejor que cuando había creído, por un diminuto período de tiempo, que su vida de antes había regresado.
Extraño, confundido, fuera de lugar. Pero mejor.
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2 comentarios:
AQUÌ TERMINA,??? ASÌ NADA MÀS??? ME MATO CON FURIA!! XD SI NO ESCRIBES LUEGO EL FINAL LO ESCRIBO YO!! JAJAJAJAJA, ME ENCANTA TU NOVELA , ES GRANDIOSA, LAS DESCRIPCIONES ESTÀN MUY BIEN LOGRADAS. mE ENCANTÒ LA PARTICIPACIÓN DE NAT, MUY INGLESA POR DECIR ALGO, APUESTO A QUE SI AL CONOCIER de verdad no me gustarìa jajajaja, ya poh, escribe luego!!!!!
una admiradora...
En serio aqui acaba? :(
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