Tim miró extrañado su celular y, encogiéndose de hombros, lo dejó sobre el piano a su lado. Era la tercera vez que llamaba a Georgia en lo que iba de la mañana, sin lograr comunicarse. Estaba seguro de que estaba tan entusiasmada arreglando todo en el nuevo local que ni siquiera oía el teléfono sonando insistentemente. Decidió dejarla trabajar en paz e ir a verla más tarde, antes de regresar a su casa.
Richard irrumpió en el estudio con tres tazas de té y le dio una. Tom estaba sentado no muy lejos de él, tratando de cambiarle las cuerdas a una guitarra y aceptó otra.
- ¿Todo va bien?- Preguntó Rich, como siempre, preocupado.
Tim asintió con la cabeza después de darle un sorbo a su té.
- Sí, no hay problema, Rich.- Le dedicó una sonrisa, absolutamente radiante. No recordaba cuánto tiempo hacía que no sonreía de aquel modo, tan feliz, tan despreocupado… o quizás sí lo recordaba: quince años.
- ¿Estabas hablando con Jayne?
- Deja de fastidiarlo, Rich, ¿qué eres?- Masculló Tom, sin quitarle los ojos verdes a la tarea que tenía en frente.- ¿Policía? Deja de hacerle tantas preguntas.
Richard apretó los labios y observó a ambos, sospechando.
- Ustedes dos están metidos en algo. Han estado muy raros los últimos días.
- ¡Claro que no!- Exclamó Tom, de inmediato. La cuerda que intentaba colocar saltó y le dio en la nariz, dejándosela colorada.- Auch.
- Eso te pasa porque no sabes mentir.- Reprochó Richard, frunciendo el ceño.- ¿Qué está sucediendo?
Tim y Tom se miraron, éste último frotándose la nariz concienzudamente, y Tim terminó suspirando y rindiéndose de una vez. Richard era su amigo y no le agradaba mentirle. Sabía que, en el fondo, lo entendería.
- Estaba llamando a Georgia.- Confesó finalmente.
Tom lo miró con la boca abierta, como si no pudiera creer que hubiese dicho la verdad.
- ¿A Georgia?- Repitió Richard, apoyando con fuerza su taza.- ¿Te volviste loco?
- ¿Para qué le cuentas? Él no está de acuerdo con esto, Tim.- Repuso Tom.
- ¿Tú lo sabías?- Richard se volvió hacia su amigo, incrédulo.- ¿Por qué lo dejas hacer estas estupideces? ¡Se supone que tienes que ayudarlo, Tom, no perjudicarlo!
- ¿Quieres calmarte, Rich? No pasa nada.- Murmuró Tim cansinamente.
- ¿Que no pasa nada? ¿No pasa nada, dices?- Exclamó, fuera de sus casillas.
- Basta, Rich, es a Jayne a quien está engañando, no a ti.- Farfulló Tom, tratando de volver a poner la cuerda en su sitio.
Tim le dedicó una mirada algo funesta.
- Gracias, Tom.- Dijo, sarcástico.
- De nada, amigo.- Le sonrió ampliamente, sin notar la expresión que había puesto.
- No puedo creerlo.- Richard lo siguió con la mirada mientras Tim se dirigía al sillón más cercano para sentarse.- Creí que ya habías terminado con toda esta estupidez.
Tim se volvió a enfrentarlo y lo apuntó con un dedo.
- No es una estupidez.- Dijo, enojado.- No es ninguna estupidez, Richard…
Suspirando, Rich se cruzó de brazos y se apoyó contra el piano. Lo examinó en silencio unos segundos y cuando habló, su tono había bajado bastante.
- Te enamoraste de ella, ¿no es así?
Pasaron varios segundos antes de que Tim respondiera. En lugar de sentarse, se puso a dar vueltas a lo largo y ancho del estudio.
- Nunca dejé de amarla, Rich. Creí que lo sabías.
- Siempre supuse que Jayne iba a significar lo suficiente para ti como para olvidarte de Georgia.- Contestó. Dejó de lado la incredulidad para concentrarse en la preocupación.- ¿Por qué no me dijeron nada?
- Porque ibas a reaccionar de este modo.- Dijo Tom, que empezaba a enfurruñarse.
Tim negó lentamente con la cabeza.
- Nunca tuve nada que reprocharte como amigo, Rich, pero la verdad es que en este tema no has mostrado mucha flexibilidad…- Explicó suavemente.
Richard hizo una mueca, como si oír eso no le cayera muy bien.
- Todo lo que quería era que no cometieras errores que fueras a lamentar. Todavía me acuerdo perfectamente cómo estabas cuando se fue, Tim. En los años que hace que te conozco jamás te vi de ese modo: estabas destruido, parecía que…
- No va a volver a pasar, Rich. Te agradezco que quieras prevenir los errores, pero Georgia y yo hemos aprendido de ellos.- Aseguró Tim, que volvía a sonreír muy lentamente. Le puso una mano en el hombro, para tranquilizarlo.- Siento haberte mentido, pero tampoco quería que mucha gente lo supiera. Tuve que contárselo a Tom, pero necesitaba mantenerlo lo más secreto posible.
- ¿Por qué tuviste que decírselo a Tom?- Preguntó Richard, confundido.
- He estado cubriéndolo con Jayne.- Dijo Tom antes de que Tim pudiera evitarlo.- Simulaba que estaba conmigo cuando él y Georgia estaban…- Vio que Tim le dedicaba una mirada muy elocuente y trató de interpretarla mientras intentaba seguir explicándose,-… aquí y yo le decía a Jayne que…
Tom cerró la boca al darse cuenta que Tim estaba a punto de saltar sobre él para callarlo. Sus mejillas se encendieron, volviéndose de un intenso tono rosado, y bajó la mirada.
Richard les echó un vistazo a uno y otro.
- ¿Has hecho que Tom te cubra?- Se volvió hacia su amigo, regresando a la incredulidad.- Por amor de Dios, Tim, ¿no crees que después del tiempo que hace que está contigo, Jayne se merece algo más?
Empezando a sentir un espantoso dolor de cabeza, Tim se dejó caer finalmente en el sillón junto a Tom. Se llevó la cabeza a las manos, sintiéndose la peor basura del mundo, pero sin poder acallar, ni siquiera de ese modo, la felicidad que Georgia había instalado en lo profundo de su corazón.
- Por supuesto que se merece algo más, hacerle esto ha sido una verdadera tortura para mí, Rich. No me he sentido bien al pensar cuánto la herí.- Admitió en voz baja.
- ¿Y qué vas a hacer?- Inquirió, presionándolo un poco.- Imagino que vas a detener todo esto, ¿verdad? Antes de que Jayne se entere y tu matrimonio quede enterrado seis metros bajo tierra…
Tim levantó la mirada y la posó en Richard. Había estado dándole vueltas al asunto interminablemente y, al fin, había tomado una decisión. Sabía que sería increíblemente doloroso, pero ya no tenía escapatoria.
- Voy a dejar a Jayne.- Anunció, y ésta vez Tom dejó caer la guitarra al suelo, con un estruendo, debido a la sorpresa.
- ¿Qué?- Preguntó, sin poder creérselo.
- Bueno, Tom… no pensabas que iba a engañarla durante toda la vida, ¿o sí?- Masculló, algo incómodo.
- Lo que pensé es que jamás ibas a hacerlo.- Lentamente, Tom sonrió.
Pero Richard volvió a hablar, tan preocupado y negativo como siempre.
- ¿Estás seguro, Tim? ¿Has analizado absolutamente todo? ¿Estás seguro de que esto significa tanto para ti como para Georgia?
- Claro que sí, Rich.- Al pensar en Georgia, los ojos azules de Tim cobraron un brillo que había estado apagado durante mucho tiempo.- Hemos hablado de esto un millón de veces. Está terriblemente arrepentida por haberse ido hace quince años.
Richard notó que no había nada que pudiera decir, y que no tenía caso desalentarlo porque Tim estaba a punto de hacer algo que realmente quería y necesitaba. Tom empezó a darle palmadas en la espalda, como si lo felicitara, mientras no dejaba de sonreír.
La que de seguro no iba a estar tan contenta con aquella situación sería Jayne. Pero Richard sabía que si Tim y Georgia querían estar juntos no había absolutamente nada que pudiera separarlos.
Más tarde ese día, cuando Richard se subió a su auto para ir a su casa a buscar un platillo que se había olvidado y necesitaba para terminar uno de los arreglos de una de las canciones nuevas en las que estaban trabajando, dejó a Tim y Tom instalados en The Barn, absolutamente sumidos en el proceso creativo, cada uno ensimismado en lo que debía hacer.
El sol iba bajando lentamente pero todavía inundaba el cielo con sus rayos, dándole un tono anaranjado en el horizonte. Habían asumido que para esa hora habrían terminado, pero una vez que se veían envueltos en la vorágine de trabajo, era bastante difícil ponerle un freno.
En la cabeza de Richard, sin embargo, había mucho más que canciones sin acabar. Entre la lista mental de cosas que tenía que comprar en el supermercado cuanto antes y algunas noticias que había estado leyendo ese día en el periódico, se encontraba todo el asunto de Tim y Georgia.
La frustración de ser el único que no tenía idea de lo que estaba sucediendo se había ido desvaneciendo a lo largo del día, dejándole sólo un gusto amargo arraigado profundamente en su boca. Conocía a Tim hacía veinte años y era consciente de todo el sufrimiento por el que había atravesado al ser abandonado por Georgia siendo sólo unos niños. Pero en ese caso, excepto por el corazón roto, Tim había conseguido seguir adelante y rehacer su vida.
Pero ahora… Tim estaba tomando un decisión basada en la ilusión de una relación que había tenido siendo un muchacho de dieciocho años. Estaba poniendo en juego una vida agradable y plena que había sabido construirse después de mucho esfuerzo. Estaba poniendo en juego a una mujer que siempre había estado para él, incondicionalmente. Una mujer que no lo había cambiado por un par de zapatos de marca.
Y aún así, Tim estaba tan convencido, y hablaba de Georgia con tal devoción… que Richard deseaba con todas sus fuerzas tragarse todas sus opiniones y verlo ser feliz. No aprobaba nada de lo que estaba sucediendo, por supuesto, pero no podía evitar sentir un cálido alivio en medio del pecho al ver que Tim sonreír de una manera tan auténtica, de una manera que Rich ya no creía que Tim pudiera sonreír.
Giró distraídamente en Powdermill Lane para poder dirigirse hacia High Street. Suspirando, se dijo que a veces era más difícil seguir al corazón, que seguir a la lógica. Lo que Tim estaba haciendo requería de una valentía que Richard empezaba a admirar…
No se había dado cuenta donde estaba hasta que vio el pequeño revuelo que se armaba un par de casas más adelante. Frunció el ceño, contemplando como sin entender, las cajas y maletas que iban acumulándose en la vereda, junto a un pequeño y brillante auto rojo.
- ¿Te volviste loca?- Exclamaba Molly Atwood, mientras seguía a su hija desde la entrada de la casa.
- Mamá, por favor, sólo quiero irme de aquí, quítate de en medio.- Farfulló Georgia, impaciente, con los ojos ocultos de unos grandes lentes de sol. Abrió la puerta trasera del auto y metió algunas cajas.
- ¿De repente? ¿De nuevo? ¿Qué sucedió? ¡Georgia, dime algo!
- ¡Nada, mamá, no sucedió nada! ¡Déjame en paz!- Gritó, de una manera descontrolada en la que Richard jamás la había visto. Había aminorado la marcha para poder ver a escena, con los ojos muy abiertos e incrédulos.
Molly se quedó de piedra al ver a su hija reaccionando de aquel modo. Tras unos segundos, simplemente asintió con la cabeza, tristemente.
- Supongo que tengo que agradecer que esta vez no te fugas a mitad de la noche.- Y sin decir una palabra más, se volvió y se perdió en el interior de la casa.
Georgia, sin inmutarse, como si no hubiese para ella nada más importante que poner sus cosas dentro del auto y pisar el acelerador para irse de allí, continuó como si nada.
Sin entender demasiado lo que estaba sucediendo, Richard aumentó la velocidad, llegó a High Street y, olvidándose por completo de que tenía que ir a su casa, dio un giro y retomó el camino hacia The Barn.
Abollando descuidadamente una hoja de papel, Tim la arrojó en ninguna dirección en particular y volvió a comenzar de cero con una en blanco. Tom meneó la cabeza, impaciente.
- ¿Quieres dejarlo ya?- Se puso de pie y se puso a juntar las pelotas de papel esparcidas por todo el estudio.- Todo esto sirve perfectamente. Deja de ser tan duro contigo mismo.
- Todo eso es basura, Tom, sé que puedo escribir algo mejor…- Farfulló Tim en un gruñido, frunciendo el ceño detrás de sus lentes de marco cuadrado, moviendo la lapicera entre los dedos, esperando que la palabra justa iluminara su mente para empezar la estrofa.
- Lo que tú llamas basura, yo lo llamo una canción decentemente buena.- Repuso, tratando de alisar las hojas, con la intención de que las letras se volvieran más legibles, cosa casi imposible dado que la manuscrita de Tim eran meros garabatos.- Mira, Tim, mira, hay frases que son muy, muy buenas.
- Ya te lo dije. No me gusta.
- Bueno, lo guardaré, si no te importa. Quizás mañana te levantes y hayas cambiado de parecer.- Tom dejó todo perfectamente apilado sobre un amplificador, ignorando la expresión fastidiosa de Tim.- Además… tenemos como cincuenta canciones nuevas, ¿tienes la necesidad de escribir una más?
Tim abrió la boca con la intención de explicarse, pero se distrajo al ver que Richard entraba, dejando las llaves de su auto muy lentamente sobre una mesa. Había algo en su rostro que hizo que Tim olvidara por un momento lo que estaba haciendo.
- ¿Todo está bien? ¿Por qué regresaste tan pronto?- Preguntó.
- ¿Olvidaste el platillo, Rich?- Inquirió Tom, también extrañado.
Pero él no contestó. Se acercó a Tim y se apoyó en el piano junto a él para mirarlo. Era evidente que estaba buscando la manera de decir algo, pero no sabía cómo hacerlo.
- ¿Te sucedió algo malo?- Insistió Tom, que empezaba a alarmarse con su actitud.
Richard decidió ir al grano, dándose cuenta que no había muchas más vueltas que darle al asunto.
- Tengo algo que decirte, Tim, y no te va a gustar nada.- Masculló, mortalmente serio.- Pero antes de que te lo diga… recuerda que Tom y yo estamos aquí y que…
- ¿Qué diablos pasó?- Interrumpió Tim, pasando velozmente de la curiosidad a la preocupación.
Richard tragó saliva y miró a Tom en busca de apoyo, pero éste lo observaba con la misma gravedad que Tim.
- Se trata de Georgia, Tim.- Anunció lentamente.
Sin ser consciente de lo que hacía, Tim se puso de pie, haciendo que los otros dos dieran un respingo por la brusquedad del movimiento.
- ¿Qué pasa con Georgia, Rich?- Murmuró y sus ojos azules lo escrutaron con cierto dejo de desesperación.
- No te asustes y mantén la calma, Tim, no es nada…
- ¡Dímelo de una maldita vez, Richard!- Exclamó, sin poder contenerse y Tom dio un paso hacia atrás para alejarse de él.
- ¡Se fue!- Respondió Rich, con demasiada prisa y sintió que estaba clavándole un puñal en el pecho a su amigo. El rostro de Tim no varió en lo más mínimo. Seguía mirándolo como sin entender.
- ¿A qué te refieres? Georgia no puede irse.- Dijo, negando con la cabeza tan despacio que no parecía siquiera saber que lo estaba haciendo.
- Escucha, sé que esto no es precisamente lo que esperabas, pero… acabo de verla.- Explicó con toda la paciencia que fue capaz de encontrar en su interior.
Esta vez fue Tim el que dio un paso atrás para alejarse de ellos, como si de repente sus dos mejores amigos representaran una amenaza.
- Debes haberte equivocado de persona.- Rechazó la idea con un movimiento de la mano, pero la lividez de su rostro delataba que estaba tratando de convencerse a sí mismo de aquello.- Georgia no puede irse.- Repitió.
- Era Georgia, Tim, lo siento.- Rich le habló con la misma compasión con la que le hubiese hablado a un niño que acababa de ver cómo su mascota era atropellada por el camión de la basura.- La vi cargar sus cosas en el auto y…
- Seguramente son las cosas del taller. Ha estado llevando cosas al taller todo el tiempo.- Dándoles la espalda, Tim se puso a escrutar por la ventana, como si esperara que Georgia apareciera por allí para confirmar su teoría.
- No, eran sus maletas. Y su madre estaba diciéndole que…
- ¡Estás equivocado, Richard, cierra la boca de una vez!- Gritó, pegándole un puñetazo a la pared a su lado y haciéndose un corte en el dorso de la mano, por el cual ni siquiera se inmutó. Tom se quedó muy quieto y Richard se sintió embargado por una pena tremenda al tener que ser él quien le rompiera el corazón.
- Tim…- Estiró un brazo para tocarle el hombro, haciéndole saber que estaba allí, aunque no fuera eso exactamente lo que él quería.- Tim, no tienes idea cuánto lo lamento…
La voz de Tim se puso ronca. Cuando volvió a hablar no fue más que un mero susurro, como si hablar a un volumen normal fuera algo que excedía sus fuerzas en demasía.
- Tiene que haber un error.- Musitó. Miró a sus amigos, esperando que alguno de ellos empezara a reír y confesara que había sido una broma.- Tiene que haber un error.- Se irguió, con el corazón latiendo enloquecido, rogándole que hiciera algo.- No se ha ido a ninguna parte.
Se apartó de ellos rápidamente, dirigiéndose hacia la puerta. Tom y Richard lo siguieron de inmediato camino a la salida. Manoteó las llaves de su auto antes de abrir la puerta de un tirón y salir a un Battle ya oscurecido por el anochecer.
- ¡Aguarda!- Exclamó Tom, que parecía haber salido de su trance.- ¡Aguarda, Tim, no puedes conducir así! Yo te llevaré.
Se adelantó con la intención de entrar al auto, pero Tim ni siquiera lo había oído. Dentro de él, muy profundo en su alma, había un constante bullicio de dudas y miedos al que no quería escuchar. Pasó por al lado de Tom como si no notara su presencia, subió al auto y encendió el motor con un ademán descuidado.
Pisando el acelerador con ganas, levantó una nube de polvo a su alrededor, sin prestar atención a la velocidad que indicaba el tablero, subiendo más y más. Tim sólo tenía una cosa en mente: llegar a Powdermill Lane, encontrar a Georgia y estrecharla entre sus brazos para sentirla tan real y maravillosa como era siempre.
La casa entera pareció temblar, como si fuera a derrumbarse, cuando Tim aporreó la puerta, reclamando que alguien le abriera. Su primera idea había sido trepar por el árbol, pero estaba tan alterado que no se creía capaz de hacerlo sin matarse en el intento.
Molly Atwood abrió, escandalizada, unos pocos segundos después. Lo observó sorprendida e indignada, de la misma manera que lo había hecho cuando no era más que un chico de quince años que se colaba en la habitación de su hija a mitad de la noche.
- ¿Qué estás haciendo aquí, Tim?- Preguntó, de manera poco amable.
- Necesito ver a Georgia de inmediato.- Respondió, sin dar más rodeos.
El malestar en el rostro de Molly aumentó.
- Así que contigo también repitió la historia. Al menos esta vez tuvo la delicadeza de decírmelo a la cara, en lugar de dejar una nota…- Refunfuñó, estudiándolo con recelo, como si él fuera el culpable de todo.
- ¿De qué demonios está hablando?- Tim sabía lo que estaba a punto de oír, pero así y todo la mayor parte de él se negaba a aceptarlo. Seguía repitiéndose que aquello era un estúpido error.
- De que Georgia volvió a irse.- Contestó y Tim sintió cómo si acabara de arrojarle algo pesado en el estómago, cortándole la respiración.- Tomó sus cosas, las puso en el auto y se fue de aquí tan rápido como llegó.
- Georgia no puede irse.- Volvió a decir, como si eso fuera a cambiar las cosas.
Molly se cruzó de brazos.
- Claro que puede. Lo hizo una vez y ahora lo hizo de nuevo.- Entrecerró los ojos.- No sé qué fue lo que pasó, o si tú tuviste algo que ver… pero no creo que vaya a regresar en esta ocasión.
Tim no supo qué decir. Su cabeza estaba analizándolo todo, pero no en busca de una explicación, de una aceptación o de algo que apaciguara el dolor, si no en busca de alguna equivocación en todo aquello. Cualquier cosa. Algo mínimo que no rompiera la ilusión de amor verdadero que Georgia había creado para él.
Molly pareció ablandarse un poco. Suspiró, resignada.
- Me gustaría saber qué es lo que le pasa por la cabeza a esa chica para reaccionar de este modo todo el tiempo.- La compasión de su mirada le hubiese recordado a Richard de no ser porque estaba demasiado aturdido para poder pensar.- Y lamento que te haya lastimado de nuevo, pero tú permitiste que lo hiciera. Tenías una vida perfectamente armada y dejaste que Georgia se metiera en medio.- Tratando de ocultar el tono de desaprobación, Molly echó un vistazo al interior de la casa.- Mira, Tim, mi marido no está muy contento con todo lo que está pasando y creo que si te ve aquí será para peor. Vete a tu casa con tu esposa y olvídate de Georgia. Es lo mejor que puedes hacer.
Y le cerró la puerta en la cara sin mucha ceremonia.
Y Tim se quedó allí, esperando que, de un momento a otro, Georgia volviera a abrirla.
Y esperó en vano, hasta que la brisa nocturna hizo que su piel se erizara de frío, aún a pesar de la calidez que corría a su alrededor.
Y regresó a su auto, pensando en buscarla, en entender. Y todo lo que pudo pensar fue que Georgia no deseaba ser encontrada, que no deseaba ser amada por él, que no deseaba más que correr. Y por mucho que Tim deseara correr tras ella, no le había dejado ningún rastro. Lo único que había dejado atrás era un corazón roto, y Tim no tenía la menor idea de qué hacer con él.
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10 comentarios:
pobre Tim!!!!
gracias por subir otro capitulo!!
hay nooooooo!!!! no nos podes dejar asíííí! es muy fuerte! turra de Jayne la odiooooo! mira lo que hizo!! pobre Tim y Georgia =( ! Que genial este capítulo ahora estoy muy manijaa por el 23 ! ojalá que puedas subirlo pronto! besos
por qué?! por qué a Tim le tienen q pasar estas cosas?! no se lo merece :'( y todo por culpa de la loca de jayne Aaaah!!
quiero más :D!
saludos
eeehhh!!! otro capítulo!! ahh haha todavía no lo leo pero ya estoy super emocionada! Gracias, Lau! :3
por los comentarios me imagino que la maldita de Jayne hizo otra de las suyas... mmmm I hate her!!
OMG!! Me acabo de enterar que actualizaste..!! Gracias!
No lo puedo creer....pobre Tim!..otra vez se quedo con el corazoncito roto...Maldita Jayne!!!
Gracias por hacer reaparecer a Richard en la historia, jeje...Lo amo!..lastima que el tuvo que darle la mala noticia a Timmy.
Aaahh en espera con ancias el siguiente cap!
Saludos a todas! :D
qué mujer en su sano juicio deja a tim??????
saludos
jajajaja completamente de acuerdo con Rocío!!!!
que mujer en su sano juicio deja a Tim???
aaaaaaa POBRE TIM u.u dios, me duele verlo asi, aunqe sea en una historia, qe horror!!!!! Y todo por la culpa de la muy zorra de Jayne. coincido con rocio, no se qe mujer en su sano juicio dejaria a tim, pero ahora ya estoy tomandole bronca a georgia. es una cobarde! por que huir asi???? por que no primero lo hablo con Tim?? sabiendo lo zorra que es jayne, yo jamas le podria creer, seguro qe mintio sobre su embarazo. AAA fkdjgfkd es increible como estas historias cambian mi humor. estoy ente dolida y con bronca con todo lo qe le paso a tim, pobre y.y me tomo muy a pecho todas estas fics parece jajaja
me mori con tom y su De nada amigo! cuando tim le dijo gracias sarcasticamente jajaja mi amoor ♥
bueno lauu, gracias por hacerte un tiempito para escribir y subir otro capi, de mas esta decir que espero el 23 con muuuuuuuchas ansias! besotes!
aghhhhhhh!!!!!! como me haces sufrir, mujer!!! pobrecitoooooo....y que lindo Tommy no entendiendo que estaba siendo sarcástico con él, belloooo...grande, escritora, vamos, publica pronto!!! ;)
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